En México existen diversos proyectos empresariales conformados como cooperativas que han demostrado ser un modelo idóneo para el desarrollo de sus socios y trabajadores. En el que, además de poner primero a la gente y su bienestar colectivo, tienen un éxito comercial igual o mayor que las empresas de esquema tradicional.

Hoy te compartimos el ejemplo de la Cooperativa Pascual, que es una cooperativa refresquera que produce todo tipo de bebidas envasadas. La tradición y permanencia de la empresa se remonta a los años cuarenta y se ha mantenido por más de ochenta años como una de las de mayor presencia y reconocimiento en territorio mexicano.

Esta historia comenzó en la calle de Clavijero 75, colonia Tránsito en la Ciudad de México, mejor conocida como la planta sur.  Ahí se fundó la empresa que en aquellos años llegó a contar con más de 1200 trabajadores. Sin embargo, se inició como una empresa de sociedad civil como cualquiera.

La cooperativa que produce los jugos Boing, los refrescos Pascual y Lulú, por mencionar algunos de sus productos más icónicos, tuvo su origen a raíz de una huelga que duró más de mil días. El paro comenzó por el incumplimiento por parte de Refrescos Pascual S.A., de un aumento salarial de emergencia decretado por el gobierno federal para atenuar la crisis económica de 1982.

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Ante la negativa del dueño, el 18 de marzo de ese año, los trabajadores de Pascual iniciaron un paro de labores hasta el 31 del mismo mes, cuando el patrón encabezó un ataque contra los huelguistas que mantenían cerrada la planta principal de la empresa.

Los huelguistas, al ganar el apoyo de buena parte de la población y favorecidos por las transformaciones que había en el país, lograron que se reconocieran sus demandas y que, para junio de 1985, se otorgara un laudo conciliatorio que determinaba pagar a los trabajadores las utilidades devengadas y salarios caídos durante los tres años de huelga. Refrescos Pascual se declaró en bancarrota y fue subastada.

Justo en este punto es donde el modelo de economía social se hizo presente, debido a que fue adquirida por los mismos trabajadores de la empresa y se convirtió en sociedad cooperativa. Se comenzaron a tomar las decisiones en asambleas de socios para elegir el camino a seguir en esta nueva etapa y se reiniciaron las labores.

 

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Los cooperativistas lograron hazañas productivas como reconstituir las fórmulas con las que se elaboraban las bebidas o echar a andar la maquinaria aparentemente inservible en pocos días. La reorganización del trabajo se dio a partir del conocimiento empírico conjunto que tenían de los procesos productivos, reafirmando que lo importante en la empresa eran sus personas y el trabajo que podían realizar cada uno de ellos.

A la par, el dinero para arrancar la producción, provino de esfuerzos solidarios como la transferencia de un día de salario efectuada por los afiliados al Sindicato de Trabajadores de la UNAM (STUNAM) y la donación de obras que diversos artistas como: Mario Orozco Rivera, José Luis Cuevas, Felipe Ehrenberg, Martha Chapa o Carolina Paniagua; que subastaron su arte en favor del proyecto. Con el pasar de los años, esta iniciativa derivó en la conformación de la Fundación Cultural Trabajadores de Pascual y del Arte.

En la actualidad la Cooperativa Pascual es una empresa líder en Latinoamérica y se mantiene como una sociedad cooperativa que reparte los ingresos directa y equitativamente a sus más de 4000 trabajadores en Ciudad de México y en las distintas plantas de producción en todo el país, demostrando que el modelo social de economía es una solución a los tiempos de crisis y que da certeza en los momentos más difíciles.

FUENTES

https://www.pascual.com.mx/nosotros/

https://www.pascual.com.mx/historia/

https://lacoperacha.org.mx/huelga-refresquera-que-destapo-una-cooperativa/

https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/115056/Pascual-Salvador_Torres_Cisneros.pdf