Licenciado Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas.
Diputado Porfirio Muñoz Ledo, Presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados.
Senador Martí Batres Guadarrama, presidente de la mesa directiva de la cámara de senadores.
Ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, representante del Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Almirante José Rafael Ojeda Durán, Secretario de Marina.
Integrantes del gabinete legal y ampliado.
Funcionarios del gobierno federal y de la ciudad de México.
Agregados militares, navales y aéreos acreditados en nuestro país.
Compañeros de armas en la honrosa situación de retiro y en activo.
Jóvenes cadetes.
Estudiantes que nos acompañan.
Respetables familias.
Representantes de los medios de comunicación.
A todos muy buenos días.

Hace 106 años, este alcázar de Chapultepec fue testigo de un hecho histórico que ha perdurado en la memoria de todos los mexicanos: el acto de lealtad de los cadetes del colegio militar a la institución presidencial, representada en aquellos entonces por Don Francisco I. Madero.

La mañana de ese 9 de febrero de 1913, el presidente Madero se dirigió a los cadetes para explicarles la situación que se vivía del movimiento rebelde, en contra del gobierno revolucionario legalmente constituido.

Reconociendo las nobles tradiciones de lealtad de los alumnos del Colegio Militar, Madero los llamó para que lo escoltaran desde este lugar en donde nos encontramos a la sede del poder ejecutivo, para demostrar al pueblo mexicano que se había derrotado a los infidentes y desleales.

Los jóvenes cadetes, conscientes de la confianza que el presidente Madero les depositaba y haciendo patente sus valores de lealtad y patriotismo, lo escoltaron durante todo el recorrido y lograron que el primer caudillo de la revolución mexicana llegara a salvo a Palacio Nacional.

Ese episodio trascendental quedó inscrito en la historia de nuestro país como “La Marcha de la Lealtad”; acontecimiento que atesora la memoria sobre la acción institucional, valiente y decidida de los cadetes del Colegio Militar; memoria que es el vértice y la esencia con que se forma a quienes por vocación sirven al país desde las fuerzas armadas.

Conmemoramos con solemnidad esta fecha por las razones siguientes:
Primero, porque muestra el deber del instituto armado con las instituciones democráticas en el seno de una nación plural, diversa y heterogénea.
Segundo, porque recrea un episodio que nos compromete con las más altas causas del estado democrático de derecho.
Tercero, porque es una oportunidad para demostrar a la sociedad que sus fuerzas armadas se han edificado en los valores de: lealtad, disciplina, honor, valor y patriotismo… valores que nacieron del pueblo, de las leyes y de la historia.
Y cuarto, porque esos valores se materializan en el trabajo diario al servicio del pueblo con profesionalismo y honestidad, dispuestos al máximo sacrificio por amor a méxico.
La lealtad puede expresarse como una definición, pero lo más importante es su manifestación en las actitudes y en el trabajo de las personas.
En ese sentido, para todo militar, la lealtad es cumplir cabalmente con el deber de manera desinteresada, aún a costa de la propia vida.
Porque con lealtad, las fuerzas armadas trabajan unidas por el bien de la nación, preservando su integridad, soberanía e independencia.
Porque con lealtad las fuerzas armadas contribuyen a la seguridad nacional, interior y pública en todo el territorio y realizan labores eminentemente sociales.
Porque con lealtad, participan en la reforestación y combaten incendios, protegen instalaciones estratégicas, auxilian a la población civil en casos de desastre, llevan servicios médicos, apoyo y asistencia a las zonas más vulnerables del país.

Así protegen las fuerzas armadas al pueblo en comunidades, ejidos, colonias y ciudades, y por ello, se han ganado con entrega, trabajo y esfuerzo la confianza de la sociedad… ¡Estamos donde se necesita y cuando se necesita!
¡Lo hacemos porque la nación nos ha dado todo y nosotros con lealtad damos todo por la patria!

SEÑOR PRESIDENTE:
Quienes integramos las fuerzas armadas, agradecemos que, como titular del poder ejecutivo de la nación y nuestro comandante supremo, presida esta ceremonia solemne de especial importancia para quienes portamos con orgullo el uniforme de México.
Es relevante para nosotros, porque la conmemoración de este acto de lealtad, aunado a muchos otros que se han dado a lo largo de la historia, dignifica a la institución militar y es claro ejemplo de lo que significan el respeto y la subordinación a la institución presidencial legalmente constituida.

Como lo hicieron aquellos cadetes hace 106 años con el presidente Madero, hoy, las mujeres y hombres que integramos la armada, el ejército y la fuerza aérea, le reiteramos nuestra irrestricta lealtad, respeto y subordinación, así como nuestro firme compromiso de velar siempre por el bien de México, a través del cumplimiento cabal de las misiones que tenemos asignadas.

Marchamos con usted, para consolidar el proyecto de nación que sintetiza nuestra Carta Magna… marchamos con usted, para que México prevalezca con respetabilidad y prestigio ante el mundo… marchamos con usted conscientes de que emprendemos una transformación nacional pacífica y profunda… y marchamos con usted bajo las mejores lecciones de nuestra independencia, reforma y revolución.

Caminamos al lado de las y los mexicanos que trabajan con determinación y honestidad por el bien de sus familias… caminamos con los jóvenes que con la energía que los distingue miran el futuro con esperanza… caminamos con ejidatarios, comuneros, pueblos y comunidades indígenas en la defensa de sus derechos.
Desde hace décadas trabajamos para contribuir a la tranquilidad de los ciudadanos, de sus familias y de sus comunidades.

Cada día en cientos de lugares de nuestro país, marinos, soldados y pilotos sirven al pueblo con lealtad y patriotismo para tener una mejor seguridad, en la que los sellos distintivos sean las libertades públicas, los derechos humanos, la certeza jurídica y el debido proceso.

Hoy señor presidente, agradecemos la confianza que nos otorga para hacer partícipes del fundamental proyecto de la Guardia Nacional, en el que reconocemos genuino interés de atender la demanda de paz y seguridad que hace la sociedad.

Y por ello, nos comprometemos a que cada joven que deseé seguir el camino del servicio a la patria a través de la seguridad pública en la guardia nacional, reciba formación policial de excelencia, forjada en los más altos valores cívicos y militares.

Deberá ser ejemplo de compromiso con México, por lo que su actuar estará enmarcado en la ley y en el respeto a los derechos humanos; asimismo, en la lealtad, la ética, el honor y el espíritu de servicio a la ciudadanía, para portar con dignidad el uniforme que le confíe el pueblo de México.

En la implementación de la Estrategia Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 y en cualquier proyecto o acción que su gobierno emprenda por el bien de México y que requiera el aporte de la institución militar, ahí estarán las fuerzas armadas al lado de usted y del pueblo.
Amable auditorio; compañeros de armas:

El hecho histórico que nos reúne, exalta el valor de la lealtad, que lejos de ser exclusivo de las fuerzas armadas, es deber común en las acciones de todo mexicano.
Los retos y desafíos que enfrenta nuestro país convocan la mejor de sus pluralidades, lo mejor en el aspecto de cada mujer y hombre que tiene esperanza en construir un mejor país y que se compromete con las nuevas generaciones.

Estamos ante una renovación sin precedente de la vida pública, donde con fuerza emergen desde el poder y diversidad de la sociedad, los valores de: verdad, justicia, igualdad y honestidad.

Si algo ha quedado claro en el tiempo y en la historia concreta y escrita, es que todos los pueblos rechazan la corrupción, la mentira y la deshonestidad.

En esta transformación, el señor presidente nos convoca a fortalecer la república y la unidad nacional desde nuestras raíces.

Comprendemos que implica profundos cambios para erradicar la corrupción y la impunidad, garantizar seguridad, empleos, educación, salud y bienestar a la población.
Para nosotros implica desde nuestro ámbito, contribuir con todas nuestras capacidades institucionales al logro de esos propósitos… y así lo haremos.

Implica también acudir a un nuevo diálogo, impulsar la transparencia en las acciones y el fortalecimiento de las relaciones civiles-militares y así lo haremos.
Somos pueblo uniformado, proveniente de todos los estratos sociales y de toda la geografía del país… al pueblo nos servimos, y a él nos debemos.

Servimos a México porque a ese deber nos comprometimos con vocación, y en esa decisión, están implícitas la lealtad y la obediencia que caracterizan a todo militar.

La lealtad nunca está a prueba ni tiene mediaciones, no se improvisa o es eventual; se es o no se es leal.

La lealtad es absoluta a las leyes, a las instituciones, a nuestros valores nacionales, y a nosotros mismos… la lealtad es inquebrantable con el presidente de la República, porque el pueblo lo eligió para dar rumbo al proyecto nacional.

Con esa visión, las instituciones armadas nacionales reafirmamos que nuestras convicciones están basadas en la democracia, en el estado de derecho, en el orden institucional, en la ley, y en la subordinación a quienes son depositarios de la voluntad popular.

Es así, porque como militares sabemos que es tarea de todos los mexicanos trabajar con responsabilidad, para consolidar los intereses y objetivos nacionales y, con ello, la igualdad, la justicia y la inclusión social.

Sabemos que la paz y la seguridad son condiciones indispensables para el progreso y la consolidación del estado de derecho, por eso, las fuerzas armadas estamos prestas para el trabajo en la vida social y el servicio para la seguridad pública, la seguridad interior y la seguridad nacional… somos fuerzas armadas que abrazan la paz, la unidad y la cooperación.

Entendemos que el amor a México significa que la lealtad a las instituciones es fuente del desarrollo nacional, que el respeto absoluto a la ley expresa nuestro honor, y que el servicio a México concreta el patriotismo propio de todo mexicano que aprecia su suelo, su mar y su cielo.

Así, ayer como ahora, rechazamos en nuestro desempeño, protagonismos, posiciones y acciones políticas, abrazando el servicio a México con lealtad a la Constitución, a nuestro comandante supremo y a la democracia como forma de vida que la nación se ha dado para vivir en libertad.

Como lo hemos hecho siempre, los marinos, soldados y pilotos, seguiremos velando por la seguridad y el bienestar de nuestro pueblo, siempre con respeto a los derechos humanos y aplicando los principios del uso de la fuerza.

En el cumplimiento de nuestras misiones, hemos recorrido todas las regiones de México trabajando con la población, escuchando su pensar y su sentir.
Por ello, entendemos y reconocemos la sensibilidad del señor presidente para gobernar en contacto con el pueblo desde la diversidad geográfica de México, pero sobre todo, reconocemos que trabaja incesantemente para servir a todos los mexicanos enfocado en los más vulnerables.

Hoy, en está efeméride de orgullo militar y ante el inmejorable marco que representa esta ceremonia, las fuerzas armadas refrendamos el compromiso de seguir siendo leales a nuestro presidente… de seguir siendo leales a las instituciones nacionales… de seguir siendo leales al pueblo y a la patria.
Armada, ejército y fuerza aérea, somos leales y seguiremos siendo: ¡siempre leales!

Muchas gracias.