Es común que tras las festividades navideñas nuestro recibo de electricidad refleje un consumo alto, lo que no conviene a nuestra cartera ni al medio ambiente. Pero podemos lograr el toque mágico de las luces navideñas en el pino, el Nacimiento, las posadas, la Nochebuena y el Año Nuevo sin que nuestra cuenta se dispare.

Podemos aplicar estas medidas:

  • Usar dispositivos como los atenuadores que reducen la luminosidad sin afectar la visibilidad, ya que el ojo se adapta y no percibe esa disminución, y las luces del árbol navideño aportan la luz faltante.
  • Utilizar sensores en Navidad o permanentemente para controlar el uso de los focos o lámparas. Si no hay movimiento en pasillos, corredores e incluso en las habitaciones, lo que se encuentre encendido se apaga, ahorrando luz de manera automática.
  • La casa puede verse cálida sin tener las luces encendidas día y noche mediante los temporizadores que permiten prenderlas y apagarlas a distancia si estamos fuera.
  • Ser prudentes y apagar durante el día luces de zonas estratégicas de la casa como la entrada principal, ventanas o balcones, pues no son necesarias.
  • En exteriores conectar los focos de manera fácil y económica a identificadores de la luz de día con el fin de que se enciendan cuando oscurece y se apaguen al amanecer.
  • No conectar muchas series en un mismo contacto porque además de aumentar el consumo eléctrico podemos ocasionar corto-circuitos y otros accidentes por sobrecarga.

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