La fertilidad del suelo se puede potencializar por medio de fertilizantes orgánicos e inorgánicos, los orgánicos comúnmente llamados abonos, están formados naturalmente por vía animal o por vía vegetal, los conocemos como materia orgánica, contribuyen a la fertilidad del suelo y se pueden agregar como compostas, residuos de cosecha, bocashi, ceniza, estiércol, etc., favorecen el desarrollo de hongos y bacterias que son benéficos y responsables de descomponer los residuos de las plantas, son de muy lenta liberación, no pueden ser utilizados con rapidez por la planta porque tienen que ser descompuestos.

Los fertilizantes inorgánicos son aquellos que son elaborados por el hombre en fábricas, los principales que se generan son nitrógeno, fósforo y potasio, como son la urea, el sulfato de amonio, fosfato diamónico, etc. su principal ventaja de los fertilizantes químicos es que son degradados y rápidamente cubre las necesidades de la planta de una manera más rápida y exitosa.

La urea es un fertilizante que los productores buscan más debido a que tiene una alta concentración del 46 por ciento de nitrógeno, el fosfato diamónico es una de las fuentes más importantes para agregar fósforo al suelo, es de los más concentrados ya que tiene 18 por ciento de nitrógeno y un 46 por ciento de fósforo, lo cual facilita mucho la transportación, almacenamiento y la aplicación al suelo, son utilizados en el crecimiento y desarrollo de la planta.

El precio de fertilizante de síntesis química en los últimos años se ha encarecido, por lo cual el gobierno busca alternativas para mantener la fertilidad y en consecuencia mejorar la productividad en el campo, el  Programa de Fertilizantes para el Bienestar, tiene como finalidad apoyar a los productores de pequeña escala de cultivos de maíz y frijol que estén dentro del padrón, lo cual permitirá mejorar la fertilización.

En el estado de Hidalgo se sembraron en el 2022 en primavera-verano y otoño-invierno, alrededor de 4,657 hectáreas de frijol, los cuales corresponden al 71 por ciento temporal y 29 por ciento de riego, con respecto al cultivo de maíz  se sembraron en este mismo ciclo 177,795 hectáreas correspondiendo al 72 por ciento en temporal y al 28 por ciento en riego.