Las comunidades locales se unen para “pedir posada” y agradecer que alguien les abrió la puerta de su casa y les proporcionó asilo, esto se hace para recordar el camino que recorrieron María y José desde Nazaret hasta Belén para preparar el nacimiento del niño Jesús. Si bien las posadas tienen como propósito principal preparar el festejo de la Navidad, la cual es la llegada del Jesús, hoy en día también se usa para celebrar la unión entre las familias, los amigos y los seres queridos.

El ambiente que se genera en esos días es de armonía y paz. En algunas comunidades al caer la noche, la gente camina por las calles entonando canciones mientras iluminan su camino con velas, como si estas fueran la luz que guía a los peregrinos, también simbolizan de alguna manera el ritual que hacían los aztecas durante el festejo del nacimiento del Sol, pues esta celebración se realizaba en invierno.

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Al llegar a la casa del posadero comienza la celebración donde se reparten los famosos “aguinaldos” (bolsitas de dulces, frutas y alguna colación) y se rompe la piñata.  

Hay quienes afirman que las piñatas tienen su origen en tiempos prehispánicos con los aztecas, estos las fabricaban con ollas de barro y las decoraban con plumas y adornos pequeños para celebrar el nacimiento del dios Huitzilopochtli. Según la religión católica, la forma tradicional de una piñata debe ser una estrella de siete puntas, ya que representa los siete pecados capitales: avaricia, lujuria, pereza, soberbia, envidia, ira y gula. Por eso la piñata debe romperse a palazos, pues se tiene la creencia que el palo representa a Dios que da las fuerzas para vencer las tentaciones. Al romperla, los dulces y la fruta de la temporada caen como recompensa, la cual representa la riqueza del reino de los cielos.

La discusión sobre el origen de esta fiesta es amplia, si bien las posadas empezaron a practicarse como tal después de la conquista, se tiene registro de que los aztecas hacían fiestas similares en el mes de diciembre.

Los aztecas celebraban la llegada de Huitzilopochtli, el dios de la guerra, en el mes de panquetzaliztli, igual al mes de diciembre. Las fiestas solemnes duraban 20 días, en los cuales honraban a la deidad poniendo banderas en los árboles frutales. El pueblo se reunía en los patios de los templos y había festejos en todas las casas, en los cuales se ofrecía comida y unas pequeñas figuras a los invitados.

Tras la llegada de los españoles a México, la tradición de las posadas surge como parte del proceso de evangelización, donde el culto al dios de la guerra fue reemplazado por la práctica europea de las posadas, para preparar la llegada de la Navidad,

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Con todo esto podemos decir que las posadas no son una celebración pura, es decir, no son completamente españolas o prehispánicas, sino una mezcla de ambas culturas.

Guerrero

El espíritu festivo de los nahuas

Los nahuas son uno de los pueblos indígenas con mayor presencia en México, sus habitantes son reconocidos, en el país e internacionalmente, por los trabajos de artesanía que producen y distribuyen como comerciantes desde hace más de 50 años.

Los nahuas celebran a los santos con base al calendario católico, entre los más importantes se encuentran: San Marcos (25 de abril), Santiago (25 de julio), la Virgen de la Concepción (8 de diciembre) y la Virgen de Guadalupe. Después de esto se celebran las posadas del 10 al 24 de diciembre, donde se busca fortalecer las relaciones entre familias y vecinos, al mismo tiempo que se hacen peregrinaciones y festejos más personales como los bautizos y los regalos rituales de ropa.

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En otras zonas de Guerrero como en Tixtla y Tlapa, se acostumbra comer pozole verde de semilla de calabaza “chihua”, un alimento exclusivo para las posadas, y que, al igual que algunos alimentos de otras regiones, se relaciona con el sistema ritual, festivo y agrícola de la milpa.

No solo vives de pan

No solo vives de pan,
en tu corazón inquieto
vive un pequeño alfarero
que sueña y ríe de alegría

Tus manos arte son,
y en tu mirada llevás tu vocación
que no es otra que la vida
hecha en barro y arcilla

La gente mira contenta
cómo celebrás la vida,
y dice asombrada
“Benditos sean los nahuas”

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Michoacán

La Fiesta del Takari de los p’urhépechas

La Navidad es una época especial para convivir con los seres queridos, recordar nuestros valores y disfrutar de las experiencias que nos brinda el mes de diciembre. El nacimiento de Jesús se celebra de distintas maneras a lo largo de la República, si bien coincidimos en muchas cosas, cada lugar tienen sus costumbres específicas, como es caso de la comunidad p’urhépecha, donde se celebra la Fiesta del Takari, la cual se lleva a cabo en la comunidad de Tiríndaro, en Michoacán.

El Takari, cuya correcta pronunciación es takare, es una planta que en español se le conoce como Cabello de Ángel o tabardillo, misma que solo se puede encontrar en algunas zonas de Hidalgo, Puebla y Nayarit, además de Michoacán. Su aspecto es un conjunto de hojas pequeñas y su flor está compuesta por estambres largos de un rojo intenso, en algunos casos esta flor tiene un tono rosa pálido.

A partir del 15 de diciembre, un día antes que comiencen las posadas oficialmente, los jóvenes de Tiríndaro salen al cerro para recolectar el takari y entregarlo a los cargueros, estos los celebran con una cena compuesta por pozole, buñuelos y chapatas.

El takari sirve para adornar el templo y también la casa del carguero en turno, la persona encargada de transportar al Niño Dios. La fiesta se extiende hasta la Noche Buena en una mezcla entre la religión católica y la tradición de los P’urhépechas.

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Durante los nueves días que dura la fiesta hay tres protagonistas para que todo lleve su curso: los pastores jóvenes, la gente mayor y las maringuías. Los primero se encargan de recolectar el takari, mientras los mayores son los designados para cuidar al Niño Dios, a quien se dedican cantos y rosarios. Por su lado, los danzantes se visten de blanco y calzón de manta bordado, una faja negra y sombrero de listones coloridos, además de una máscara de madera. En este ritual participa la Maringuía, un hombre vestido de mujer con falda larga, camisa, faja gruesa, delantal y sombrero, un personaje que también forma parte de los bailes del Torito de Petate, otra tradición de Michoacán.

Los p’urhépechas interpretan la posada católica a través de esta danza, pues el viejo y la maringuía representan a María y José en su perigrinar para el nacimiento de Jesús.

La danza es organizada por nueve parejas de jóvenes, terminando con la danza del toro celebrada en el campo del takari, donde se reúnen las bandas de viento y el resto de la población. Las mujeres visten naguas y trenzas de muchos colores, con delantales, guanengos y sin rebozo en el caso de las que no están casadas, además de servilletas con las que torean a los hombres, los cuales se visten con un pantalón de mezclilla negro, botas y sombrero.

En cuanto a la comida, se sirve el clásico churipo, un caldo de chile rojo acompañado con carne de res y verduras, servido con corundas o tamales de ceniza.

Oaxaca

Zapotecos: Hermandad y tradición

Las posadas navideñas generan un ambiente de hospitalidad y hermandad, es un tiempo de unión y de armonía. En la comunidad zapoteca de Oaxaca, estos días son muy especiales.

La gente se reúne por las tardes en los templos católicos que abundan en los barrios, se hace la representación de los santos peregrinos con ayuda de las familias y disfrutan, en especial los niños, de la repartición de la horchata, las galletas, las serpentinas, las velitas y las espanta suegras.

Como se ha mencionado anteriormente, más allá del significado de las posadas y de la combinación de culturas, lo que se busca en estas fechas es transmitir el valor de la hermandad, la unión, y la empatía que todos necesitamos, algo que tienen presente los zapotecos.

Los nacimientos son importantes en estas fiestas, ya que estos representan de manera plástica el nacimiento de Jesús en Belén, en la Ciudad de México es común ver nacimientos de pocas piezas, normalmente colocados abajo del árbol para terminar de adornar, algo que no sucede en estas comunidades, pues los nacimientos suelen ser grandes, a tal punto, que desde hace muchos años existe el juego de encontrar una figura específica entre el enorme conjunto de personajes.

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Las posadas se llevan a cabo en la tarde-noche de los días del 16 al 24 de diciembre, los lugares destinados para estas fiestas son adornados con globos de hermosos colores, serpentinas relucientes, faroles grandes y gusanillos. Es costumbre que las posadas terminen después de romper la piñata.

En otras zonas de Oaxaca, se consume el pilte, un platillo que tiene mucha similitud con el tamal, aunque sin masa de maíz, preparado con pollo y marinado con una mezcla de varios ingredientes como: el chile piquín, cebolla, sal y ajo. El pilte es envuelto en hojas de plátano y hierba santa para después ser cocido al vapor.

Puebla

Un día de festejo con los mixtecos

Las posadas son fiestas tradicionales de las que se tiene registro desde hace más de 400 años, un historial lleno de momentos memorables y especiales para la comunidad mexicana, algo que tiene presente la comunidad mixteca en Puebla.

Para los mixtecos es importante celebrar estas fechas a lo grande, es por eso que organizan posadas con un presupuesto mayor a lo habitual, lo cual genera una visión diferente hacia la celebración y, por lo tanto, invita a las otras comunidades a invertir más en nuestras tradiciones y lo que nos identifica como mexicanos.

Los aguinaldos son surtidos por una buena cantidad de dulces como chocolates, tamarindos, paletas, caramelos, frituras y chicharrones, además de agregar frutos secos como cacahuates o nueces.

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El presupuesto se utiliza para comprar los aguinaldos, piñatas, juegos pirotécnicos y villancicos. Los adornos de la casa destinada para la posada son similares a los de otros estados.

Los preparativos inician desde temprano. En las calles se aprecia el sentimiento de felicidad y de unión, ya que la comunidad se integra para adornar la casa  y arregrar el nacimiento, al que se le da forma durante todo el día para que en la noche comience la posada.

Llegada la noche comienzan los cantos navideños, bandas de música acompañan, se presenta la danza de los tecuanes y se rompe la piñata. Además de lo tradicional, también se reparten tamales, café, cerveza y tequila.

Para muchos pueblos este tipo de celebraciones son importantes, pues representan un momento de hermandad y alegría, donde la prioridad es el sentir de la comunidad y la unión entre los miembros de la comunidad.

Veracruz

Totonaca: Xkutakgela

De blanco te vistes cuando sales,
aunque la petunia llevás también
Por tu cálido cuerpo caminan
labios que saben a miel

Tus nombres infinitos son,
pues famoso eres en la región
fuerte y grande te ves
pero el piloncillo hace su labor

Cambiás de forma al amanecer,
un día te tendré que esperar
La espera sería eterna,
si no supiera cuál es tu sabor

En México se celebran las posadas por nueve días, desde el 16 de diciembre comienza una serie de festejos donde las comunidades se unen para compartir y agradecer a lado de sus seres queridos, estas fiestas terminan el 24 de diciembre para dar paso a la Noche Buena.

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En la comunidad totonaca en Veracruz se bebe el atole agrio, preparado con semilla de maíz fermentada y que se puede acompañar con tamales o un pan de dulce. La fermentación de este atole puede durar un día o dos, dependiendo de la intensidad del fogón.

Entre los totonacos que viven en la costa norte del estado, el atole agrío se considera una bebida fortificante, recomendada para tratar algunas enfermedades leves, con la diferencia que para estos fines se suele endulzar con azúcar o piloncillo. Los totonacos suelen llevarlo a la milpa para beberlo durante la jornada.

El chilpozonte es otro platillo importante de esta comunidad, un caldo de pollo hervido con chipotle que, al igual que el atole agrío, pertenece al sistema cultural de la milpa, un ciclo festivo que inicia con la cosecha para los muertos en noviembre, después para los dioses de la fertilidad, que inicia con las posadas y termina con la Candelaria.

En Veracruz, la celebración de las posadas varía según las regiones de la entidad. En la zona centro, llevan un pequeño pesebre mientras entonan los cantos populares para simular a los peregrinos que piden posada. En el puerto de Veracruz, se visitan nueve casas vecinas para representar las nueve posadas, que significan los nueve meses de embarazo de la Virgen María. Y en la zona norte, los totonacos celebran con sus alimentos tradicionales, continuando con su sistema festivo de la milpa.

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Textos: Carlos Acosta / Ilustraciones: Vania Abigail Ramírez Escalante y Leonardo Rivera Pioquinto