La evidencia más antigua de civilización en El Líbano se remonta a más de siete mil años, anterior a la historia registrada, de acuerdo con el artículo de Rodrigo Canovas: “Letras Mexicanas Libanesas: Bosquejando el cedro americano”.

Los libaneses empezaron a llegar a México durante la segunda mitad del siglo XIX, viviendo entre dos fuertes tendencias: la cristiana occidental y la árabe musulmana. 

El fenómeno de emigración que apareció en El Líbano, fue una de las consecuencias de la desintegración de un sistema tradicional denominado el Imperio Otomano y empezaron a llegar a México los primeros grupos de inmigrantes libaneses que, huyendo de dicho Imperio, buscaban un mejor destino.

El año 1910 estuvo lleno de acontecimientos en México. Ese año se celebró el Centenario del inicio de la Guerra de Independencia del país. El entonces Imperio Otomano regaló un reloj único para la nación centenaria con caras de bronce y adornado con pequeños mosaicos. Actualmente se ubica en la esquina de las calles Venustiano Carranza y Bolívar, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Después de obtener la independencia de Francia en 1943, Líbano y México establecieron relaciones diplomáticas el 12 de junio de 1945. En 1947 se establecieron misiones diplomáticas en las capitales de cada país, respectivamente, y se nombraron embajadores. Para ese momento habían pasado varias décadas desde que los inmigrantes y descendientes del Líbano vivían su vida comunitaria en México.

La comunidad libanesa radicada en México se había organizado en torno a asociaciones civiles y clubes o casas libanesas, como el Centro Libanés inaugurado en 1962 por el presidente Adolfo López Mateos, quien pronunció la famosa frase “Quien no tenga un amigo libanés que lo busque."

Desde hace 75 años México y Líbano mantienen relaciones de diálogo y colaboración, en un marco de respeto mutuo y el reconocimiento de valores y objetivos compartidos en favor de la convivencia armoniosa, la justicia, el respeto de los derechos humanos y la solidaridad entre las naciones.

En la serie de sellos conmemorativos se aprecian sitios emblemáticos de ambos países, que reflejan su grandeza. A México lo representan la Catedral Metropolitana y el Templo Mayor, ambos ubicados en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y El Líbano es representado con el Templo de  Balbeek, uno de los sitios arqueológicos romanos más importantes del Oriente declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984.

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El Servicio Postal Mexicano agradece especialmente al Centro Libanés A. C. por su apoyo en la producción de los sellos postales que ambos países emiten para celebrar los 75 años de Relaciones Diplomáticas.

Diseñadoras:                       Nancy Torres López (México) / Myrna Kalfayan (Líbano)

Técnica:                                 Ilustración y composición digital

Tintas utilizadas:                 Cyan, magenta, amarillo, negro y tinta de seguridad

Tipo de impresión:             Offset

Tamaño:                                24 x 40 mm

Perforación:                          Suaje

Planilla con:                          50 estampillas con 25 series

Papel:                                     Couché blanco mate autoadherible de 110 g/m2

Impresa por:                         Talleres de Impresión de Estampillas y Valores (TIEV)

Tiro:                                         100,000 (50,000 de cada diseño)

Año:                                        2020

Valor facial:                           $7.00 y $15.00