Las zonas arenosas del Desierto Sonorense albergan a una lagartija muy especial, la especie endémica Phrynosoma mcallii, conocida comúnmente como lagarto cornudo cola plana ó falso camaleón cola plana, nombre que hace justicia a sus ocho cuernos que sobresalen en la parte trasera de su cabeza y a su abdomen y cola aplanados. Otra característica única en su género es una línea negra que recorre su dorso.

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Por su forma y tamaño es un reptil relativamente pequeño, pues mide de 6 a 8 centímetros de longitud y pesa en promedio 11.5 gramos; su color es café claro, muy similar a la arena de los desiertos de Arizona, California y el norte de México, lugares que son su principal área de distribución, con poblaciones dentro de la Reserva de la Biósfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar y la Reserva de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado.

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La mejor defensa que tienen es su camuflaje, el cual se ha ido perfeccionando con el tiempo:  su cuerpo puede aplanarse al grado de proyectar una sombra mínima. En algunas ocasiones puede intentar defenderse con sus cuernos, moviendo su cabeza.

A simple vista pareciera imposible poder localizar estas lagartijas, pero suelen moverse cuando uno se acerca a ellas. Otra forma de encontrarles puede ser rastrearlas por sus huellas o excretas, que tienen características muy particulares. Las excretas están formadas por restos de hormigas forrajeras (gen. Veromessor y Pogonomyrnex), dieta principal del lagarto cornudo cola plana.

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Los lagartos cola plana son animales de sangre fría, les gustan los días tibios y soleados, aunque son muy sensibles al calor extremo. Su actividad se limita a las primeras horas de la mañana y el atardecer. Buscan las sombras de los arbustos o pueden enterrarse bajo la arena, donde la temperatura es menor que la de la superficie. 

El lagarto cornudo cola plana se encuentra listado dentro de la Norma Mexicana (NOM-59- SEMARNAT 2010) bajo la categoría de especie “Amenazada” y está catalogado en la Lista Roja de la UICN como una “especie casi amenazada”, lo anterior debido a la pérdida de su hábitat, cuya extensión no es mayor a los 2,000 kilómetros cuadrados, con poblaciones muy separadas entre sí.

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Es por ello que desde el año 2015 la Reserva de la Biósfera el Pinacate y Gran Desierto de Altar lleva a cabo un monitoreo de esta especie, en donde participan voluntarios que son coordinados por el Dr. Rafael Lara Reséndiz, de la Universidad de California, Santa Cruz, a través de un esfuerzo binacional realizado en conjunto con el Departamento de Caza y Pesca de Arizona. Con este monitoreo se busca obtener información acerca de los números de las poblaciones que habitan en el Área Natural Protegida, así como identificar los factores que alteran la reproducción y crecimiento de esta especie.

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El monitoreo anual, se realiza durante 10 días en el mes de septiembre, ya que en esta época del año se tienen las condiciones climáticas más adecuadas para la observación del Phrynosoma mcallii, además de ser la temporada en que ya nacieron sus crías.

La información que se registra durante el monitoreo es: su ubicación, datos morfológicos y la colocación o lectura de chip Pit Tag (Passive integrated transponder), el cual es un pequeño transpondedor de radio que provee de un número de identificación único para cada ejemplar. Este pequeño chip del tamaño de un grano de arroz no requiere batería pues no transmite señal alguna a menos que reciba la señal del lector.

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El Pit Tag funcionará durante toda la vida de la lagartija, que puede ser de hasta 6 años, no obstante, la especie debe enfrentar a una amplia lista de depredadores, como búhos, cuervos, ardillas de desierto, zorros, coyotes, correcaminos y verdugos.

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Dentro de un par de meses, al final del verano se llevará a cabo la próxima expedición para su monitoreo, para lo cual el personal de la Reserva de la Biósfera El Pinacate ya se está preparando.

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AMENAZAS

  • Pérdida de hábitat (urbanización).
  • Erradicación de hormigas.
  • Pesticidas.
  • Vehículos todo terreno.
  • Desplazamiento de hormigas nativas.
  • Depredación por gatos y perros domésticos.
  • Cambio climático.

*Información proporcionada por Daniel Zamora Miranda, Reserva de la Biósfera El Pincate y Gran Desierto de Altar.

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