Con motivo de la celebración del Bicentenario de la Independencia de México, el INIFAP y la Dirección General de PROBOSQUE en el Estado de México, realizan trabajos de restauración del encino Quercus obtusata, mejor conocido como “Churrasco” o “Palo Bendito”.

El propósito es conservar este espécimen emblemático para perpetuar su identidad histórica, ancestral y cultural y usar su simbolismo para los festejos del Bicentenario. Por lo tanto, en los viveros de la SEDAGRO, se ha propagado su simiente, para después establecerlo en todos los municipios del Estado de México.

Entre los acontecimientos ocurridos a la sombra de este árbol, ubicado en el municipio de Aculco, que data de los años 1700, se dice que el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla, ofreció misa bajo la sombra del encino después de la batalla del 7 de noviembre de 1810.

De acuerdo con el testimonio de Gustavo Ángeles Pérez, cronista municipal de Aculco, en torno al encino, se generó la leyenda de “Las Almas”, donde se registró el enfrentamiento contra el ejército de los “Realistas” en 1810 y que constituyó la primera derrota de los “Insurgentes”. Se podría pensar que el árbol en la actualidad debería tener alrededor de 250 a 300 años de edad.

Esta estimación lógica se corroboró mediante el uso de técnicas dendrocronológicas; las cuales para su aplicación requieren, que la especie a fechar, presente la formación de capas o anillos de crecimiento anual. El fechado fue efectuado por un grupo de investigadores del INIFAP Centro Nacional de Investigación Disciplinaria Relación Agua-Suelo-Planta-Atmósfera (CENID RASPA), constituido por el Dr. José Villanueva Díaz, M.C. Julián Cerano Paredes y M.C. Vicenta Constante García.

Hace diez años, el “Encino del Bicentenario” a causa del volumen de su copa y de su peso fue derribado por un fuerte ventarrón, por lo que sus raíces quedaron expuestas al proceso de disecación y deterioro ambiental; sin embargo, se encuentra vivo y en buenas condiciones de salud, lo que vislumbra que puede vivir por varias décadas más.

INIFAP y PROBOSQUE, por la preservación La Dirección General de PROBOSQUE en el estado de México, inició con el proceso de restauración del árbol bicentenario, con la estabililización de sus raíces, las cuales fueron cubiertas con un sustrato rico en nutrientes y microorganismos (micorrizas), además de rellenar las oquedades existentes en sus raíces y base del tronco, debido a procesos naturales de pudrición.

También se realizó un proceso de saneamiento, al eliminar de manera manual el muérdago (Viscum sp.) presente en las partes altas del árbol y que al alimentarse de su savia deteriora la salud de los individuos que ésta hospeda, hasta de manera paulatina ocasionar su muerte.

Así mismo, personal especializado de esa dependencia efectuó una poda de reducción de copa para disminuir de manera significativa el peso del árbol, pues esto también afecta sus condiciones de salud, lo que implicó la eliminación de ramas secas, podridas, dañadas, etc. Esta medida integral de saneamiento y estabilización de sus raíces y fertilización ha dado al árbol emblemático, la oportunidad de distribuir de mejor manera los nutrientes que todavía absorbe por sus raíces. Acciones de protección adicionales han consistido en su limpieza continua, cercado y vigilancia. Características Dasométricas

El árbol de encino o “Churrasco” se localiza en el municipio de Aculco del Estado de México en las coordenadas geográficas 20° 08´37.2” latitud norte, 99° 51´59.2” longitud oeste, coordenadas UTM (W 40 9425, N 22 27682) y a una elevación de 2,350 m. Investigadores del INIFAP CENID RASPA determinaron que el árbol posee una altura de 14 m, diámetro de copa de 31.1 m, radio de copa de 15.6 m, diámetro de la base del fuste de 144 cm y radio de la base del fuste de 72 cm. No obstante, la posición casi horizontal del árbol, producto de su derribo por el viento, su condición de vigor actual parece aceptable y todo indica que vivirá por muchos más años, como un testigo viviente fiel de los acontecimientos históricos ocurridos bajo su sombra.

Edad del árbol. Al analizar el tiempo trascurrido desde el evento realizado el 7 de noviembre de 1810 y si se considera que dicho árbol era ya adulto en aquella fecha, se supone que el árbol actualmente debiera tener alrededor de 250 a 300 años de edad.

Como ya se mencionó, esta estimación, se corroboró mediante el uso de técnicas dendrocronológicas; las cuales para su aplicación requieren que la especie a fechar, presente la formación de capas o anillos de crecimiento anual. Esta característica es común en coníferas, pero en especies latifoliadas o de hoja ancha, como es el caso del encino, es más difícil de que se cumpla, ya que, en ocasiones, aunque exista la formación de anillos de crecimiento, estos son muy difusos y no marcan con claridad la separación entre crecimientos de un año al siguiente.

Ante la dificultad de obtener una muestra del fuste del tronco principal con una barrena tipo Pressler, debido a la dureza de la madera y a la presencia de pudriciones en su parte central, se procedió a obtener con motosierra una sección transversal de 2 pulgadas (5.0 cm) de espesor de la parte final de una de las ramas muertas del árbol, así como de otra rama muerta, aunque de menor dimensión que la anterior. También de una de las ramas principales, se trató de obtener un núcleo de crecimiento o viruta con una barrena tipo Pressler, no obstante, la barrena se rompió durante el proceso de barrenado, debido a la dureza del tejido leñoso de la especie en cuestión.

De un encino vivo y de la misma especie que el árbol del bicentenario, se obtuvo una sección transversal de una de sus ramas para verificar la presencia de anillos de crecimiento y corroborar las tasas de crecimiento de la especie, edad aproximada y en dado momento definir la altura y diámetro de copa alcanzada por un árbol con las dimensiones observadas.

En el Laboratorio de Dendrocronología del INIFAP, ubicado en el CENID RASPA en Gómez Palacio, Durango, las secciones de madera obtenidas fueron deshidratadas a condiciones ambientales. Durante el proceso de secado, la sección obtenida del árbol vivo sufrió partiduras debido a la pérdida repentina de agua. Ya seca la madera, se procedió a su lijado con lijas en la secuencia de gruesa a fina (grano 120, 220, 320, 420 a 600).

Finalmente, se realizó un pulido manual con lija de grano 1,200 para hacer más nítidos los crecimientos anuales. Con los anillos visibles y mediante microscopio de alta resolución, se contó cada uno de los crecimientos para determinar el número de anillos presentes en la sección analizada. Con el radio del fuste principal, se realizó una estimación de la edad probable del encino del bicentenario al considerar el número de años presentes en la cada una de las dos secciones de ramas independientes.

La aplicación del método dendrocronológico debe finalizar con la asignación de fechas calendáricas a cada uno de los crecimientos, pero debido a limitaciones en las muestras obtenidas a causa de pudriciones y a la falta de muestras comparativas, no fue posible realizar lo anterior y el estudio se limitó tan sólo a realizar una estimación de la edad, lo más cercana a la fecha del establecimiento del árbol.

El número de años observado en un radio de 25.0 cm fue de 110 años, lo que, extrapolado al radio del fuste principal, que fue del orden de 72 cm, proporcionó una edad estimada de 317 años. Un número similar de años se obtuvo con la sección de 20 cm de radio, que arrojó una edad de 325 años; por lo anterior, se tiene alta confiabilidad de que la edad del árbol del bicentenario fluctué en un rango de 317 a 325 años.