Como todos sabemos, México es el centro de origen y diversidad del maíz. De acuerdo a la CONABIO, en América Latina se han contabilizado 220 razas de maíz, de las que 64 se han encontrado en nuestro país y de éstas, 59 se consideran nativas.

Dentro de estas razas nativas destaca una que se distingue de manera particular,  por su tipo de grano, esta es la llamada raza reventador, por la capacidad del grano para explotar y producir palomitas, lo que nosotros comúnmente llamamos: maíz palomero.

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A pesar de que las palomitas de maíz se ubican entre las botanas por excelencia en muchas regiones del mundo y de que la fuente de este fabuloso snack, proviene del mundo prehispánico; lo cierto es que en nuestro país, la producción comercial de maíz palomero se reduce cada vez más y de forma preocupante.

En esta situación y considerando que este 19 de enero se celebra el Día de las Palomitas de Maíz, queremos proporcionar algunos datos y hechos, que debemos tener presentes para recuperar e impulsar este maíz de especialidad, que tiene un gran potencial y un mercado que va en ascenso.

  • De acuerdo con la firma de investigación de mercado Allied Market Research, el valor del mercado de las palomitas de maíz en el mundo, durante 2020, alcanzó una cifra de 9 mil 800 millones de dólares estadounidenses, estimándose que para 2031 podría llegar a 18 mil 800 millones de dólares estadounidenses.
  • Conforme con la estadística histórica que ha registrado el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 1980 se observó la mayor producción de maíz palomero, consiguiéndose un total de 42,178 toneladas. A partir de este año, la producción se fue reduciendo, de tal forma que en 2019, último año con registro, el volumen generado fue de apenas 596 toneladas.
  • En términos de superficie cosechada, la tendencia ha sido similar. En 1980 se cosecharon 22,318 hectáreas, en tanto que para 2019, apenas se consignaron 222 hectáreas.
  • El estado de Tamaulipas ha sido el que de manera tradicional se ha dedicado a la generación de este maíz, siendo los municipios fronterizos de Camargo, Díaz Ordaz y Reynosa donde se ubicaban las zonas productoras.
  • En 2013, Guanajuato participó en la producción, con apenas 84 toneladas;  mientras que Aguascalientes, lo hizo durante el periodo de 2002 a 2004, con un volumen total de 316 toneladas.   
  • Se considera que para 2019, ha dejado de sembrarse prácticamente el maíz palomero en Tamaulipas por falta de rentabilidad; considerándose como las principales causas la variación climática, la sequía extrema, la poca reserva de semillas y los cuidados especiales que requiere para obtener un producto de calidad.
  • Es así que la demanda nacional es cubierta con importaciones. Tan sólo en 2015, el Ingeniero Agrónomo, Sergio Rojas Gómez, en su estudio sobre el maíz palomero, indicó que se importaron alrededor de 79,107 toneladas provenientes de EE.UU. y Argentina.
  • En 2008, el INIFAP aprobó un proyecto nacional de mejoramiento de maíz palomero, que ubicó su sede en el estado de Tamaulipas, lo que permitió generar una variedad de polinización libre de maíz palomero llamada V460P, la que ofrecía mayor rendimiento y rentabilidad.
  • Por otra parte, una de las razas más representativas de este tipo de maíz, es el nombrado maíz palomero toluqueño, la que en tiempos pasados tuvo una importante presencia en la zona centro del país, pero que a decir de algunos especialistas, se encuentra actualmente en peligro de extinción al reducirse su cultivo.
  • Por fortuna, como lo ha registrado el trabajo Semillas de Vida: agricultura, conocimiento tradicional y recursos naturales en México, en la comunidad mazahua de Chotejé, Estado de México, se cultivan cinco variedades de maíz: blanco, pinto, rosado, negro -aptos para la nixtamalización-, así como el palomero toluqueño, que se utiliza para consumirlo como palomitas, pero también como ornamento en sus fiestas.

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La primera evidencia de cierto maíz palomero primitivo se remonta al año 2700 a.C., en las cuevas de Coxcatlán,  en el Valle de Tehuacán, Puebla, de donde probablemente se difundió al territorio nacional. Su uso y consumo forma parte de la cultura gastronómica que ha definido a este país.

Recuperar, valorizar e impulsar al maíz palomero, como un maíz de especialidad es una tarea que debemos comenzar. No sólo por el acceso a nuevos mercados y con ello a mejores condiciones de vida para los productores, sino también, por la biodiversidad que representa, y sobre todo, por los elementos cosmogónicos, tradiciones y estilos de vida que encarna este maíz para muchas comunidades, lo que ha permitido que lo sigan cultivando, aunque no sea de manera comercial.