La hipertensión arterial sistémica o presión alta se presenta cuando los vasos sanguíneos mantienen una presión mayor a 140/90 mm Hg; lo que significa que la fuerza ejercida por la sangre en venas y arterias es elevada, entre más alta sea, más esfuerzo hace el corazón para que la sangre circule adecuadamente y mayor es el riesgo del daño al corazón, cerebro y riñones.

El sobrepeso y obesidad, así como los niveles altos de glucosa, colesterol y triglicéridos o el aspecto hereditario pueden ser factores que desencadenen la presión alta.

El dolor de cabeza, dificultad para respirar, mareo, dolor en el pecho, zumbido de oídos, palpitaciones del corazón o sangrado por la nariz persistentes, pueden ser signos de hipertensión.

Seguir el tratamiento fijado por el médico, realizar ejercicio de manera regular, dejar de fumar y llevar una alimentación balanceada son aspectos que ayudarán a controlar este padecimiento. También se recomienda llevar un control diario de las mediciones de la presión arterial, a fin de detectar cualquier anomalía que se pueda presentar.

Es importante mantener un adecuado control de la presión, ya que si sus cifras son muy elevadas puede producir otros padecimientos como infarto al corazón, infarto al cerebro o embolia o sangrado en el cerebro, así como causar paulatinamente daños al corazón, riñones, ojos o incluso afectar hasta el aspecto sexual provocando disfunción eréctil.

 

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