En la transmisión matutina de W Radio por la frecuencia 96.9, en el programa “Así las cosas”, conducido por la escritora y periodista Gabriela Warkentin, se entrevistó a la científica del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), M.C. Marisela C. Zamora Martínez, quien habló sobre hongos silvestres comestibles, variedades y conocimiento tradicional.

La recolección de hongos es algo tradicional en México, su colecta y aprovechamiento son la fuente de ingreso para algunas familias rurales, principalmente, de los habitantes de estados como Tlaxcala y Oaxaca. 

La micóloga Marisela Zamora comentó que en México se estima que tenemos alrededor de 200 mil especies de hongos, de las cuales se han identificado entre nueve mil y 11 mil, y de las que existen cerca de 400 especies de hongos silvestres comestibles.

Los hongos pueden ser gelatinosos, correosos, coloridos, en formas de dedos y corales; sus características se relacionan con los nombres que los pobladores les dan, dependiendo de su textura, forma y color.

Marisela Zamora recomendó acercarse a las personas que los conocen y recolectan para aprender a distinguirlos y adentrarse al mundo de los hongos silvestres comestibles, para garantizar su consumo adecuado, y así evitar un trastorno gastrointestinal o digestivo.

El área a la que se dedica la investigadora es a los recursos no maderables, los cuales se obtienen del bosque y son recursos alternos no derivados de la madera, como los hongos silvestres comestibles, organismos variados que proporcionan beneficios tanto a los humanos (fuente de alimento y uso medicinal), como al mismo ecosistema (nutrición en el suelo).

La maestra Zamora explicó que la mayoría de los hongos silvestres comestibles no se pueden cultivar como la seta o el champiñón, porque tienen una relación estrecha -llamada simbiosis- con las raíces de los árboles del bosque donde crecen, de tal forma que el hongo les da protección contra plagas/enfermedades, aumenta la superficie para que sus raíces absorban el agua, y los hongos, a su vez, absorben de las raíces los nutrientes que requieren para su desarrollo.