Por Dra. Carolina Ortega Franco

Para miles de profesionales de la Salud, el finalizar la licenciatura de Medicina o de Médico Cirujano es apenas el inicio de una intensa etapa de formación que se conoce como “residencia médica”, la cual consolida a todo el sistema de Salud debido a que los avances en la medicina, los descubrimientos de la investigación y la revisión constante de la práctica médica demanda profesionales especializados y actualizados.

Las residencias médicas son una práctica reciente que surgió en la década de los 50´s del siglo XX en el Hospital John Hopkins de Baltimore, Maryland, Estados Unidos.

Estas y estos jóvenes médicas y médicos toman la decisión de dedicar varios años más a su formación para convertirse en médicos especialistas en áreas clínicas o quirúrgicas, así como al desarrollo de capacidades para la investigación, la planificación organización y gestión de los sistemas de salud dentro de unidades médicas que dan forma a la práctica médica regional y nacional en unidades de medicina familiar o en hospitales.

Por ello, son un pilar de nuestro actual sistema de Salud al sumarse como prestadores de servicios mientras continúa su formación.

Para colaborar en la formación de este capital humano, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene 73 cursos de especialización en medicina,  que se imparten en alguno de los 3 niveles de atención del instituto, y hoy día contamos con casi 25 mil médicas y médicos residentes.

Con esta oferta, el IMSS apoya el viaje formativo de médicos y doctoras quienes adquirirán conocimientos y destrezas para diagnosticar, manejar y tratar diferentes condiciones de salud de sus pacientes y, una parte clave de esta formación, es que se sensibilizarán para acompañarlos en el proceso de enfermedad, ya sea para que logren su curación o dar el mayor confort posible en los últimos momentos de su vida.

Por todo ello, la residencia médica es una de las etapas más significativas y enriquecedoras en la vida de cualquier médico que ha tomado la decisión de emprender esta tarea y especializarse en algún ámbito de la medicina.

Este es un aspecto clave para reconocer su vocación y deseo de seguir aprendiendo, pues tomar está opción, implica renunciar, de momento, a la posibilidad de integrarse por completo a la práctica profesional, es decir, hay un ejercicio en el que eligen la alternativa que les permitirá sumar capacidades para servir a sus pacientes en áreas específicas de la medicina.

En tanto, las unidades médicas que los reciben son semilleros de un gran talento humano, de personas dispuestas a entregarse a otros seres humanos para proteger y facilitar su recuperación o estar a su lado en momentos de sufrimiento inherentes a la existencia y de esta forma ganar un día más de vida, a la vida misma, a veces haciendo un lado sus propias necesidades o las de su familia.

Inicialmente los médicos residían en los hospitales en donde decidían hacer su residencia, de ahí el nombre de esta práctica y si bien este modelo ha cambiado, las médicas y médicos residentes siguen caracterizándose por una entrega total a su labor que contempla la atención, la formación, la investigación,  el estudio y, en ocasiones, el descanso.

Si bien es un trayecto arduo y desafiante, lleno de retos profesionales y también personales, al final siempre es gratificante, tanto para el propio médico en formación, como para la sociedad a la cual servirá en el ejercicio de la especialidad que ha elegido.

En el IMSS estamos muy orgullosos de las médicas y médicos residentes quienes se desempeñan con total profesionalismo y entrega, poniendo su vida al servicio de los demás. Solo por citar un dato que muestra su valentía, quiero destacar que, durante los momentos más complejos de la pandemia, uno de cada dos residentes participó en la atención directa de los enfermos de Covid-19.

Las y los mexicanos pueden tener la certeza de que nuestras médicas y médicos residentes son jóvenes que aportan su conocimiento,  aprendizajes, esfuerzo, ímpetu, tiempo, voluntad, y más, para mejorar las condiciones de salud de nuestras comunidades.

Los directivos en Educación les agradecemos la fuerza física y mental que este proceso de profesionalización implica y nos comprometemos a seguir adelante buscando que este tiempo sea de mayor calidad educativa, mejorando  las condiciones de su ambiente formativo.

Es así como este 23 de septiembre, Día Internacional del Médico Residente, celebramos el profesionalismo y compromiso de todos los médicos residentes; así como a sus profesores y resto de los actores que facilitan las condiciones necesarias para que estos médicos puedan formarse como especialistas.

Publicado por SDP Noticas el 4 de octubre de 2022.