Los bovinos son los rumiantes más importantes de la cadena agroalimentaria mundial, ya que de ellos se obtienen más de 60 mil toneladas de proteína cárnica que es consumida por alrededor de 7 mil 600 millones de personas, de acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne.
En ese contexto, gracias al trabajo coordinado entre el Senasica y los ganaderos, el cual disminuye el riesgo de propagación de plagas y enfermedades que pudieran afectar la crianza de estos animales, México es una potencia productora de reses, con más de 35 millones de becerros anuales.
En el sur del país y en zonas tropicales predominan las razas cebuínas y en el resto del territorio nacional se producen ejemplares con cruzas de origen europeo, las cuales son criadas en unidades de producción extensivas hasta su destete, momento en el que pueden continuar en pastoreo o bien ser concentrados en corrales de engorda donde reciben dietas balancedas hasta llegar a un peso cercano a los 500 kilogramos.
Lo anterior siempre y cuando el animal sea sacrificado en México, ya que además existe otro grupo de bovinos que son destinados al comercio internacional en su etapa de becerros, lo que brinda un fuerte impulso económico para los productores mexicanos, especialmente los pequeños y medianos.
Tan sólo, en el actual ciclo de comercialización 2020-2021, al 4 de mayo los productores mexicanos han exportado a Estados Unidos 937 mil 841 cabezas de ganado, lo que representa un crecimiento de alrededor de dos por ciento en relación con el mismo período productivo de 2019-2020.
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