El 8 de noviembre de 1968, a las 23 horas, la historia de la ciencia y tecnología nuclear en México quedó marcada, ya que se produjo la primera reacción autosostenida (criticidad) alcanzada por el reactor TRIGA Mark III,  del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ).

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El reactor TRIGA Mark III es una pieza clave para el desarrollo de la investigación nuclear en el país, fue financiado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Este año cumple cincuenta y tres años de trabajo constante.

Las actividades del reactor se fundamentan en los objetivos del ININ: entrenamiento de personal, investigación científica y tecnológica y producción de radioisótopos. De donde también deriva su nombre: TRIGA (siglas en inglés).

Algunos de los experimentos y actividades que se llevan a cabo, gracias al trabajo del equipo del reactor, son estudios en química nuclear, análisis de muestras arqueológicas y ambientales, producción de radioisótopos para la fabricación de radiofármacos y/o estudios de radiotrazado, análisis por activación neutrónica para determinar elementos trazas (en suelos, minerales y alimentos), entre otros.

Las contribuciones del reactor TRIGA Mark III han dejado huella en el quehacer científico-tecnológico de la investigación, al igual que en la historia de la ciencia en México.

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