Ciudadano ENRIQUE PEÑA NIETO, Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
Diputado JOSÉ DE JESÚS ZAMBRANO GRIJALVA, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Senador ARTURO ZAMORA JIMÉNEZ, Vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores y representante del Presidente de la Mesa Directiva de dicha cámara.
Doctor JAVIER LAYNEZ POTISEK, Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y representante del Presidente de la Suprema Corte.
Almirante VIDAL FRANCISCO SOBERÓN SANZ, Secretario de Marina.
Señores del Gabinete Legal y ampliado; funcionarios del Gobierno de la República.
Doctor MIGUEL ÁNGEL MANCERA ESPINOSA, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Ingeniera BERTHA XÓCHITL GÁLVEZ RUIZ, titular de la Delegación Miguel Hidalgo.
Distinguidos exdirectores del Heroico Colegio Militar.
Invitados especiales.
Señoras y señores; apreciables familias que nos honran con su presencia.
Muy respetables Generales en situación de retiro.
Señores Almirantes y Generales; Capitanes y Jefes, Oficiales, Marinería y Tropa.
Jóvenes cadetes, jóvenes estudiantes;
Representantes de los medios de comunicación;
En la vida de las naciones acontecen proezas que marcan su devenir; sucesos ejemplares, protagonizados por mujeres y hombres que con dignidad, trazan rumbo… dan destino… forjan grandeza.
Distinguido auditorio:
La historia del Colegio Militar (fundado en octubre de 1823 para formar profesionalmente a los oficiales del nuevo Ejército del México independiente) esta teñida esta historia de hechos de honor; de epopeyas gloriosas; de actos sublimes de lealtad, colmados de valor y abnegación, que han quedado demostrados por los cadetes en múltiples ocasiones.
En su primera prueba de lealtad, que llegó en 1828, cuando se negaron enérgicamente a participar en el llamado motín de la acordada, defendiendo a la institución presidencial representada por GUADALUPE VICTORIA.
En su participación durante la rebelión federalista de 1840, en defensa del Presidente ANASTASIO BUSTAMANTE, combatiendo en las calles de la capital y en la sangre derramada por el cadete juan rico, quien cayó en defensa de las instituciones.
En la máxima gesta heroica del Colegio en 1847, consumada por los niños héroes que defendieron con gallardía y coraje, este castillo y la soberanía nacional.
En la participación voluntaria y decidida de sus cadetes, durante la rebelión de la ciudadela de 1871, en defensa del gobierno del Presidente BENITO JUÁREZ y la República restaurada.
Al escoltar al Presidente FRANCISCO I. Madero en 1913, de este castillo al palacio nacional, durante la sublevación orquestada para derrocar a su gobierno; hecho que hoy nos convoca y se conoce como la marcha de la lealtad; y
El evento conocido como la “Columna de la Legalidad” de 1920, en el que nuevamente, cadetes de este heroico plantel escoltaron y defendieron a su Presidente, el Ciudadano VENUSTIANO CARRANZA en su trayecto hacia Veracruz.
El denominador común de estas proezas históricas, fue la manifiesta lealtad de sus alumnos a las instituciones que legalmente se habían dado los mexicanos y de manera fundamental a la investidura presidencial.
Me permito reiterar, hoy nos reunimos en este recinto para conmemorar uno de estos emblemáticos episodios; el más ejemplar y trascendental para la naciente democracia mexicana, de los albores del siglo pasado, que contribuyó a forjar el futuro de la nación, como hoy la conocemos.
De este hecho valiente surgiría el pensamiento ideológico, ético y moral, de todo militar: ¡la lealtad institucional!... valor supremo que traza el sendero de la vocación y filosofía castrenses.
De aquí (de este baluarte) una mañana hace 103 años, el Presidente MADERO arengo a los cadetes para escoltarlo a palacio nacional y cito textualmente:
“…Jóvenes cadetes: unos cuantos malos mexicanos, militares y civiles se han sublevado esta madrugada contra mi gobierno. 
En estos momentos la situación ha sido dominada por el pundonoroso General LAURO VILLAR, Comandante de la Guarnición, y el Palacio Nacional está en poder de las tropas leales.
Ustedes, herederos de las puras y nobles tradiciones de lealtad a las instituciones legalmente constituidas, van a escoltarme, en columna de honor, hasta el palacio nacional, para demostrar al pueblo capitalino, que hemos triunfado derrotando a los infidentes y desleales…” fin de la cita.
Este acto de honor y de lealtad quedó plasmado en las páginas de oro de la historia patria; ejemplo de pundonor y patriotismo para las generaciones venideras.
De estos emblemáticos hechos y otros más, surgirían los valores axiológicos de las actuales fuerzas armadas; instituciones:
Leales, forjadas con solidez en estructura, valores y entereza; 
Leales, esculpidas con profesionalismo y adheridas a la legalidad por formación, por convicción y para el actuar diario; 
Leales, cinceladas con honor y compromiso perennes para México;
Leales, sólidas y cohesionadas.
De ahí, la importancia de conmemorar año tras año la marcha de la lealtad, en este majestuoso alcázar, ante el titular del Poder Ejecutivo Federal. 
Hoy, México cuenta con instituciones depositarias de las armas nacionales que la sociedad les ha confiado, cuyo principal patrimonio (sin duda) es su lealtad con honor.
Patrimonio heredado y transmitido de generación en generación a través del ejemplo, el liderazgo y la enseñanza.
Patrimonio más fuerte que cualquier arma; más convincente que cualquier dogma; impulso que ha movido voluntades de miles de soldados por más de 100 años, para contribuir en la construcción y consolidación de nuestra nación y de sus instituciones.
Patrimonio que nos motiva (incluso más allá de nuestras fronteras) a respaldar e impulsar las grandes metas nacionales del Gobierno de la República, a través de las reformas estructurales, concretadas con la voluntad de los mexicanos.
Determinación manifestada por las principales fuerzas políticas del país, por el congreso de la unión y por las legislaturas locales, y que hoy son Ley y que confiamos, llevarán a nuestro país a ser una de las naciones más vigorosas y justas del orbe, tareas en la que todos, sin excepción, estamos comprometidos.
Señor Presidente:
Las mujeres y hombres de armas de mar, tierra y aire (como se suscitara hace más de una centuria en este castillo) refrendamos al pueblo de México y a sus instituciones nuestra lealtad incondicional, nuestra lealtad con honor.
¡Sin reservas… sin desviaciones… y sin titubeos!
Lealtad irrenunciable e inquebrantable… absoluta e inalterable.
Lealtad que se refrenda año con año en jóvenes mexicanos que abrazan la carrera de las armas, como los que hoy enmarcan esta ceremonia.
Lealtad impregnada con el valor y la abnegación de todos aquellos soldados de la patria que ─sin esperar nada a cambio─  ofrecieron el máximo sacrificio en aras de un mejor porvenir.
¡A ellos y a todos los mexicanos ejemplares que han ofrendado su vida por México, nuestro total reconocimiento y admiración!
¡Por todo ello y mucho más, el México de hoy, no podría entenderse sin la lealtad de sus soldados, enmarcada en el honor!
Compañeros de armas:
Las Fuerzas Armadas de México, son referente de constante desarrollo institucional y de apego a la democracia; han respaldado la forma de gobierno que nos hemos dado a lo largo de nuestro devenir; esa relación entre historia, pueblo, democracia y fuerzas armadas, es uno de los principales soportes de la patria.
Respondemos a la autoridad civil que los mexicanos hemos elegido democráticamente; acatamos estrictamente la ley fundamental del país y las que de ella emanan; nos regimos por las leyes federales y del orden común, y las especializadas de la jurisdicción militar.
Ante actos de militares que vulneren el respeto de los derechos humanos, de las normas jurídicas, de la moral o de la disciplina, la justicia procederá legalmente con rigor y contundencia.
Tengamos presente, que somos privilegiados de formar parte de las Fuerzas Armadas que están al servicio de nuestra gran nación… ¡estemos orgullosos de ello! 
Con nuestro actuar diario, continuemos preservándonos como pilar coadyuvante de la seguridad interior y de la defensa exterior, en los términos que fija la ley.
Sigamos el ejemplo de honor que nos dieron los cadetes del Colegio Militar, conduciéndonos con estricto apego al orden jurídico y al respeto de las personas.
Recuerden: los mexicanos esperan mucho de nosotros y nos otorgan su plena confianza… no los defraudemos.
Son ellos (los mexicanos) el centro de nuestro empeño, mantengámonos con indeclinable voluntad y constancia en toda tarea; con decisión y prestancia en cualquier situación; con eficiencia y disciplina en cada acción.
Continuemos profesando hoy y siempre, lealtad con honor.
 
Muchas gracias.