En México se cultivan dos variedades (limón persa 30% y mexicano 70% del total nacional), las cuales están bastante bien diferenciadas por zonas productoras, tipos de tierras (riego o temporal) esquemas de comercialización, etc., sin embargo, ambas variedades, se complementan de manera natural para satisfacer las demandas del mercado (tanto nacional como internacional).
El limón persa o "sin semilla", se dedica casi exclusivamente a la exportación, este cítrico en los últimos años ha tenido un importante auge, lo que ha permitido elevar la superficie cosechada y la producción. El mexicano por su parte, se destina al abastecimiento del mercado nacional, debido a su mayor preferencia por parte de los consumidores.
El limón es el segundo cítrico más importante en nuestro país, tanto por su consumo en fresco como por su uso industrial. Dentro del contexto mundial México está considerado como el principal país productor en las dos variedades.
En el año comercial 2016/17 (agosto - julio) el país participó el 33.8 por ciento de la producción mundial (7 millones de toneladas) y en la última década, el país se ubicó como el principal exportador mundial. (USDA/FAS, 2017).
La producción nacional de limón en 2017, fue de 2.5 millones de toneladas, representando un crecimiento de 3.4% respecto al año previo. El principal destino del limón mexicano o limón agrio fue Estados Unidos; mientras que el limón persa se envió principalmente a Estados Unidos, Países Bajos y Reino Unido.
En 2017, los principales estados productores de limón persa fueron: Veracruz, Oaxaca y Jalisco en conjunto aportaron 95 por ciento del volumen producido en México de esta variedad, mientras que para el limón mexicano sobresalen los estados de Michoacán y Colima, los cuales participaron con 89 por ciento de la producción (SIAP, 2017).
Por otra parte, el limón mexicano, por su sabor que combina con un sinfín de platillos y bebidas, busca nuevos mercados como los de Arabia Saudita, Polonia y Ucrania, y llegar más lejos.