Este escenario, genera externalidades negativas a escala local y global, como la sobreexplotación y el agotamiento de los recursos, diversas manifestaciones de contaminación ambiental derivadas de los residuos sólidos urbanos, las descargas de aguas residuales y las emisiones de contaminantes y Gases Efecto Invernadero (GEI), la pérdida de biodiversidad, la deforestación, la erosión y la afectación de los paisajes patrimoniales, entre otros fenómenos.
La búsqueda de una reforma urbana de fondo ha sido un compromiso adoptado por la presente administración, que demanda respuestas innovadoras de la política ambiental para transitar hacia la sustentabilidad de las ciudades.