En primer lugar, querido Presidente Enrique Peña Nieto, gracias por sus palabras y gracias siempre por su amistad y su bienvenida aquí, en este viaje de Estado a México.

Saludo, también, con todo afecto a doña Angélica Rivera de Peña, y le agradezco su presencia, también, en este acto.

Y saludo a los Ministros Secretarios de Estado; a los Embajadores.

Y a todos los representantes de la comunidad empresarial, de COMCE, de la CEOE, de ProMéxico, y todos los que aquí se han reunido, empresarios de México y de España, para este encuentro.

Realmente es un placer y una alegría constatar la convocatoria que el presente y el futuro de México, en términos económicos y empresariales, atrae.

Es un placer participar en este Encuentro Empresarial y compartir la presidencia con el Presidente Enrique Peña Nieto en este acto inaugural.

Se han dicho muchas cosas hoy. Se ha cubierto prácticamente la realidad de España, la realidad de México, la promisoria realidad que nos une y que nos lleva al futuro.

Permítame que, quizá, insista en algunos aspectos ya oídos.

Como saben, los vínculos que ligan a nuestros países, México y España se fundamentan en sólidos cimientos y en múltiples facetas que se han señalado y valorado muy frecuentemente, no sólo en esta Visita de Estado.

Nuestras relaciones económicas, comerciales y empresariales se nutren, sin duda, del cúmulo de afinidades e intereses compartidos y crecen, como constatamos, con fuerza en beneficio de nuestras sociedades y de su bienestar.

El progreso económico que juntos generamos es así un síntoma y un aval muy claro y positivo del excelente estado de nuestras relaciones.

Y, por eso, la celebración de este encuentro de hoy es, realmente, oportuna y útil, ya que nos ayuda a impulsar y fortalecer, aumentar aún más nuestra prosperidad compartida, con una visión que verdaderamente podemos calificar como, insistiremos hasta la saciedad, en estratégica.

En efecto, a pesar de la crisis económica vivida en nuestros países, los intercambios y la colaboración al máximo nivel, siguen siendo una constante y cada vez se ven más fortalecidos.

Es precisamente en un entorno económico internacional tan complejo, tan volátil, como el actual, en el que todos los esfuerzos destinados a crear valor, riqueza y empleo, y a promover negocios en beneficio del bienestar general, son especialmente importantes.

Y en este contexto, nuestra singular relación adquiere un especial valor y se torna así, aún más, mutuamente beneficioso.

España y México iniciaron desde mediados de los años 90, un proceso de profundización en sus relaciones comerciales y económicas, que ha conducido, dos décadas después, a la consolidación de México como un socio comercial de primer orden para España.

Se trata de nuestro mercado más importante en Iberoamérica y de un destino prioritario para nuestras inversiones, que nos ha llevado a situarnos como segundo inversor más importante a nivel mundial.

El flujo comercial bilateral entre ambos países se acerca a los nueve mil millones de euros en el año 2014.

Y México es el primer destino de nuestras exportaciones a Iberoamérica, sexto destino en el mundo, después de Europa y décimo quinto en términos absolutos; es el primer suministrador de América latina.

Y España es para México su primer comprador en la Unión Europea y el cuarto a nivel mundial.

En materia de inversiones, como decía, España se ha consolidado como segundo inversor de México, con un monto acumulado, desde el año 1999, de más de 50 mil millones de dólares.

La contribución de las empresas españolas queda patente cuando consideramos que ya hay más de cinco mil 300 empresas implantadas en México, más tendremos que ver en años venideros.

La cifra habla por sí sola. Es una apuesta decidida, en constante aumento, y además con vocación de permanencia.

Las empresas españolas crean riqueza, generan empleos y se integran en México y en su sociedad; poseen un gran nivel de excelencia y liderazgo, y están presentes tanto en sectores de vanguardia de la economía mexicana, como también en sectores tradicionales.

Empresas españolas y mexicanas resultan ser, como dije anoche, un excelente binomio en términos de trabajo y de resultados.

Pero todos estos datos y valoraciones no se refieren únicamente a las grandes empresas y a las inversiones más conocidas, multitud de servicios y productos son facilitados por las PyMES, por las pequeñas y medianas empresas españolas ya implantadas en el país.

Unas veces atraídas por el efecto de arrastre de las empresas más grandes y otras como manifestación visible del proceso de internacionalización de nuestra economía, que tan necesario se hace en las actuales circunstancias.

Son empresas siempre comprometidas con la creación de valor, de empleo y de oportunidades para todos, aquí en México, y en España.

En este sentido, constatamos el alto número de firmas españolas en México, que han unido fuerzas y habilidades con sus socios mexicanos, a través de alianzas y fórmulas de cooperación empresarial, con las que están conquistando nuevos mercados.

Cabe resaltar, también, el creciente interés de las empresas mexicanas por venir a España e invertir.

Un hecho muy positivo que confirma el alto grado de integración de nuestras economías que se ha alcanzado.

México es ya segundo inversor no europeo en España y el sexto a nivel internacional. Y en ese sentido, España es realmente una plataforma ideal para expandirse hacia algunos de los mercados más prometedores del mundo.

Es un referente mundial de infraestructuras y muchas multinacionales de industrias de alta tecnología han elegido como base nuestro país por su excelencia y sustentos de investigación. Y así lo entienden un número cada vez mayor de empresas mexicanas que ya invierten en nuestro país.

Señoras y señores:

Un encuentro de esta naturaleza, en este encuentro no quiero dejar de mencionar y de reconocer a la Cámara Española de Comercio, que cumple 125 años.

Su continuo funcionamiento, durante más de un siglo en México, es buena prueba de que la cooperación empresarial ha sido y es una piedra angular de nuestras relaciones bilaterales.

La Cámara ha actuado como un lugar de encuentro empresarial y de promoción de negocios, idóneo para incrementar los intercambios comerciales, las inversiones y todo tipo de asociaciones entre las empresas de ambos países.

Enhorabuena a todos los que la han hecho posible.

Y termino ya mis palabras, felicitando a todos los que han organizado este foro, haciendo votos también por el progreso de nuestras relaciones, que sin duda se verán en resultados para el bienestar de nuestros ciudadanos.

Tenemos por delante un futuro lleno de oportunidades, aquí, en México, en España; y, juntos, en el resto del mundo.

Hagamos entre todos que este excelente momento que atraviesa nuestras relaciones se fortalezca y continúe en el futuro en todos los ámbitos.

Gracias a todos por su presencia.

Y ahora ustedes tienen la tarea que hacer por delante.

Celebro, sinceramente, que este nuevo consejo bilateral empresarial, que se ha formalizado, hará un gran trabajo para ese futuro que tenemos en marcha.

Gracias.