La participación de las mujeres rurales es fundamental en todas las economías del mundo, pero sobre todo, juegan un papel relevante en los países en desarrollo, ya que contribuyen de manera significativa en el incremento de la productividad agrícola, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.

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Tal como lo han externado diversos organismos internacionales, las mujeres rurales del mundo dependen en gran medida de los recursos naturales y de la actividad agrícola para subsistir; representan alrededor de una cuarta parte del total de la población mundial; en las naciones en desarrollo representan alrededor de 43% de la mano de obra agrícola, por lo que en su labor recae la obligación de producir, procesar y preparar una importante parte de los alimentos disponibles en todo el orbe.

En nuestro país, la intervención de las mujeres rurales tiene también una singular importancia, es por eso que hoy que celebramos el Día Internacional de las Mujeres Rurales, te presentamos algunos datos estadísticos que nos permiten dimensionar la función primordial que tienen, pero además, para que pugnemos en todos los ámbitos, por acciones que eliminen las brechas que todavía enfrentan.

  • En México viven 66.4 millones de mujeres, de las que 52.4 millones –que representan 78.9%– viven en localidades urbanas.
  • Esto significa, que el universo de mujeres rurales en nuestro país es de 14 millones, que equivalen al 21.1% del total.
  • Si consideramos la composición de las mujeres rurales en nuestro país, por grupo de edad encontramos que dos terceras partes (66%) se concentran en el grupo de 14 a 64 años; 24.4% corresponde al grupo de 0 a 13 años; 9.5% al sector de adultos mayores (65 años en adelante); en tanto que 0.1% está dentro del rubro no especificado.
  • Las mujeres indígenas rurales representan un importante sector. Se considera que de la población hablante de lengua indígena, las mujeres representaron poco más de la mitad (51.4%), y de éstas, 60.2% habita en localidades rurales (algo así como 2.3 millones de mujeres).
  • De acuerdo a su nivel de escolaridad es posible observar que 33.9% se ubica en la educación primaria; 30.5% en secundaria; 16.9% en educación media superior; 6% en educación superior; 12.3% sin escolaridad; en tanto que 0.4% corresponde a preescolar.
  • En 2020, se estimó que 8.6 millones de mujeres rurales vivían en pobreza.
  • De igual forma se considera que 8 de cada 10 mujeres mexicanas del medio rural tienen acceso a la atención de la salud.
  • Se calcula que 15.9% de los jefes de hogar que cuentan con un negocio agropecuario y pesquero son mujeres, mismas que registran un ingreso promedio mensual de aproximadamente 8 mil 515 pesos.
  • En el caso del estatus de derecho de la propiedad social que tienen a su cargo las mujeres rurales, se advierte que casi dos terceras partes (61.8%) se agrupan en el sector de ejidatarias; 19.4% en el de comuneras; 14.6% en el de posesionarias; al tiempo que 4.2% se consideran como avecindadas.
  • En términos de empleo, se subraya que 938 mil mujeres trabajan en el sector primario, de las que 83.9% se dedica a la agricultura; 13.3% a la ganadería; 1.1% a la pesca; y 1.7% a otras actividades.
  • De las mujeres rurales ocupadas en actividades agropecuarias y pesqueras, se considera que 96.7%, además de su actividad laboral, realiza toda una serie de actividades extras, entre las que se incluyen quehaceres domésticos, cuidado a otra persona del hogar, el acarreo de leña y agua para el hogar, trabajo comunitario, asistir a la escuela y tareas de mantenimiento de la vivienda.

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Trabajar en un enfoque de género para el mundo rural nos permitirá entender los vínculos existentes entre la pobreza, la seguridad alimentaria y nutricional y los sistemas de protección social que requieren con celeridad las mujeres.

Adoptar una perspectiva integral para abordar las brechas que experimentan en el ejercicio de su labor y sus derechos, conlleva a comprender la naturaleza de la desigualdad que enfrentan, pero también a diseñar e impulsar políticas, programas y proyectos orientados a dar respuesta a los requerimientos y necesidades de las mujeres rurales.