De acuerdo a datos del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos un tercio de la población mundial vive en las ciudades. Se estima que la población aumentará en este tipo de asentamientos, por lo que para el año 2035 representaría el 39% de la población global e incrementarán los habitantes metropolitanos. (ONU Habitat, 2020)
Bajo este escenario de continua urbanización, el desarrollo sostenible depende cada vez más de la gestión exitosa del crecimiento urbano (ONU, 2018). Para habitar en este contexto es inherente la necesidad de espacios abiertos, no solo para el desarrollo de los roles sociales, la recreación, el ocio y el descanso, entre otros, sino también disponer de espacios verdes, sanos y transitables que contribuyan a mejorar las condiciones de vida. La vegetación es el contacto más cercano que tiene el habitante urbano con la naturaleza la cual está presente en los parques, calles y espacios públicos. Esto deriva en beneficios no solo medio ambientales sino en la salud de los seres vivos.
Integrar la vegetación que conforma los espacios en las ciudades contribuye al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 promovidos por la Organización de Naciones Unidas, específicamente el ODS 11 Ciudades y Comunidades Sostenibles y el ODS 13 Acción por el Clima. Una selección informada del tipo de vegetación a integrar en áreas verdes urbanas puede lograr ciudades resilientes y sostenibles, impulsando la creación de sistemas urbanos, así como medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Para lograr espacios verdes saludables se debe prestar atención a los tipos de vegetación (especies de plantas) que serán integrados a los mismos. La selección de la vegetación influirá en la supervivencia del proyecto y costos: desde la inversión inicial hasta su mantenimiento a lo largo del tiempo. Se busca integrar la vegetación, ya sea de árboles, arbustos, herbáceas o cubresuelos, como parte de los elementos de los proyectos de espacio público y centrarse en su papel ecosistémico y funcional de las mismas, aunado a los beneficios puntuales en el entorno físico donde son colocados, tales como barreras cortavientos, zonas de sombra, alineamientos que enmarcan flujos de circulación o puntos de referencia.
Al considerar la vegetación en el diseño de proyectos del espacio público, esta se debe concebir como material vivo, ya que las condiciones de sus elementos evolucionan a través del tiempo. No es un paisaje atemporal, por el contrario, brindan cambios, por lo que debe entenderse como un sistema vivo que tiene: procesos, relación entre las especies, estacionalidad, ciclos y etapas. Si este concepto se encuentra presente en todas las etapas del proyecto -la planificación, el diseño, la ejecución y seguimiento- es mayor la probabilidad que la inversión brinde un impacto positivo, perdurable y escalable en las ciudades.
El presente documento se plantea como una herramienta de acercamiento para las disciplinas involucradas en diseñar espacio público. La intención es presentar los pasos básicos para conocer las pautas en cada etapa de un proyecto y considerarlas desde el inicio del proyecto al integrar la vegetación. Cada paso contiene información general, la cual se deberá ampliar con diversas referencias. Este documento no pretende brindar detalles, por ejemplo constructivos. Adicionalmente se recomienda consultar especialistas en la materia.
El documento se agrupa en cuatro partes:
• Definición de la Paleta Vegetal y la importancia de la selección adecuada de las
especies que van a conformarla.
• Pasos a seguir (hoja de ruta) para integrar la Paleta Vegetal en un proyecto.
• El resumen que engloba las etapas y pasos (hoja de ruta) en forma de diagrama.
• Bibliografía básica a consultar.