Los hongos son el segundo organismo más numeroso en la Tierra, después de los insectos, por lo que tienen gran importancia en todos los ecosistemas del mundo, además, tienen una gran capacidad de adaptación y cumplen funciones indispensables para el equilibrio natural. Por ejemplo: ellos se adaptan a todos los climas, pueden ser microscópicos o voluminosos; además al menor cambio químico y físico pueden modificar su forma de reproducción entre sexual y asexual. Esta gran versatilidad les es indispensable para cumplir sus funciones, en el equilibrio del ecosistema al que pertenecen, pues los hongos son los responsables de degradar la materia orgánica, al mismo tiempo que crecen sobre ella.
Los hongos también son parasitarios, pero a pesar de que eso pueda parecer algo malo para las plantas, es todo lo contrario; esta relación simbiótica es benéfica tanto para las plantas, como para los hongos; ya que ambos aprovechan las fuentes nutricionales y las conectan entre ellas; debido a que establecen un intercambio de nutrientes subterráneo entre planta y planta, en el cual los hongos se ven favorecidos. Las plantas también obtienen beneficios al tener una mejor redistribución de los recursos nutrimentales, al ser provistas de señales químicas que alertan de peligros en el ecosistema, tales como enfermedades, depredadores, cambios en el ambiente, etc.
Como podemos apreciar, los hongos cumplen una función muy importante en los ecosistemas, ya que tienen características complejas. Es por ello, que para lograr su clasificación fue un proceso complicado en un principio, ya que mucho tiempo se pensó que formaban parte del reino vegetal, incluso algunas culturas los percibían como animales (algo muy preciso ya que taxonómicamente se considera que los hongos están más relacionados con el reino animal, que con el vegetal). Ahora se saber que los hongos, tienen una categoría propia, por lo que son reconocidos como parte de un reino diferente, el reino fungi.
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