No se puede subestimar la importante trascendencia que el maíz juega dentro de la cultura y vida de los mexicanos. Su gran diversidad de formas y usos ha permitido que su significado cultural haya ido creciendo con el tiempo, siendo parte fundamental de la cosmovisión de los diversos grupos étnicos de México, los que han sido también guardianes y protectores de la riqueza de las variedades de maíces nativos que se han preservado a través de la agricultura tradicional durante generaciones y generaciones.

Hemos sido llamados incluso “Gente de maíz” o “Pueblo del maíz” ya que no hay manera de que, en nuestra cotidianidad, no forme parte de nuestra alimentación, cultura, pensamiento religioso, etcétera.

Este importante cultivo ha estado presente en la vida cotidiana de los pueblos mesoamericanos, de hecho, antes de la conquista española, se poseía ya, un conocimiento amplio de sus propiedades, lo que permitía que lo aprovecharan de forma integral. 

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Granos, hojas, tallos y espigas; todas sus partes son utilizadas para un fin en específico, nada en esta maravillosa y espléndida planta se desperdicia. Las hojas por ejemplo son utilizadas para la envoltura de los tamales, para elaborar artesanías, así como materia prima para generación de abono, entre otros usos.

Es tan multifacético su uso, que incluso el olote, también conocido como “corazón de la mazorca, es utilizado para alimentar al ganado, para desgranar mazorcas, e incluso como herramienta para pulir madera.

El hongo que crece de él, conocido como huitlacoche es utilizado con fines alimenticios, lo que demuestra que todo en el cultivo del maíz es abundancia y un regalo para los mexicanos, que han sabido aprovechar desde tiempos prehispánicos sus bondades, generando lazos de enorme significado social.

Tampoco se puede negar que es un cultivo básico de la dieta mexicana, la diversidad de platillos que se elaboran es inmensa, parecieran no tener fin, pues podemos encontrarlo en elementos tan básicos de la gastronomía mexicana como son las tortillas, hasta en platillos de mayor elaboración como el pozole, los tamales, tlacoyos, quesadillas, chileatole o en bebidas como el atole, el tejate o el tejuino.

En la elaboración de postres no se queda atrás, pues el pan, la gelatina y el flan de elote son ampliamente conocidos por su delicioso y particular sabor.

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Si es botana lo que buscas, un elote asado, el clásico hervido preparado con mayonesa, queso y chilito en polvo o las ya clásicas palomitas de maíz no pueden faltar.

No importa en qué presentación lo disfrutemos más, te invitamos a que, en este Día Nacional del Maíz, fomentemos juntos su consumo y preservación, engrandeciendo también las bondades del campo mexicano.