El 27 de agosto de 1976 la Penitenciaria del Distrito Federal cerró sus puertas. Esta cárcel, conocida comúnmente como Palacio de Lecumberri debido a que el dueño de los terrenos donde se construyó se apellidaba así, también llegó a nombrarse como el Palacio Negro, por su historia de maltratos e injusticia.

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Lecumberri fue inaugurada por Porfirio Díaz en septiembre de 1900 y en ese momento se le consideró la prisión más segura y moderna de América Latina. Su capacidad programada era para 700 hombres y 80 mujeres; sin embargo, con el tiempo se sobrepobló. Hacia el final de sus días, la habitaron aproximadamente tres mil 500 personas.

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La clausura de la Penitenciaria se originó a partir del decretó de la Ley de Normas Mínimas para el Tratamiento de los Presos, promulgada en 1971 por el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez. Dicha normatividad propugnaba la readaptación de los reos, además se favorecía la prevención de los delitos, la reforma, la educación, el esparcimiento, el trabajo, la cultura y la reincorporación social de quienes delinquían.

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Otro elemento que se tomó en consideración para el cierre definitivo, además del legislativo y de las condiciones físicas del inmueble, fue la “impresionante fuga” de ese penal de una banda de narcotraficantes, ocurrida el 26 de abril de 1976. A la mañana siguiente se comenzó a divulgar la noticia de que “cuatro famosos narcotraficantes se habían fugado de Lecumberri”. Ellos eran: Alberto Sicilia Falcón, José Egozzi Béjar, Roberto Hernández Rubí y Luis Zúccoli Bravo, quienes huyeron del edificio por un túnel de más de 30 metros de longitud.

Estos delincuentes fueron reaprehendidos cuatro días después, el 30 de abril. Ese mismo día se designó al que sería el último director de esta cárcel, Sergio García Ramírez, quien puso en marcha una serie de mejoras dentro de Lecumberri, por ejemplo: eliminó el cobro por la “fajina”, comida y visitas; permitió el esparcimiento y las visitas conyugales, y cerró el temible “Apando”.

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A partir del primero de agosto de 1976 Lecumberri inició su desocupación, el 25 de agosto de ese año salieron los últimos internos. La noche del 27 de agosto, García Ramírez declaró clausurada la tristemente célebre Penitenciaria del Distrito Federal.

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El destino de Lecumberri fue motivo de diversas especulaciones: algunos pidieron que el edificio se demoliera “por las malas vibras”, otros que se conservara por su valor histórico. Uno de los proyectos que más resonancia encontró en los periódicos el Excélsior y El Nacional fue la creación de la Alameda Oriente y un centro de desarrollo de la comunidad del Instituto Nacional para la Infancia (INPI), idea que nunca fructificó.

En mayo de 1977 se determinó, gracias a la visión de Jesús Reyes Heroles, entonces secretario de Gobernación, que el Palacio Negro se convirtiera en la nueva sede del Archivo General de la Nación (AGN). Seis años después, el 27 de agosto de 1982, inició sus labores como sede depositaria de la memoria histórica de México.

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¡Ven! Visita la biblioteca Ignacio Cubas del Archivo General de la Nación, donde puedes consultar los periódicos El Nacional y El Excélsior, entre otras publicaciones, y conocer a detalle el tratamiento noticioso que se le dio al cierre del Palacio de Lecumberri.

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