Las cifras de sobrepeso y obesidad se han incrementado de manera notable en las últimas décadas, alcanzando proporciones epidémicas y se han convertido en un problema de salud pública a nivel mundial.
La obesidad representa uno de los mayores desafíos en salud debido a que es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
La obesidad está considerada como una enfermedad multifactorial caracterizada por la acumulación anormal de grasa corporal que puede ocasionar daños a la salud. Esta condición se presenta, generalmente, por un desequilibrio energético; es decir, un consumo excesivo de calorías con relación a las calorías gastadas, que interactúa con factores económicos, sociales, culturales y ambientales.
Sin embargo, los entornos favorables que faciliten la elección de alimentos saludables y la práctica habitual de actividad física, pueden prevenir el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades relacionadas.

“Desde 1975, las cifras de obesidad en el mundo casi se han triplicado”

De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad casi se ha triplicado desde 1975 y mueren cada año, al menos, 2.8 millones de personas debido al sobrepeso o a la obesidad.
En el año 2016, a nivel mundial, más de 1,900 millones de adultos, más de 340 millones de niños y adolescentes (entre 5 y 19 años) y 41 millones menores de 5 años tenían sobrepeso u obesidad.
Actualmente la obesidad tiene una prevalencia alta no sólo en los países de ingresos altos, sino también en aquellos con ingresos bajos y medianos; a nivel mundial, la mortalidad derivada de esta condición es mayor que aquella debida a la insuficiencia ponderal.

De acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino (ENSANUT MC) 2016, la prevalencia conjunta de sobrepeso y obesidad en la población mexicana es de:

  •  33.2% en niños entre 5 y 11 años
  •  36.3% en adolescentes entre 12 y 19 años
  •  72.5% en adultos a partir de los 20 años

Derivado de lo anterior se puede afirmar que, en México, 7 de cada 10 adultos presentan sobrepeso u obesidad, así como 1 de cada 3 niños y adolescentes.

¿QUÉ ES EL SOBREPESO Y LA OBESIDAD?

La OMS define al sobrepeso y la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Sin embargo, es necesario realizar algunas especificaciones:

  •  El sobrepeso y la obesidad no son iguales; el sobrepeso se refiere a tener un exceso de peso y la obesidad se caracteriza por tener un exceso de grasa.
  •  El sobrepeso puede ser por un exceso de músculo, de agua o de grasa y, cuando es por esta última, se considera como una condición de riesgo para desarrollar obesidad.
  •  La obesidad siempre es por un exceso de grasa y es un factor de riesgo para desarrollar enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y algunos tipos de cáncer (mama, endometrio, colon y próstata), entre otras.

Tanto el sobrepeso como la obesidad se presentan, generalmente, por un desequilibrio energético, es decir, por consumir más calorías de las que el cuerpo necesita durante un tiempo prolongado; esto es por comer y beber en exceso y/o por no realizar actividad física suficiente.

PREVENCIÓN
La prevención del sobrepeso y de la obesidad tiene 2 componentes fundamentales: alimentación y actividad física.

Alimentación
Una alimentación correcta se refiere a los hábitos alimentarios que previenen el desarrollo de enfermedades y satisfacen las necesidades específicas de los individuos de acuerdo con su etapa de vida; es decir, promueven el crecimiento y desarrollo adecuados en niños y adolescentes y permiten alcanzar o mantener un peso adecuado en los adultos.

Algunas recomendaciones para integrar una alimentación correcta incluyen:

  1.  Establecer horarios para realizar 3 comidas principales y 2 colaciones.
  2.  Incluir, por lo menos, un alimento de cada uno de los 3 grupos de alimentos en cada una de las comidas, variando los alimentos y las formas de su preparación.
  3.  Comer abundantes verduras y frutas, de preferencia crudas y con cáscara en la medida de lo posible, dando preferencia a las regionales y de temporada.
  4.  Combinar cereales (maíz, arroz, trigo, centeno, avena, amaranto, cebada) con leguminosas (frijol, haba, lenteja, garbanzo, alubia, soya).
  5.  Moderar el consumo de alimentos de origen animal, prefiriendo las carnes blancas como pescado o pollo sin piel, en lugar de carnes rojas como res o cerdo.
  6. Disminuir el consumo de grasas, aceites, azúcar, edulcorantes y sal, así como los alimentos que los contienen.
  7. Tomar agua simple potable en abundancia.

Actividad física
Con relación a la actividad física, la OMS hace recomendaciones específicas por grupos de edad y son las siguientes:
- Jóvenes de 5 a 17 años

  •  Realizar actividades como juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados.
  •  Invertir, como mínimo, 60 minutos diarios en actividades de intensidad moderada a vigorosa.
  •  Destinar la mayor parte del tiempo a actividades aeróbicas e incorporar, al menos 3 veces por semana, actividades vigorosas que refuercen músculos y huesos.

- Adultos de 18 años en adelante

  •  Realizar actividades recreativas o de ocio, desplazamientos, actividades ocupacionales, tareas domésticas, juegos, deportes o ejercicios programados.
  •  Invertir, como mínimo, 150 minutos a la semana de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o 75 minutos a la semana de actividad física aeróbica vigorosa.
  •  Practicar la actividad aeróbica en sesiones de 10 minutos, como mínimo e incorporar, al menos 2 veces por semana las actividades de fortalecimiento de grupos musculares.
  •  Cuando los adultos de mayor edad, por cuestiones de salud, no puedan realizar la actividad física recomendada, se mantendrán activos en la medida que se lo permita su estado.

TRATAMIENTO
El tratamiento del sobrepeso y la obesidad, al igual que la prevención, consiste primordialmente en adoptar un estilo de vida saludable que incluya una alimentación correcta y la práctica habitual de actividad física.
Además de las recomendaciones enlistadas en la sección de “Prevención” de este mismo documento, se recomienda lo siguiente:

  •  Moderar el tamaño de las porciones consumidas.
  •  Elegir cereales de grano entero y sus derivados integrales, sin azúcar añadida.
  •  Preferir el consumo de leche y productos lácteos descremados o semidescremados.
  •  Evitar el consumo de alimentos con alto contenido de grasa como: fritos, capeados, empanizados, enharinados, moles, salsas cremosas y aderezos cremosos.
  •  Preferir preparaciones sin grasa, o con muy poca grasa, como asados, horneados, estofados, cocinados al vapor, a la parrilla o a la plancha.
  •  Limitar la cantidad de azúcar que se consume al día, para lo que se recomienda evitar refrescos, jugos embotellados, aguas saborizadas, leches saborizadas, chocolatería, confitería y golosinas, pan dulce y pastelillos industrializados, mermeladas, cajeta, mieles y cátsup, entre otros.

Es importante evitar el sedentarismo incorporando actividad física a nuestra vida o realizando algún tipo de ejercicio de forma cotidiana. Se recomienda que sean, por lo menos, 150 minutos a la semana divididos en periodos de 30 minutos durante 5 días.
En el ISSSTE contamos con el Programa de Prevención y Regresión del Sobrepeso y la Obesidad (PPRESyO), cuyo objetivo es brindar atención multidisciplinaria a la población usuaria del Instituto para reducir la frecuencia del sobrepeso y la obesidad. El equipo multidisciplinario está integrado por médicos, nutriólogos y activadores físicos quienes se encargan de evaluar las condiciones de salud, nutrición y capacidades físicas, para diseñar y recomendar planes personalizados de alimentación y actividad física, en función de las condiciones de los derechohabientes.
Así también, recientemente se lanzó la Estrategia Integral “Transformando tu Estilo de Vida”, con la cual se busca mejorar los estilos de vida de la población usuaria del Instituto, por medio de acciones preventivas y de promoción de la salud, con el fin de transformar hábitos y reducir costos económicos y sociales por enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

 

¡Consulta siempre al nutricionista!

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