Los insectos descortezadores (Dendroctonus spp) fueron beneficiados por el cambio climático pues sus poblaciones aumentaron en los últimos años.

Los descortezadores adultos y sus larvas se alimentan de la parte del tronco que transporta alimento a todo el árbol, las agujas (hojas) de los árboles se tornan amarillas y se caen. Muchos pueden morir en una estación y sus ramas se convierten en un peligro de incendios al ser combustibles potenciales. Son seres diminutos y su densidad poblacional es difícil de identificar… hasta ahora.

Un total de ocho instituciones de educación superior del país y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) realizan por primera vez un estudio para facilitar la detección del insecto descortezador y definir prácticas para el manejo de áreas forestales afectadas por esta plaga.

Con una inversión de 14 millones 158 mil pesos, la investigación contempla la creación de un Sistema de Información Geográfica (SIG) sobre sitios de mayor y menor incidencia del ataque de insectos descortezadores y las condiciones climáticas que pueden promover el avance de la plaga.

El protocolo de esta investigación señala que el incremento poblacional de insectos descortezadores presenta impactos directos en el ámbito ecológico económico y cultural, aumentando la mortalidad del arbolado, disminuyendo la cobertura vegetal y reduciendo la capacidad de servicios ambientales ofrecidos por estos ecosistemas.

Se prevé el establecimiento de prácticas para el manejo de áreas forestales afectadas que darán herramientas a las comunidades y a dependencias gubernamentales para establecer oportunamente actividades de manejo, restauración y conservación de las mismas.

Este proyecto está financiado por el Fondo Sectorial para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación Tecnológica Forestal, integrado por la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y el Consejo Nacional para la Ciencia y Tecnología, (CONACYT). Víctor Hugo Cambrón Sandoval, investigador de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro, es quien encabeza esta investigación.

El estudio, que comenzó en 2014, se desarrolla en Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Durango, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Estado de México, Oaxaca, Nuevo León y Querétaro; los resultados se entregarán en 2017.

De acuerdo con los especialistas los resultados podrán ser replicados y adecuados para el manejo de otras especies vegetales.