Los maíces nativos son parte del patrimonio biocultural que México, además de formar parte del sustento de miles de familias que viven en la ruralidad. Su conservación y uso de las variedades existentes de este grano nativo favorece la seguridad alimentaria de las zonas rurales del país, ya que sus usos para la alimentación en ellas son muy específicos y, así como en las localidades urbanas, el maíz es la base de la alimentación de las y los habitantes.

El maíz nativo por su diversidad en formas y usos, así como importancia histórica y cultural; resulta ser accesible física, social y económicamente para la población mexicana, debido a que se produce en los 32 estados de la república, desde zonas tórridas con escasa precipitación, regiones templadas, en las faldas de las altas montañas, en ambientes muy cálidos y húmedos, en escaso suelo, en pronunciadas laderas o en amplios valles fértiles.

“Para los mayas y los aztecas el maíz era un elemento muy importante dentro de sus festividades y, por lo tanto, de su cosmovisión.” Los herederos del maíz.

Las y los agricultores mexicanos mediante su conocimiento y habilidad, han logrado adaptar y mantener una extensa diversidad de maíces nativos, actualmente, según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) de las razas descritas en América Latina el 29 por ciento (64) se han identificado para México, donde el 92 por ciento (59) se pueden considerar nativas.

Los maíces nativos se han conservado por la práctica de selección de semillas que realizan los agricultores año con año, su importancia radica en que tienen un gran potencial para brindar información útil que contribuye a enfrentar el cambio climático y a mantener e impulsar la seguridad alimentaria del país.

¿Quieres saber más de los maíces nativos? Te invitamos a consultar “Los Herederos del Maíz” de Amisadai Rosado Ortega y Bruno Alejandro Villasante Serrano. Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas. 2021. https://goo.su/uYL8OQ