Ante el daño que provocan las moscas sierra a los bosques de pino, el investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Dr. Guillermo Sánchez Martínez, impartió el curso teórico práctico sobre insectos defoliadores a productores y técnicos de Oaxaca, con el objetivo de realizar diagnósticos oportunos y evaluaciones en las zonas afectadas para evitar mortandad forestal.

Sin embargo, con la presencia de las moscas sierra, no todo es catastrófico “el excremento de las larvas de estos insectos es follaje digerido en sus intestinos, lo cual, representa la reincorporación de nitrógeno orgánico al suelo que, de acuerdo a algunos estudios, beneficia a la vegetación que crece bajo las copas de los árboles defoliados y, eventualmente, a los mismos árboles defoliados, mediante un mecanismo conocido como crecimiento compensatorio”, aclaró el investigador del INIFAP.

Las Zadiprion howdeni y Neodiprion bicolor, avispas con un cuerpo robusto, parecido a una mosca, son aquellas que mediante el uso del ovipositor -órgano utilizado para depositar huevos- en forma de sierra, inserta los huevecillos en las hojas de los pinos. Estas especies que impactan en los bosques en Oaxaca, se alimentan de las hojas y originan la defoliación, la pérdida de hojas. “Los árboles, siendo organismos autótrofos, elaboran su propio alimento mediante la fotosíntesis que se lleva a cabo en las hojas, si no pueden producir su alimento por la falta de follaje, reducen su crecimiento y pueden morir cuando lo pierden durante defoliaciones consecutivas”, explicó el Dr. Sánchez Martínez, del Campo Experimental Pabellón, en Aguascalientes.

Debido a la defoliación, el crecimiento de los árboles se reduce hasta 75 por ciento, lo que daña la economía de las comunidades que se valen de los servicios que aportan estos bosques, ya que el volumen para cosecha se alarga. Los pinos, oyameles, abetos, cipreses y juníperos, crecen en clima templado y conforman los bosques de coníferas que contribuyen con recursos maderables, albergan plantas medicinales, alimentos para los seres humanos, producen oxígeno, favorecen la captura de carbono, la cosecha de agua y la protección del suelo.

El personal técnico de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), los dueños o poseedores de los predios donde ocurre la infestación y el personal técnico responsable del manejo forestal de las áreas con este problema, evalúan y controlan los insectos defoliadores como las moscas sierra que son especies nativas de los bosques templados de México y son parte de la biodiversidad.

Explicó que “no puede pensarse que exista un bosque libre de insectos, porque son uno de los mayores componentes biológicos de los ecosistemas y cumplen con funciones ecológicas importantes”. Un bosque sano, dijo, no es aquel que está libre de insectos, sino aquel que sostiene a diversas comunidades de fauna y puede realizar sus funciones vitales. “En el caso de áreas forestales dedicadas a la producción de madera, o zonas recreativas, lo importante es mantener las poblaciones de insectos en bajos niveles de población, de manera que el daño sea insignificante”.

Agregó que los daños pueden prevenirse a través de tratamientos silvícolas que fomenten la diversidad de especies de pino y la diversidad de clases de edad, debido a que los insectos tienen preferencias. También, que el monitoreo permite conocer el momento en que estos dejan su condición endémica, en la cual, no causan daños significativos. Un control mecánico mediante la poda de las ramas afectadas y la destrucción de los insectos, mejorarían el problema.

Con el apoyo de la CONAFOR y el financiero del Fondo Sectorial para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación Tecnológica Forestal, los productores de Oaxaca ahora conocen del diagnóstico, la evaluación de daños en campo, la biología, la identificación de las especies y el efecto de los enemigos naturales que regulan a las poblaciones de moscas sierra.