Se cuenta que Dios, después de la creación, observó que nadie cuidaba de los organismos que él había creado, por lo que tomó la decisión de hacer al “Chaneque o Rey de la Tierra” con la finalidad de que fuera el encargado de proteger a la tierra, el agua, las plantas y animales.

Se dice que el Chaneque vive en el Talogan, en el mundo subterráneo, ese paraíso donde la naturaleza es pródiga. Es ahí en donde disfruta de la abundancia y el bienestar junto con otros seres sobrenaturales. Su mundo se comunica con la tierra a través de la ceiba, ese gran árbol que habita en las selvas y es a través de sus huecos que pasa del mundo mítico al mundo terrenal.

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Gracias a sus brazos de más de 20 metros de largo y sus poderosas raíces clavadas en lo más profundo de la tierra, la ceiba es considerado un árbol sagrado y el originario de otras tantas leyendas, mitos, historias y/o creencias como las que a continuación te contaremos:

  • En el municipio de La Antigua del estado de Veracruz y justo a orillas del río Huitzilapan, yace un imponente árbol, en el cual el español Hernán Cortés amarró sus naves parar luego conquistar al imperio azteca. Ese gran árbol era la ceiba. Esto, es lo que creen, cuentan y siguen transmitiendo sus pobladores, pero gracias a los estudios antropológicos y documentos de la época se ha descartado esta teoría convirtiéndola en una leyenda.
  • Para los mayas, la ceiba era y sigue siendo un árbol divino, por lo que lo consideran “el árbol de la vida”, en donde sus ramas forman el cielo, el tronco el plano terrenal y sus raíces tejen el inframundo, conectando así, los tres niveles cosmogónicos.
  • Llegamos a la leyenda del Popol Vuh, la cual cuenta que los dioses creadores sembraron en los cuatro rumbos del cosmos sus respectivas ceibas sagradas, al Este, la ceiba roja; al Oeste, la ceiba negra; al Sur, la ceiba amarilla; y al Norte, la ceiba blanca. Finalmente, sembraron una quinta al centro de todos estos rumbos. Siendo en las raíces en donde ubicaron la morada de los muertos, en su base la tierra que habitamos los seres vivos y en sus ramas establecieron la morada de los dioses. Mientras que en la cima de su copa habitaba el origen de todos los dioses en la forma de un ave, el Quetzal celestial.
  • Otro de los escritos, es el Chilam Balam, en los que a través de varios libros se cuentan las hazañas y sucesos de los antepasados. Al enfocarnos en el Chumayel, es ahí en donde se habla sobre los poderes curativos y mágicos de la ceiba, en el ritual de los bacabes.
  • También surgen las leyendas de los chaneques, las cuales siguen vivas en los estados de Veracruz, Tabasco y Chiapas. A los chaneques se les describe de distintas formas, algunos dicen que miden 1.20 centímetros de alto, con los pies al revés, cuerpo deforme, con cola y con una sola oreja. Otros dicen que son enanos con movimientos y voz infantil, pero con un rostro avejentado. Estos seres rondan las ceibas, manantiales, saltos de agua, cuevas y cerros; son los encargados de cuidar bosques y selvas; son traviesos y esconden las cosas o incluso cuando se le aparece a alguien, lo pierden por un tiempo, por eso se recomienda traer la ropa al revés cuando se camina por el bosque o la selva.
  • Está también la leyenda maya de la Xtabay, leyenda de tierras yucatecas, en donde un espectro fantasmal se esconde en la ceiba en las noches y seduce a los hombres alcoholizados con su impresionante belleza y larga cabellera con el fin de arrebatarles su vida.
  • En algunas fiestas religiosas de Yucatán, las ceibas son las “reinas de la celebración”. Por ejemplo, la fiesta del Santo Patrón con corridas de toros, en donde al centro del ruedo esta la Ceiba.
  • Hay lugares en donde la sombra de la ceiba es considerada un espacio ritual, en donde se depositan ofrendas y a la sombra que éste crea, se le ofrece respeto.
  • Uno de los árboles de ceiba más famosos hoy en día se encuentra en el poblado de Solferino cerca de la Isla de Holbox en Quintana Roo. Se le conoce como el árbol milenario; el cual se cree tiene más de 700 años y se dice que quien lo abrace dejará de sentir todos sus males.

Con esto nos damos cuenta de que, la ceiba es un árbol muy especial, que figura en varias culturas de México. Por ejemplo, en Oaxaca y Morelos se le conoce como ceibo o pochonte y es utilizado para crear artesanías. También es apreciada por sus cualidades medicinales: la corteza, las hojas y tallos se usan para curar heridas y tratar el acné. Además, es utilizada para aliviar síntomas de reumatismo, enfermedades intestinales, dolor de muelas, quemaduras y salpullido.

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La ceiba con su generosa copa, sus diversos pisos de ramas y hojas, sus flores de atractivos pétalos que despiden un peculiar perfume. Es el árbol que significa vida, perpetuidad, grandeza, bondad, fuerza y unión. No hay otra planta que crezca tan alta, tan vistosa, que brinde tanta sombra y que reciba tantas ofrendas de su gente, desde flores, miel, monedas y hasta alguno que otro animal.

Es el claro ejemplo de la importancia que tienen los árboles y de los cuales dependemos. Pues son ellos quienes liberan oxígeno, absorben el CO2, combaten el calentamiento global, retienen el agua, son refugio de los animales y refrescan el entorno gracias a su sombra… suficientes razones para valorarlos y considerarlos sagrados.

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) se une a la celebración del Día Mundial del Árbol (28 de junio) y da la bienvenida al mes del bosque, julio.

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