Álvaro Obregón nació en Navojoa, Sonora, el 19 de febrero de 1880. A sus veinte años, en 1910, se adhirió al maderismo. Fue electo presidente municipal de Huatabampo, Sonora en 1911; combatió en Sonora y Chihuahua a los rebeldes orozquistas, contrarios al régimen del presidente Francisco I. Madero.

Contribuyó a la caída del gobierno del General Victoriano Huerta, que tuvo lugar en julio de 1914. A las órdenes de Venustiano Carranza, comandó al Ejército del Noroeste, con el que avanzó desde la frontera norte hasta la Ciudad de México.

Leal al constitucionalismo, Obregón derrotó a la División del Norte, comandada por Francisco Villa, en las Batallas de Celaya. En el transcurso del tercer enfrentamiento perdió el brazo derecho, no en Celaya como comúnmente se cree, sino en Santa Ana del Conde, cerca de León.

En 1919, lanzó su candidatura a la presidencia de México; sin embargo, Venustiano Carranza apoyó a Ignacio Bonillas como su sucesor; este hecho provocó la rebelión de Agua Prieta, en la cual numerosos jefes militares se levantaron en armas contra el gobierno carrancista.

Tras el asesinato de Carranza, Adolfo de la Huerta ocupó la Presidencia interina y, posteriormente, el 1 de diciembre de 1920, Obregón lo sucedió en el cargo. Bajo su administración comenzó la reconstrucción del país luego de diez años de violencia. Atendió la educación pública, la deuda con los acreedores internacionales, la revitalización de la infraestructura destruida, entre otras problemáticas. Al concluir su periodo presidencial, en diciembre de 1924, se retiró de la vida pública.

Años más tarde, en los comicios de 1928, regresó a la escena política para contender nuevamente por la presidencia de la República, la cual ganó el 1 de julio de 1928. Sería el primer y único intento de reelección en el Ejecutivo Federal, tras la lucha revolucionaria anti-reeleccionista de Francisco I. Madero.

Sin embargo, el 17 de julio, José de León Toral, partidario de la lucha cristera, acabó con su vida. El presidente electo tenía programada una comida en su honor con los integrantes de la diputación del estado de Guanajuato. Era poco antes de la una de la tarde cuando el general Obregón arribó al restaurante La Bombilla acompañado de Aarón Sáenz, el diputado Ricardo Topete y el coronel Tomás A. Robinson. El homenajeado saludó a la concurrencia y se tomó fotografías con los comensales, para después ocupar el lugar de honor.

A las 2:20 de la tarde, mientras el futuro presidente contemplaba unos bocetos, José de León Toral desenfundó una pistola automática Star, calibre 35, y le disparó seis descargas, casi a quemarropa. El general Obregón cayó sobre la mesa, después se desplomó hacia su costado izquierdo y quedó abatido en el suelo. En medio del caos, el asesino fue detenido y Obregón trasladado a su domicilio. En la noche fue velado en Palacio Nacional.

Las investigaciones arrojaron que De León Toral era un fanático católico, quien actuó en defensa de sus creencias religiosas y veía en Obregón a un enemigo de la Iglesia. El asesino fue enjuiciado y ejecutado en febrero de 1929.

El deceso del caudillo generó un vacío de poder que fue aprovechado por el presidente en funciones, Plutarco Elías Calles, para crear el Partido Nacional Revolucionario como mecanismo institucional dentro del cual se resolvieron todas las disputas por el poder de los siguientes años, abriendo el tránsito —como dijo Calles— de un país de caudillos a uno de instituciones.