El actual Ejército Mexicano tiene sus orígenes en el Ejército Constitucionalista, el cual surge con el decreto 1421, emitido por el Congreso del Estado de Coahuila, el 19 de febrero de 1913, donde se le brindaron facultades extraordinarias al gobernador de esa entidad, Venustiano Carranza, para crear una fuerza armada que coadyuvara al sostenimiento del orden constitucional de la República, alterado por la muerte del Presidente Francisco I. Madero.
Este documento es considerado actualmente el acta de nacimiento y base legal del actual Ejército Mexicano. Asimismo, de esta manera se sentaron las bases para el surgimiento de un ejército popular nacido de las entrañas de la nación, con ciudadanos en armas y que libres en sus ideas aceptaban la responsabilidad de luchar por la democracia y su derecho de autodeterminarse.
El resultado de la lucha del Ejército Constitucionalista fue la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en febrero de 1917, donde quedó conformada como la única fuerza armada del país con carácter Nacional.
Durante la administración del Presidente Miguel Alemán Valdés, se consideró que el nombre de Ejército Nacional, no era un título adecuado y decidió utilizar una expresión más correcta que lo definiera de forma exacta, por lo que el día 22 de septiembre de 1948, se firmó el decreto que en su artículo primero textualmente decía: “Cuando en alguna disposición legal o de otro orden, se aluda al ejército designándolo como Ejército Nacional, esta expresión deberá traducirse por la de Ejército Mexicano”.
Mientras que en su artículo segundo aclaraba: “En lo sucesivo, en todas las referencias, usos y costumbres del ejército se empleará el término Ejército Mexicano para designar a dicha institución”. De esta forma quedó definida su posición institucional como pilar del Estado Mexicano.