Debido a que el suelo interviene en el funcionamiento de los ecosistemas, el sector agroforestal, la seguridad económica del sector productivo, la explotación sostenible de los recursos naturales; y que su composición impacta en la producción de alimentos y maderas, entre otros; es importante que herramientas como la Fitorremediación -limpieza de contaminantes del suelo-, se pongan en marcha para ayudar a mantenerlo sano y libre de productos químicos que afecten el cumplimiento de sus funciones naturales, explicó la investigadora del Campo Experimental Tecomán, Dra. Gabriela Orozco Gutiérrez.

El suelo es el soporte para el desarrollo de las plantas y los microorganismos que se alimentan de los compuestos orgánicos e inorgánicos que lo componen. Se considera que su estado es sano cuando los organismos transforman los minerales, la materia inerte y en descomposición, en nutrientes para las plantas. Sin embargo, cuando algunos compuestos exceden sus límites con respecto al estado inicial del suelo, se describe como un suelo contaminado, el cual, disminuye la fertilidad de la tierra, la biodiversidad, la capacidad de regeneración, perturba los ciclos biogeoquímicos naturales, y altera la calidad del agua y el aire.

Si bien, la erosión, la escasa vegetación, la sobre explotación, las antiguas prácticas industriales y agrícolas pueden manifestar degradación del suelo, con un análisis de laboratorio se puede determinar un suelo contaminado, en el que existen sustancias que afectan la salud humana, la vida edáfica, animal y vegetal, en cantidades superiores a los niveles permitidos. Los productos químicos contaminantes más comunes son los derivados de petróleo, solventes, pesticidas, herbicidas, y otros metales pesados.

Con el empleo de plantas y microorganismos benéficos, la fitorremediación descontamina los suelos reduciendo los costos de acciones tradicionales, al utilizar procesos como fitoextracción –captación de metales por las raíces y colecta en tallos y hojas-, fitodegradación –degradación de las plantas de compuestos orgánicos-, rizofiltración –uso de las raíces para descontaminar aguas-, fitoestabilización -plantas para remover contaminantes inorgánicos y orgánicos- o fitovolatización –conversión de contaminantes del agua del suelo en especies que se liberan en la atmósfera-. Cabe mencionar que el tamaño y profundidad de las raíces puede limitar los beneficios de la fitorremediación.

Entre los beneficios que adquieren los productores con esta práctica de descontaminación de los suelos, se encuentra la restauración de sus tierras para hacerlas más productivas. Además, un suelo sano contribuye a mitigar el cambio climático y a mantener o aumentar su contenido de carbono.

La Dra. Orozco, señaló que atender el problema de la contaminación de los suelos es prioritario, y se requiere de acciones provenientes de la investigación científica y las autoridades gubernamentales, ya que la superficie utilizada para la agricultura se ha ampliado sensiblemente, sacrificando en gran medida masa forestal, sobre todo en las regiones tropicales.

La investigadora Gabriela Orozco Gutiérrez cuenta con estudios en Ingeniería Bioquímica, Maestría en Ciencias en Agrobiotecnología y tiene Doctorado en Investigación Forestal Avanzada. Entre sus colaboraciones se mencionan proyectos de investigación forestal, como Viabilidad y Factibilidad en la propagación, conservación, establecimiento y manejo sostenible de cinco especies de bambú leñoso en la región Pacífico-Centro de México; Establecimiento de un banco de germoplasma de líneas de Populus mejoradas para la producción de biomasa; y Tecnologías de evaluación y recuperación de emplazamientos contaminados, entre otros.