Para todas y todos, es claro que las mujeres nos alimentan desde que nacemos y lo siguen haciendo durante toda la vida, porque ellas producen la mitad de los alimentos en nuestro país. La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) menciona que las mujeres tienen un papel sobresaliente en la producción de alimentos, tanto a pequeña escala como a gran escala. Sin embargo, de los más de cinco millones de personas que cuentan con algún documento que reconoce su derecho de propiedad sobre tierras ejidales o comunales, solo 27% son mujeres. El primer compromiso del Gobierno de México es la justicia con los pueblos originarios, reparar las deudas históricas sin dejar a nadie atrás, ni a nadie fuera. Como podemos observar, en el acceso y tenencia de la tierra, existe una deuda pendiente, especialmente con las mujeres de los pueblos originarios y las afromexicanas.
En respuesta, el Instituto Nacional de las Mujeres diseña la Estrategia Integral para el Acceso de las Mujeres Rurales e Indígenas a la Tierra, al Territorio y al Reconocimiento de sus Derechos Agrarios, trabajando con la Secretar.a de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, la Procuradur.a Agraria, el Registro Agrario Nacional y el Tribunal Superior Agrario, mediante la cual hemos apoyado a más de 6,000 mujeres a regularizar su situación respecto a las tierras que trabajan y a las que legítimamente tienen derecho. Cuando se hace justicia, se detonan otros círculos virtuosos. Ocupar puestos en comisariados ejidales, contar con una vivienda propia o un medio de producción y acceder a créditos productivos es posible cuando ellas tienen la certeza legal sobre la tierra. La Cuarta Transformación solo ha sido posible con la participación de las mujeres y con la revolución de las conciencias que impulsa, para reconocer su lugar justo en la sociedad y en la economía.