La importancia de los solsticios y equinoccios, radica en que marcan el cambio de las estaciones del año, las que han sido utilizadas históricamente por pueblos de todo el mundo para coordinar las actividades agrícolas de cada periodo en el año.

En México, un claro ejemplo de esto se encuentra en la importancia que les daban las culturas prehispánicas a los cambios en el estado del tiempo, pues ya que de ello depende el éxito o la pérdida de los cultivos más necesarios para la supervivencia de los pueblos.

La función del calendario azteca, por ejemplo, estaba ligada en mayor medida la organización social, en donde se marcaban las pautas de celebraciones, rituales y muy especialmente las actividades agrícolas y como estaban dispuestas a lo largo de todo el año, dependiendo de cuándo llegaban las lluvias, cuándo era más intenso el sol, cuándo sonaban más fuerte los vientos, o cuándo caían las heladas.

Actualmente la forma de delimitar las estaciones del año deriva del conocimiento astronómico que nos dice, que, al girar la tierra en una órbita elíptica alrededor del sol, habrá momentos en los que se tendrá mayor o menor cantidad de luz solar, dependiendo de la posición de la tierra en relación al sol.

En el solsticio de invierno la tierra se encuentra en el extremo del eje mayor de la órbita, en el punto más alejado del sol y en este año ocurrirá el 21 de diciembre a las 22 horas con 17 minutos, dando con ello inicio a la temporada invernal, en donde las temperaturas son considerablemente más bajas que en el resto del año, por lo que el sector primario debe estar preparado para ello.

Algunas de las medidas que los agricultores toman para poder proteger sus cultivos, son entre otras, la instalación de estructuras que brinden protección a cultivos sensibles o en etapas tempranas de desarrollo, la implementación de túneles de plástico que rodean los cultivos para protegerlos especialmente de las heladas o el cuidado de los cultivos a través de invernaderos.

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Parte del conocimiento agrícola que ayuda a que la producción de alimento se mantenga constante aun en épocas invernales, es saber cuáles cultivos son los más resistentes a las bajas temperaturas.

Generalmente las plantas con bulbos o las que se desarrollan bajo tierra suelen tener un alto índice de adaptación a las condiciones adversas del invierno, por ejemplo: el betabel, la papa, el rábano y la zanahoria, pero no solamente las hortalizas se encuentran dentro de esta lista, también hay flores que se conservan y se dan muy bien incluso en zonas de fríos intensos en invierno, tal es el caso de los tulipanes, la dalia y el alcatraz.