Sin darnos cuenta, los medios de comunicación influyen enormemente en nuestras vidas. Ya sea a través de lo que leemos, las fuentes que consultamos o simplemente a través de las imágenes que se nos presentan en nuestros programas favoritos, en los videos que consumimos en internet o en el anuncio publicitario que se nos atraviesa a dondequiera que vayamos.

En mayor o menor grado, los medios nos enseñan sobre la vida, la cultura y la forma de relacionarnos con las demás personas. Diversos estudios demuestran el gran poder que tienen los medios en la forma que vemos el mundo, incluyendo cómo éstos contribuyen a la normalización del acoso sexual y otras formas de violencia y discriminación, principalmente contra las mujeres.

Derivado de esta problemática, y tomando en cuenta las áreas de oportunidad detectadas en la vasta literatura sobre el tema, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las mujeres, a través del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (CIEG-UNAM), realizó el estudio titulado Representaciones de Género y Violencia contra las Mujeres en los Medios Digitales y de Entretenimiento.

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El estudio se centró en identificar las formas en que las principales redes sociales (Facebook, Instagram) y plataformas digitales como YouTube y Netflix, contribuyen a perpetuar, justificar y normalizar la violencia contra las mujeres, principalmente a través de la representación de mujeres y hombres en roles estereotipados que les colocan en posiciones de ventaja y desventaja, respectivamente, perpetuando patrones de dominación y sumisión.

Otro de los descubrimientos del estudio tiene que ver la representación de la sexualidad, donde se encontró un marcado énfasis en el control del cuerpo de las mujeres, lo que aunado a otras variables como la belleza física, la delgadez, la edad y la falta de diversidad corporal, conducen no solo a la cosificación, sino a la violencia sexual y la discriminación en contra de las mujeres.

En este estudio destaca el análisis de contenido de las y los youtubers y cómo quienes actualmente se colocan como las personalidades de mayor influencia en internet son también las y los grandes perpertuadores de estereotipos y conductas sociales que conducen a la violencia de género.

Las youtubers lo hacen al reforzar los conceptos limitantes de “feminidad” asociados con características como la inocencia, la ternura, el actuar dócil o delicadamente, la obsesión por la belleza y el cuidado personal.

Los youtubers lo hacen al reforzar la cultura sexista y machista que ve a las mujeres como objeto, como responsables de cubrir las necesidades de los hombres (siempre en el rol de esposas sumisas, madres, novias, etc.), o bien reforzando una masculinidad hegemónica heterosexual y homofóbica.

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Estos hallazgos representan un problema significativo si consideramos que en México las redes sociodigitales y las plataformas de contenido digital son muy populares entre la población joven. El 88% del total de la población internauta se conecta entre las 14 y las 16 horas del día y el promedio de conexión diaria es 8 horas con un minuto, lo que nos indica que una mayor parte de la población utiliza estas redes; a su vez, es posible visualizar que la popularidad de éstas crece entre la población joven. En lo que va de este año el 57% de las/los internautas tienen entre 12 y 34 años de edad, y la actividad que más realizan es el acceso a las redes sociodigitales, con un 83%.

Por ello, es importante no solo analizar y cuestionar el contenido que consumimos, sino impulsar, como gobierno y ciudadanía, la producción de mejores contenidos; fomentar la incorporación de una perspectiva de género que promueva una representación justa de hombres y mujeres y garantice la igualdad de género; ayudar a visibilizar el impacto y repercusión que tienen los medios y plataformas digitales en la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres.

El reto es seguir utilizando las herramientas y medios digitales como fuentes alternativas de contenido original y de denuncia social, pero al mismo tiempo hacerlo sin estereotipos de género que limitan tanto a hombres, como mujeres. 

Para consultar el estudio completo, da clic aquí.