La crisis energética en años recientes en Europa y Estados Unidos ha llevado a que algunos gobiernos en el mundo decidan controlar la generación de energía a través de distintos mecanismos. Estados como el canadiense, el noruego o el francés participan hasta en un 50% como mínimo, a través de sus empresas públicas, en la producción de energía eléctrica, según datos de la OCDE. 

Para evitar que se den dichas crisis producto de la desregulación de los mercados de energía y para asegurar la seguridad energética de la nación, como primeros pasos, este gobierno anunció el 4 de abril del presente año la adquisición de 13 centrales eléctricas pertenecientes a la empresa privada española Iberdrola. Las centrales tienen una vida útil de aproximadamente 28 años y en el tiempo en el que han estado operando sólo lo han hecho al 40% de su capacidad por lo que se espera que aumente en un futuro. Actualmente, la CFE genera el 39.6% de toda la energía del país y se espera que con las nuevas plantas adquiridas crezca hasta en un 55.5%. Adicionalmente, el presidente anunció la rehabilitación de plantas ya existentes y la construcción de nuevas instalaciones con lo que en el futuro podrá generar el 65% de toda la energía eléctrica de México. 

Se acordó la compra a través de la firma de un memorándum de entendimiento con el fondo Mexico Infrastructure Partners (MIP) para que el Fondo Nacional de Infraestructura, que depende del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras), sea el vehículo especial para refinanciar la operación.