El acervo del Banco de Germoplasma de Arroz del INIFAP con sede en el CE Zacatepec Morelos, es de más de 3 mil genotipos procedentes de diferentes partes del mundo, con las características agronómicas, morfológicas y de calidad del grano de cada accesión, debidamente documentados en un sistema de datos, a fin de que los investigadores que lo demanden, tengan conocimiento de cada uno de ellos para utilizarse en la generación de nuevas variedades. Se pueden mantener por períodos cortos de diez años o por períodos largos de hasta cien años.   

Durante una entrevista en Amanecer Campirano, la Bióloga Leticia Tavitas Fuentes, investigadora del Campo Experimental Zacatepec, perteneciente al Centro de Investigación Regional Pacífico Sur (CIRPAS) del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), destacó la importancia de la existencia del Banco de Germoplasma, para la seguridad y soberanía alimentaria del país, ante los retos del cambio climático.

Informó que el Banco de Germoplasma, es un recinto con temperatura controlada a menos un grado centígrado, en donde se resguardan semillas de arroz a las que previamente se les reduce la humedad al siete por ciento para su conservación, y poder ser utilizadas en diferentes formas; en investigación básica como realizar  estudios sobre la herencia de la resistencia genética a un problema biótico o abiótico, investigaciones sobre el genoma, etc., o en investigación aplicada en fitomejoramiento para recombinar varios genotipos a través de diversos tipos de cruzamientos para ampliar la variabilidad genética y poder generar nuevas variedades.

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La Bióloga Tavitas Fuentes señaló, que, en el Campo Experimental Zacatepec, a partir de 1940, se iniciaron las investigaciones del arroz en nuestro país. Dijo que las características de las diferentes variedades no son iguales, porque no es lo mismo, el arroz Sinaloa que el arroz Morelos.” Destacó que, en 2012 el IMPI otorgó a las variedades Morelos A92, Morelos A98 y Morelos 2010 generadas por el INIFAP en el CE Zacatepec, el reconocimiento de “Denominación de Origen al arroz del estado de Morelos” por las características especiales de su grano extra grande, oblongo y con “panza blanca” o centro blanco en 20% del endospermo y por su excelente calidad culinaria, con alto potencial de rendimiento en campo con promedio de 10 toneladas por hectárea, considerando al arroz Morelos como  el “mejor arroz del mundo”. Así mismo destacó que recientemente el INIFAP ha generado tres excelentes variedades de arroz de temporal y también con buena respuesta bajo riego, cuyos nombres son Orona A17, Tabasqueña A17 y Veracruzana A21 las cuales poseen grano grueso mediano con 5% de “panza blanca” y reúnen aceptables características agronómicas y morfológicas para adaptarse a los efectos del cambio climático. “Necesitamos incentivar a los productores arroceros para que ellos sigan produciendo” buen arroz y disminuir las importaciones de este grano que constituyen una fuerte fuga de divisas.

Consideró que el cambio climático afecta la producción de arroz, porque en las zonas tropicales de nuestro país se han presentado escenarios con daños causados por sequías en el verano, o inundaciones abruptas que afectan los cultivos del arroz próximos a cosecharse en el otoño con la consecuente pérdida de las cosechas,  así como la asociación de diferentes patógenos que causan el “grano manchado”  del arroz o la aparición de nuevas enfermedades que no se tenían en México y ahora también son limitantes de la producción de este cereal; de ahí que nuestra entrevistada sugirió  dar mayor  impulso a la mejora genética del arroz para la generación de nuevas variedades resilientes a los efectos del cambio climático para su incorporación a la Agricultura Mexicana del futuro.  

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La investigadora, al referirse a la importancia que tiene el cultivo de arroz en México, indicó que este cereal constituye uno de los cuatro granos básicos de nuestra alimentación, y explicó que nuestro país fue autosuficiente hasta antes del establecimiento del primer Tratado de Libre Comercio (TLCAN), pero a partir de entonces se cancelaron los precios de garantía y se inició la entrada de arroz a nuestro país libre de aranceles y altamente subsidiado tanto en la producción como en la comercialización e incluso a precios “Dumping”, factores por los cuales los productores arroceros mexicanos no han podido competir, y por ello dejaron de cultivarse varios campos con vocación arrocera lo que de inmediato se reflejó en la disminución de la producción nacional, al grado de que actualmente el 80% del arroz que consumimos los mexicanos es importado, y sólo el 20% de la demanda nacional es producido en México. Recordó que en los años 80 se sembraban 200 mil hectáreas de arroz en nuestro país; de éstas eran cien mil hectáreas bajo riego en el trópico seco del Pacífico, y cien mil hectáreas de temporal en el trópico húmedo del sureste, de las cuales se cosechaban más de 800 mil toneladas de arroz palay; mientras que ahora se siembran aproximadamente unas 50 mil hectáreas en ambos ecosistemas, esto debido principalmente a la dificultad de los productores para poder competir con los bajos precios del arroz que se importa. Exhortó a la población a consumir el arroz producido en México.