Ciudadano Enrique Peña Nieto, Presidente de la República y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
Ciudadanos titulares de los poderes legislativo y judicial.
Señor, jefe de gobierno de la ciudad de México.
Almirante secretario de marina.
Señoras y señores integrantes del gabinete de la república y funcionarios gubernamentales.
Señores generales y almirantes en la honrosa situación de retiro.
Distinguidos invitados.
Respetables familias.
Representantes de los medios de comunicación.
Compañeros de armas.

A todos muy buenas noches.

Sean bienvenidos al emblemático campo militar marte, para acompañarnos en esta tradicional y significativa ceremonia de entrega de condecoraciones y otorgamiento de ascensos, dentro del marco de la celebración de un aniversario más del inicio de la revolución mexicana.

México, este México, nuestro México, es una gran nación, reconocida en el mundo por su extraordinaria historia, cultura y tradiciones; por su privilegiada posición geopolítica y estratégica; por su extensión territorial y demográfica; por sus recursos y bellezas naturales; su biodiversidad y pasado arqueológico; sus monumentos y zonas protegidas; por su multietnicidad; por sus universidades y académicos; sus poetas, escritores y premios nobel, sus aportaciones artísticas en cine y música, sus atractivos turísticos y gastronomía, el tequila y el mezcal.

Somos reconocidos sobre todo por la calidez y generosidad de nuestra gente, y por las importantes aportaciones que México ha hecho a la política internacional y la paz mundial.

Pero también, por muchas otras características y cualidades que nos hacen únicos, nos identifican y nos enorgullecen.

Así, este México, nuestra gran nación, ha escrito en su devenir, relevantes acontecimientos en que valientes mexicanos, en difíciles tiempos con sabiduría y resolución, temple y tenacidad labraron el camino y definieron el rumbo del país, bajo  ideales de libertad, igualdad y justicia social.

Uno de estos hechos memorables fue precisamente, la revolución mexicana.

Movimiento social, el primero en el mundo en el siglo XX, que generó una profunda e integral transformación, plasmada finalmente en nuestra constitución política de 1917.
Carta magna, con alto sentido y contenido social, que inscribió las bases de la organización y funcionamiento de la vida pública y política nacional, para que la democracia tuviera fundamento y viabilidad.

Ley suprema, que conmemoramos el centenario de su promulgación, el pasado cinco de febrero.

Por ello, el día de hoy, en esta ceremonia que preside nuestro comandante supremo, y en otras más que se realizan en todo el país, se reconoce el mérito y competencias profesionales de:
33 mil 56 destacados soldados y marinos, por prestar de 10 y hasta 50 años ininterrumpidos de servicios; 95 compañeros por haberse distinguido en diferentes ramas deportivas representando a nuestro país; y 7 mil 628 militares que ascienden al grado inmediato por su preparación, constancia y profesionalismo.

A los condecorados y ascendidos aquí presentes y a los desplegados en todo el territorio nacional, sus compañeros de armas, les externamos una calurosa felicitación por su compromiso con la institución... Por poner de manifiesto su actitud en la carrera de las armas... Y por su servicio a México.

Recuerden que la grandeza del ser humano no está solo, en qué tan lejos puede llegar, sino más bien, en cuanto puede inspirar a los demás a alcanzar sus propias metas.

Los invito a ser ejemplares ante las nuevas generaciones y a que sigan siendo militares de excelencia, siempre prestos para proteger al pueblo de México y a sus instituciones.

Expreso un especial saludo y mis felicitaciones a todas las respetables familias de los hoy reconocidos, porque siendo también fieles a sus anhelos y desvelos, les han acompañado en todo momento, constituyéndose en pilar fundamental y motivacional en su carrera militar.

Para quienes portamos el uniforme de la patria, las familias son inspiración, aliciente y fortaleza.
¡Hoy también ustedes son ampliamente reconocidas y felicitadas!

Señor presidente:

Como siempre, es un honor que nos acompañe y presida esta importante ceremonia.

Los soldados de tierra, mar y aire, le reconocemos su determinación para dirigir y modernizar a las fuerzas armadas... Y como titular del poder ejecutivo de la nación, reconocemos en usted y en su gobierno, visión y voluntad, audacia y valor, para promover y conducir el desarrollo y progreso del país.

Son ya cinco años que soldados y marinos hemos caminado juntos, con usted, vendrán otros tiempos, mejores, momentos difíciles, circunstancias inéditas; no lo sabemos; pero lo que venga, señor presidente, habrá de encontrar a nuestro México con sus fuerzas armadas siempre leales, mejor preparadas y prestas para el servicio, en toda circunstancia.

En ese elevado propósito y en cumplimiento de sus instrucciones, nos mantendremos hombro con hombro, al lado de los gobiernos federal, estatal y municipal, siempre en respaldo de nuestros conciudadanos.
Ante cualquier situación que ponga en riesgo su integridad y patrimonio, ahí estarán sus fuerzas armadas todas...

¡Protegerlos y defenderlos es nuestra misión y nuestra prioridad!

Fuerzas armadas que entienden el valor de la subordinación irrestricta al poder civil, sin pretensiones políticas de ninguna índole.

Fuerzas armadas que seguirán contribuyendo de manera subsidiaria con absoluta entrega y sin protagonismos, en la significativa labor que las autoridades realizan, para garantizar el bienestar común y la seguridad de la ciudadanía.

Tareas que siguen requiriendo de un marco jurídico que dé certeza en el actuar, no solo de las fuerzas armadas, sino de todos los obligados a hacer cumplir la ley y a fortalecer el estado de derecho.

Un marco jurídico, no para otorgar beneficios o prerrogativas, sino para establecer limitaciones y obligaciones a las autoridades, que constitucionalmente, son las responsables de brindar seguridad a los mexicanos.

Un marco jurídico, que defina, establezca y verifique la ruta crítica para contar con instituciones policiales organizadas, preparadas y equipadas, para atender la problemática en materia de seguridad pública.
Un marco jurídico que defina también con toda precisión, procedimientos y tiempos para que los militares regresemos a los cuarteles a cumplir con nuestros fines y con nuestras misiones.
Un marco jurídico realista, objetivo, armónico y práctico, producto del consenso y avalado por la ciudadanía, alejado de condicionamientos o intereses políticos.
Un marco jurídico para beneficio de todos los mexicanos, que aún no se consolida; sin duda, es un pendiente de nuestra realidad democrática. 

Desde esta tribuna, las fuerzas armadas respetuosamente, solicitamos una vez más, a nuestros representantes en el congreso, avanzar en este urgente ordenamiento, que insistimos, obligue, dé orden y sentido a las instancias encargadas de la seguridad y defensa del estado mexicano (seguridad nacional) de las instituciones (seguridad interior) y de los ciudadanos (seguridad pública).

Asumamos las responsabilidades que a cada uno competen y demostremos al pueblo de México la eficiencia de sus instituciones, procurándole las condiciones de seguridad que merece.

Amable auditorio:

Somos privilegiados de vivir en un país con gran potencial y amplias expectativas; vivimos momentos que invitan y exigen revisar el pasado, fortalecer el presente y vislumbrar un mejor porvenir.
Hay quienes ponen en duda la grandeza de México y auguran un futuro incierto; aquellos que así piensan, se han olvidado de lo que hemos construido y lo que hemos podido lograr cuando nos unimos en un propósito común… cuando nos unimos por el bien de la nación.

Ante los sismos del pasado mes de septiembre, nuevamente fuimos testigos de que ninguna eventualidad por fuerte que esta sea, se compara con la voluntad, el coraje y la unión de todos.

En estos escenarios complejos, la sociedad una vez más, dio muestra de solidaridad ciudadana, al salir a las calles de manera voluntaria, valiente y espontánea para ayudar a las personas en desgracia.
¡De ese tamaño es nuestra grandeza!

Las fuerzas armadas, hacemos un significativo reconocimiento y expresamos nuestro agradecimiento a todos aquellos mexicanos, particularmente a los jóvenes, que ofrecieron su valioso esfuerzo para el rescate de víctimas.

Esta tragedia nos deja como lecciones:

Que debemos encarar juntos los problemas, sumar esfuerzos y ser conscientes de lo que nos corresponde como autoridades y como ciudadanos.

Que debemos actuar:

Con valor y decisión para enfrentar, con contundencia, los obstáculos que frenan el progreso del país.

Con legalidad e integridad, para desterrar violencia, corrupción e impunidad.

Con honor y patriotismo para orientar decididamente nuestros esfuerzos hacia el bien de México.

Seamos críticos de lo que podemos mejorar, pero prospectivos para lograrlo; exijamos nuestros derechos, pero también cumplamos con nuestras obligaciones ciudadanas; defendamos nuestras ideas, pero también respetemos las opiniones de los demás.

Es hora de pensar y reconocer que somos una nación demasiado grande e importante para limitarnos a sueños pequeños.

Señoras y señores:

La historia nos ha demostrado y hemos comprobado que trabajando en equipo, hacia un mismo objetivo, somos más fuertes que cualquier adversidad… que somos todo el motor que impulsa a la nación... Y que unidos todos, somos la gran fuerza de México.

Aquellos valientes, que en momentos cruciales de nuestro devenir definieron el país, nos enseñaron que una verdadera democracia solo puede alcanzarse, con una sociedad comprometida con el estado de derecho, las libertades, el diálogo y la convivencia armónica.

Pero también nos enseñaron que la verdadera transformación de México, la gran nación en todos los sentidos, está en nosotros mismos.

¡Enhorabuena para todos y muchas gracias!