El primer antecedente de una escuela militar, está registrado en el reglamento para la Artillería de la Nueva España, que data de 1765, donde se ordenó establecer "para la instrucción de oficiales y tropas de este cuerpo, una escuela práctica de artillería en Veracruz y otra en México según el método que se sigue en España", orden que sólo quedó en proyecto, sin que realizara.
Hasta finales del siglo XVIII, de acuerdo con la política seguida por el gobierno peninsular, en el Virreinato de la Nueva España no se permitía en el Ejército que los criollos y mestizos ocuparan puestos de Oficiales ni las altas jerarquías, mucho menos se permitía que los jóvenes mestizos sirvieran dentro de la clase de "Cadetes", categoría asignada a aquellos aspirantes a Oficiales.
Al ingresar a las fuerzas militares, la educación comenzaba de forma poco homogénea, toda vez que a los Cadetes se les educaba en su lugar de procedencia, sin que para ello existiera una unidad de doctrina militar que les brindara los conocimientos.
En 1817 debido a esta razón, el Brigadier español Diego García Conde propuso al gobierno virreinal, la creación de una escuela para que los cadetes recibieran una enseñanza uniforme que incluyera todos los conocimientos necesarios en la profesión de las armas, propuesta que comenzó a concretarse a la par que se consumaba el movimiento por la Independencia de México.
En febrero de 1822, el Emperador de México Agustín de Iturbide, instaló en forma provisional la “Academia de Cadetes”, en el edificio que antes ocupó el Tribunal de la Santa Inquisición (edificio que actualmente alberga el Museo de Medicina de la UNAM, ubicada en la Plaza de Santo Domingo en la Ciudad de México), nombrándose como primer y único Director al General Brigadier Diego García Conde, quien con su empeño y perseverancia la hizo subsistir aunque de manera efímera.
La primera antigüedad de este centro de estudios se integró por 16 alumnos de una compañía original de 80, en ella se impartía como parte del plan de estudios las materias de dibujo, matemáticas, cálculo infinitesimal y adiestramiento.
En septiembre de 1823, un último reducto de la guarnición española que se negaba a reconocer la independencia mexicana, se fortificó en el puerto de San Juan de Ulúa; ante esto, el General Guadalupe Victoria, ordenó el asedio a la plaza y al comprender que la espera sería larga y difícil, propuso al Gobierno que reuniera a todos los cadetes que hubiera en los Cuerpos del Ejército y los enviara al Castillo de San Carlos de Perote, Ver., para que recibieran ahí su educación militar.
Finalmente, el 11 de octubre de 1823, el General José Joaquín de Herrera, Ministro de Guerra y Marina, expidió un decreto mediante el cual se creó el Colegio Militar, y ordenó su traslado a la Fortaleza de San Carlos de Perote, llamándose Colegio Militar de Perote, dependiente de la Comandancia General de Veracruz.
Los Cadetes de todos los Cuerpos, excepto los de Artillería, se concentraron en la fortaleza y aquellos que se encontraban bajo la dirección del General Diego García Conde formaron el pie veterano de dicho plantel; antecedente del Heroico Colegio Militar.