Desde hace 21 años la Asamblea de las Naciones Unidas proclamó el 6 de noviembre como el Día internacional para la prevención de la explotación del Medio Ambiente en la guerra y los conflictos armados, con la intención de proteger al medio ambiente en situaciones de riesgo.

Algo de lo que nunca se habla es de la víctima silenciosa y callada que es fruto de los conflictos bélicos: el medio ambiente.

Según datos de la ONU en los últimos 60 años casi la mitad de las confrontaciones armadas han estado relacionadas con la explotación de algún tipo de recurso natural, tanto por su valor, como por su escasez.

Cuando se agrede al medio ambiente, está en juego la supervivencia del hombre y de muchas especies.

Décadas de enfrentamientos en el mundo han llevado a la pérdida de ecosistemas y recursos naturales valiosos, como son altas tasas de deforestación, incendios, talas ilegales, cacería furtiva, cría de especies invasoras, daños en la infraestructura hídrica, por mencionar algunos ejemplos.

Dentro de la Agenda 2030 se tiene contemplado como objetivo por parte de la ONU trabajar en evitar las agresiones al medio ambiente en situaciones de conflicto, así como garantizar los medios de subsistencia y recursos naturales, justamente para prever conflictos.