Dr. José Narro hablando desde el podium.

Buenas tardes tengan todas y todos ustedes.

Señor Presidente constitucional de los Estado Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto, señor Rector de nuestra Universidad, señor gobernador de Campeche, señor director del Instituto Politécnico Nacional, señores directores de las instituciones de Salud de nuestro país.

Muy querida doctora Mercedes Juan, señor secretario de la FSTSE, señores representantes de los trabajadores. Señoras y señores secretarios de los servicios estatales de Salud, muchas gracias por acompañarnos.

Señor Presidente de la Cruz Roja Mexicana, señora y señores ex secretarios de salud que están con nosotros y a todo este distinguido auditorio, que, si saludara a todo el mundo que conozco, Presidente, seguramente nos tomaríamos tanto tiempo, que usted me pediría la renuncia y no lo voy a hacer, en consecuencia, simplemente por salvaguardar mi empleo.

Sean todas y todos ustedes bienvenidos a la Casa de la Salud de México, a esta sede histórica y emblemática de la Secretaría del ramo. Hoy es un día especial. Lo es, porque hace siete décadas y media iniciaba una nueva época en la historia de la salud de México. Una generación de extraordinarios trabajadores, de dirigentes con visión de estadista, comenzaban una nueva ruta, un camino que, como el del verso, se hacía al andar. La imaginación era su brújula y la pasión el motor que los conducía. Su gran compromiso: la salud del pueblo, en particular la de los más necesitados.

Desde entonces, muchas cosas han pasado. En México somos muchos más, vivimos más años y hay más calidad de vida. Casi todos los indicadores que se utilizan, reflejan una transformación de fondo y favorable. La salud, la educación, el ingreso, el empleo, la disponibilidad de servicios básicos, las condiciones de la vivienda y las posibilidades de comunicación, junto con muchos otros capítulos de la vida personal y colectiva, dan cuenta puntual de los adelantos.

Es verdad que quedan muchos pendientes, es cierto que persisten condiciones que a todos nos lastiman. No es posible desconocer que la desigualdad y la injusticia mortifican la vida de muchos hogares en el país. Y, sin embargo, tampoco se pueden ocultar los avances registrados. Es cierto que no todo está bien, pero también que hoy, México es mejor y mucho más fuerte.

Nos hemos reunido para recordar una efeméride, para festejar los 75 años de la entonces Secretaría de Salubridad y Asistencia, organizada a partir del decreto del Presidente Manuel Ávila Camacho, publicado el 18 de octubre de 1943 y cuyo primer titular fuera el doctor Gustavo Baz Prada. También estamos aquí para rendir un homenaje a todos los que han hecho posible la actualización y el fortalecimiento de esta gran institución rectora del Sistema Nacional de Salud.

Aquí está reunido un grupo de trabajadores de la Secretaría y otros del resto de las instituciones. Celebramos juntos con un homenaje a algunos colegas. La develación de cuatro bustos, la entrega del Reconocimiento al Mérito Médico, la cancelación del timbre postal conmemorativo, y la entrega de las medallas y los diplomas a los 32 trabajadores destacados por su trabajo excepcional, esto constituye la forma de reconocer a nuestros compañeros. Felicidades a todos, en especial a los doctores Mercedes Juan y Enrique Graue.

El progreso de la nación y el compromiso y capacidad de los trabajadores de la salud, especialmente los de las instituciones públicas, han sido en buena parte responsables del cambio del perfil demográfico y epidemiológico de nuestro país. Permítanme recordar que pasamos de tener en aquellos años, una población eminentemente rural de 20 millones de habitantes, para alcanzar ahora 125 millones, la mayoría viviendo en núcleos urbanos, cuando no, en las grandes metrópolis.

En 1940 uno de cada dos habitantes de 15 años o más no sabía leer ni escribir y ahora sólo tenemos esa triste condición en cinco de cada cien.

La población muere mucho menos a causa de las enfermedades transmisibles y parasitarias y algunas enfermedades de aquella época se han eliminado, como la poliomielitis, el sarampión, la rubéola y la oncocercosis, o al menos controlado como la difteria, el tétanos, la tos ferina o el tracoma. La mortalidad infantil y la muerte materna han disminuido noventa por ciento o más y la infraestructura y programas de salud no tienen punto de comparación.

Esta es, por otra parte, una buena oportunidad para reiterar algo que frecuentemente señalo: ¡México es un país grande y con grandeza! Lo es por el tamaño de su población y economía, por la extensión geográfica y el capital natural que acumulamos. Por otro lado, la grandeza de México deriva de la cultura y la historia que tenemos, de la existencia de instituciones que nos cohesionan y que han posibilitado nuestro desarrollo.

La salud es pródiga en aportes en este sentido. El Hospital de Jesús cumplirá 500 años de existencia el año que concluye el próximo gobierno. El Hospital Civil de Guadalajara tiene más de 225 años de servicio ininterrumpido. El Consejo de Salubridad General celebró recientemente 175 años de existencia y el Patrimonio de la Beneficencia Pública 157. Por su parte, los hospitales Juárez y General de México tienen 171 y 113 años de vida y de servicio, en tanto que la actual Escuela Militar de Medicina tiene más de un siglo de vida, el DIF con antecedentes cercanos a 90 años y los servicios de PEMEX con ochenta, el IMSS celebró 75 años y el ISSSTE pronto cumplirá sus primeras seis décadas de vida, la educación en enfermería naval se acerca ya al medio siglo.

Es por eso que todos tenemos la obligación de cuidar y fortalecer a las instituciones. Ellas no surgen de la nada ni se desarrollan en el corto plazo, además de que sus trayectorias no se improvisan ni se pueden inventar. Por ello, me apoyo en la sabiduría de Don Jesús Reyes Heroles cuando, hace poco menos de medio siglo señaló y cito: "Defenderemos celosamente las instituciones nacionales, pues con ellas podemos cambiar cuanto sea necesario cambiar, y conservar lo que debemos conservar... Coincidiendo en lo fundamental, podemos discutir y hasta cuestionar todo lo demás y darle distintas opciones a quien tiene que decidir: el pueblo. Con las instituciones, todo, incluso su cambio; contra ellas, nada". Fin de la cita.

Señor Presidente, al acercarse el término de su mandato, conviene asegurar que usted entrega un país en mejores condiciones respecto del que recibió. Los datos sirven para fortalecer el argumento. La salud de la economía y de las finanzas públicas, el crecimiento del empleo y de la inversión extranjera directa, el aumento del turismo internacional y de la capacidad exportadora en materia agroalimentaria, la disminución de la pobreza extrema, entre muchas otras, documentan lo que se señala.

En el caso de la salud, también se registran avances significativos. El crecimiento de la cobertura, la disminución de la mortalidad infantil y de la muerte materna, la baja en el número de nacimientos entre niñas y adolescentes, la desaceleración del incremento de la prevalencia de la diabetes, la ampliación de la vacunación, el descenso en la transmisión madre-hijo del VIH-SIDA y en el número de casos de dengue, la mayor existencia de medicamentos en el mercado nacional, los ahorros derivados de las compras consolidadas, el aumento de la infraestructura de salud, la mejoría en la normatividad para el control de los recursos del Seguro Popular que se envían a los estados y la oportuna respuesta a las emergencias derivadas de los desastres naturales, son solo algunos de los campos en los que se avanzó de forma sustancial.

Los trabajadores de la salud cumplieron satisfactoriamente la encomienda. A todos ellos, a ustedes, muchas gracias por el esfuerzo realizado. Son parte del orgullo que tenemos en el sector. A los titulares de las otras instituciones, mi agradecimiento por su disposición para actuar de forma coordinada.

Señor Presidente:

Gobernar es guiar y dirigir, pero también cuidar, componer y obedecer. Significa tomar decisiones, implica actuar con determinación y pensar en los que más requieren. Demanda, entre muchas otras, de pasión, entrega, congruencia y capacidad.

Gracias Presidente, muchas gracias por así haberlo hecho, gracias también por la oportunidad que me brindó de culminar la tarea que inicialmente encargó a la doctora Mercedes Juan aquí presente. Para mis colaboradores, mi respeto y gratitud más sinceros. A la Señora Angélica Rivera de Peña mi reconocimiento por la tarea discreta y efectiva, al igual que por la confianza que me dispensó.

En la historia, la filosofía y la literatura encontramos numerosos ejemplos de lo erróneo que es empeñarse en “extinguir la memoria de lo antiguo”. Este acto es una muestra de que en salud en general esto no ha aplicado. Reconocemos el trabajo de otras generaciones que hicieron lo que hoy hemos alcanzado.

Nuestra labor ha consistido en sembrar para el futuro y en cosechar lo de los otros; en preparar el terreno para una mayor fertilidad; en cumplir el compromiso.

A otros tocará hacer el balance de los resultados. A mí me corresponde asegurar que miles y miles de mis compañeras y compañeros de trabajo se esforzaron sistemáticamente por ayudar, acompañar y consolar; por prevenir la enfermedad y recuperar la salud perdida; por cumplir su vocación y servir a los demás.

Ese ha sido, y seguirá siendo, el signo y sino de nuestras profesiones.

Muchas gracias.

Versión Estenográfica de las palabras del Presidente de la República Enrique Peña Nieto

México cuenta hoy con mejor infraestructura médica, mayor cobertura de padecimientos y los programas sociales más amplios de la historia

www.gob.mx/salud/75aniversario

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