La evidencia científica ha demostrado que durante la primera infancia (de 0 a 5 años para el caso de México), se sientan las bases para el desarrollo motriz, social, emocional, cognitivo y del lenguaje.

El apego durante esos primeros años es esencial para contribuir a la solidez de los aprendizajes socio-emocionales que las niñas y niños van a adquirir desde la primera infancia y que perdurarán hasta su edad adulta.

Pero, ¿qué es el apego? Éste se define como los primeros vínculos que establece una niña o niño desde el nacimiento con su madre, padre o persona cuidadora, y que sirven de base para todas las relaciones afectivas que se establecerán durante el resto de su vida.

De ahí la importancia del apego como algo fundamental para que niñas y niños alcancen un desarrollo integral:

  • En primer lugar porque es una necesidad biológica, igual de básica como otras, que son el comer, dormir, etc. Todas y todos los seres humanos necesitamos sentirnos vinculados a otras personas para desarrollar sentimientos y emociones relacionadas con el afecto, el cuidado, la protección, el amor.
  • Durante su desarrollo, el apego brinda a niñas y niños seguridad, confianza, refuerza su autoestima, promueve su autonomía progresiva y efectividad para enfrentar el mundo. Es decir, el apego se convierte en ese espacio seguro y reconfortante para el crecimiento de todas las niñas y los niños.

Otro aspecto fundamental también es la calidad del apego, es decir, si éste se brinda desde una perspectiva de derechos y a través de un cuidado cariñoso y sensible por parte de las personas adultas, entonces nos referimos a un vínculo seguro y sólido.

Apego seguro: Se forma cuando la madre, el padre o persona cuidadora está totalmente atento a las necesidades básicas y de afecto de la niña o niño.

“Las emociones más frecuentes de los bebés con apego seguro en una situación extraña, son la angustia ante las separaciones del cuidador y la calma cuando éste vuelve; en la interacción con el cuidador relevan la calidez, confianza y seguridad.”(Garrido-Rojas, 2006)

En este tipo de apego, pocas veces se presentan emociones de ansiedad y evitación, dando paso a la cercanía, búsqueda de independencia y formas adaptativas de sobrellevar el estrés.

Por el contrario, cuando las personas cuidadoras no se muestran atentas de manera constante a las necesidades de las niñas y niños, cuando no se brinda la suficiente protección y el cuidado no es desde una perspectiva amorosa y sensible, entonces se generarán otros tipos de apego como son: el “apego ansioso ambivalente” el “apego ansioso evitativo” y el “apego desorganizado” (Garrido-Rojas, 2006).

Es obligación del Estado, mediante acciones, programas y estrategias de política pública, dotar de las herramientas necesarias a madres, padres y personas cuidadoras para que puedan establecer vínculos sólidos de apego y de calidad con niñas y niños. Y esto no sólo se tiene que dar en el hogar, sino también en todos los espacios donde se encuentren como son los Centros de Atención Infantil (CAI), las escuelas y  los Centros de Asistencia Social (CAS), entre otros.

Es por ello que la protección para niñas y niños en situación de vulnerabilidad ocasionada por la falta de cuidados parentales, es fundamental de cara a que todos los programas encaminados a la convivencia familiar, adopciones, familias de acogida, cuidados alternativos, entre otros, estén diseñados e implementados desde un enfoque de derechos, y teniendo como premisa básica la importancia del apego seguro, sólido y de calidad.

México, en los últimos años, ha dado grandes pasos en la materia con algunas acciones de política pública sobre la atención a la primera infancia. Te invitamos a conocer dichas acciones.

Fuentes de consulta: