MODERADOR: Tiene la palabra el Presidente Municipal de Ecatepec de Morelos, Indalecio Ríos Velázquez.

-C. INDALECIO RÍOS VELÁZQUEZ: Muchísimas gracias.

Muy buenos días a todos.

Hoy, 22 de diciembre, es un día muy importante para Ecatepec y para todo el país. Conmemoramos el CXCVII Aniversario de la Muerte del Generalísimo Don José María Morelos y Pavón, héroe de la Independencia, hombre visionario que, en los Sentimientos de la Nación, plasmó las bases para construir un México más justo y solidario.

Sus ideales siguen vigentes y son el motor de transformación del país, que encabeza el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, licenciado Enrique Peña Nieto, quien hoy nos honra con su presencia.

Señor:

Es un honor que en su primera visita formal al Estado de México, venga a Ecatepec, donde se le admira y se le respeta.

Es en este gran municipio donde Morelos pasó su última morada y donde derramó su sangre, aquella mañana de 1815. Pero, también, es la tierra donde mujeres y hombres trabajadores se suman al Pacto por México, convocado por usted, desde el primer día en que asumió la Presidencia de este país.

Como mexiquenses, sabemos de su calidad humana, la cual se ve reflejada en sus iniciativas que buscan elevar la calidad de vida de los mexicanos, siempre escuchando, sirviendo y atendiendo, sin distinción, a todos los sectores.

Usted ha puntualizado que el bien superior de la República nos obliga a construir ya, sin demoras, los acuerdos básicos para emprender la gran transformación de México.

Mi más sincero reconocimiento porque durante estos primeros 22 días de Gobierno, ha presentado importantes iniciativas que encaminarán la prosperidad de nuestro México, así como lo soñó Morelos.

Una de ellas es la ya aprobada Reforma Educativa, con la que se busca elevar la calidad y equidad de la educación.

Sepa que aquí, en Ecatepec, siguiendo el ideario de Morelos, este tema ha sido prioridad para el desarrollo de nuestros niños, jóvenes y adultos.

La premisa de que en la educación no se gasta, se invierte, nos la enseñó nuestro amigo, el Gobernador Eruviel Ávila Villegas, a quien le damos la más cordial de las bienvenidas.

Como siempre, señor Gobernador, siempre es un gusto tenerlo entre nosotros.

Hace ya casi 200 años, el Generalísimo Morelos trazó las bases de la división de Poderes, para que, a través de ellos, se dictaran leyes con igualdad de oportunidades, donde se moderara la opulencia y la indigencia, se mejorara el jornal del pobre y sus costumbres, para alejarlo de la ignorancia, la rapiña y el hurto.

La inseguridad se ha vuelto el flagelo de nuestra sociedad. La impunidad ha hecho que los grupos delictivos atemoricen a los ciudadanos, pero tiene usted razón, señor Presidente, al decir que somos un mismo equipo, comprometido a trabajar por un México en paz.

Y así como lo planteó hace unos días en el Consejo Nacional de Seguridad, en Ecatepec, también, creemos que trabajando al unísono y en estrecha coordinación con un programa integral preventivo y una efectiva estrategia, es como cumpliremos el objetivo de reducir los índices de violencia, para darle paz y tranquilidad a la sociedad.

La participación y colaboración de todos hará de este país un mejor lugar para vivir. Es por eso que hago patente mi reconocimiento al Congreso de la Unión, por sumarse a estas acciones y mantener la unidad Nacional; por dejar de lado los intereses partidistas y anteponer las necesidades que tanto demanda la población.

Mi reconocimiento a los representantes del Poder Legislativo de la Federación y del Estado de México, así como del Poder Judicial Federal y Estatal, aquí presentes. Gracias por acompañarnos esta mañana.

Presidente Enrique Peña Nieto:

Escuchábamos que una de sus prioridades, planteadas en la Asamblea General Ordinaria del Consejo Nacional Agropecuario, es reactivar el campo para hacerlo más rentable y sustentable, pero también ha planteado impulsar la industria para invertir en la ciencia y la tecnología con el objetivo de disminuir, de manera sensible y significativa la pobreza, haciendo de México un país más productivo, competitivo y con mayor presencia a nivel mundial.

Con agrado, vemos que su equipo de trabajo es de mujeres y hombres comprometidos y de amplia experiencia que, seguros estamos, trabajan día a día por alcanzar estas metas y el bienestar de nuestra sociedad. A ellos, al Gabinete Federal, les agradezco su presencia.

De igual manera, saludo a los integrantes del Gabinete del Gobierno del estado. A las Diputadas y Diputados que se encuentran aquí presentes, síndicos, regidoras y regidores de este Honorable Ayuntamiento.

Estamos convencidos que es el tiempo de México, es el tiempo de Morelos. Es nuestro deber colaborar para que la igualdad a la que aspiró Morelos, sea una realidad.

Hoy, nos toca a nosotros seguir luchando por una Nación libre, donde se respeten los derechos de los mexicanos, donde el centro de atención de todas las instituciones sea mantener y promover la dignidad del ser humano. Donde todas las mexicanas y mexicanos tengan acceso a alimento, al trabajo, a la educación, a los servicios de salud.

Trabajando para alcanzar esos objetivos, será la mejor forma de honrar la memoria del Generalísimo. Cualquiera que sea nuestra encomienda, cualquiera que sea nuestra trinchera, seguiremos trabajando para ello.

Lo haremos, con convicción, con justicia y por amor a nuestros hijos, por amor a esta tierra que vio morir a un gran héroe, por amor a México.

Bienvenidas todas y todos ustedes.

Muchas gracias.

-MODERADOR: Escucharemos, a continuación, el mensaje del doctor Eruviel Ávila Villegas, Gobernador Constitucional del Estado de México.

-GOBERNADOR ERUVIEL ÁVILA VILLEGAS: Saludo con gran afecto, en ésta su primera visita oficial al Estado de México, como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, a nuestro amigo, a nuestro paisano, al licenciado Enrique Peña Nieto.

Señor Presidente:

Usted quiere y conoce muy bien esta tierra, donde ha sembrado y cosechado grandes frutos. Sabe muy bien que regresa a ésta, que es su casa. Gracias por acompañarnos y compartir con los ecatepequenses y los mexiquenses esta ceremonia tan importante.

Con el permiso del señor Diputado Luis Gilberto Marrón Agustín, Presidente de la Diputación permanente; del señor Magistrado maestro en derecho, Baruch Delgado Carbajal, Presidente del Tribunal Superior de Justicia; del Diputado Aarón Urbina Bedolla, Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso estatal.

Señoras, señores, Secretarios del Gabinete Federal:

Es, para el Estado de México y para los ecatepequenses, un gran honor tenerlos a todos ustedes aquí, en esta ceremonia tan importante. Es la primera vez en la historia que viene el señor Presidente de la República con todo su Gabinete Federal a honrar al Generalísimo.

Muchas gracias señores integrantes. Un equipo grande. Un equipo serio y profesional.

Saludo a los señores Presidentes Municipales de Ecatepec: Indalecio Ríos Velázquez y maestro Pablo Bedolla López; al honorable cabildo en funciones y entrante.

Señoras y señores:

Los recibimos a todas, a todos, con mucho gusto en la conmemoración del CXCVII Aniversario Luctuoso del Generalísimo José María Morelos y Pavón, fecha significativa para todos los mexicanos pero, sobre todo, y especialmente, para los mexiquenses.

Saludo, con mucho respeto, con mucho afecto, a mis paisanas, a mis paisanos, a mis amigas, a mis amigos, a mi gente de esta tierra linda, que es Ecatepec de Morelos. A los líderes, a las mujeres, a los hombres trabajadores, que siempre le echan muchas ganas para sacar adelante a sus comunidades.

Gracias por acompañarnos. Ustedes revisten este gran evento.

Es para mí muy especial encontrarme hoy aquí, en este lugar que tanto quiero, para honrar a un personaje digno de nuestra admiración: Don José María Morelos y Pavón.

Cierto es que aquí, en Ecatepec, la historia mexicana decidió escribir uno de sus más trágicos capítulos, cuando, en una fría tarde, sobre esta tierra, cayó la sangre fértil de uno de los héroes más distinguidos de nuestra Patria.

Aquí, Morelos vivió sus últimos momentos y enfrentó, con entereza, su injusto destino. Pero, también, es cierto que aquí empezaba a perfilarse la figura y a escribirse el legado de Morelos. Figura y legado que persisten. Es gracias a él que la Independencia de México se distingue de todos los movimientos separatistas ocurridos en otras latitudes de Latinoamérica.

Es Morelos quien incorpora la igualdad y la justicia social como banderas del movimiento insurgente, transformando una guerra libertaria en una revolución social.

Es Morelos quien luchó por una Patria sin injustos privilegios y decretando la abolición de las castas. Dejó claro que no importa el origen, sino la calidad humana, pues como él lo señaló: El color de la cara no cambia el color del corazón y del pensamiento.

Es él, quien predicó con el ejemplo, rechazando el título de Alteza Serenísima, que el Congreso de Anáhuac le otorgó, prefiriendo el más humilde, el nombre de Siervo de la Nación.

Valoramos en Morelos al hombre que no lo movía el odio o la revancha, al que prohibía y castigaba los saqueos en las poblaciones por las que el movimiento insurgente pasaba.

Al General que, al recibir la espada del derrotado comandante realista en la Plaza de Acapulco, proclamó: Viva España, pero España hermana, no la dominadora de América.

Es también, Morelos, el primer gran constructor de instituciones de su época; el que dio, por primera ocasión a la Nación mexicana, una estructura jurídica, organizando el Congreso de Anáhuac, primer cuerpo Legislativo de México.

E igualmente, es Morelos quien constituyó el Supremo Tribunal de Justicia de la América Mexicana, Primer Tribunal de Justicia de la Nación.

Éstos y otros grandes logros del Generalísimo, fueron posibles gracias a la unión que Morelos imprimió al movimiento insurgente, tras la muerte de Hidalgo.

Unión que ha sacado a nuestro país adelante, en los momentos decisivos de nuestra historia. Unión que, hoy más que nunca, todos los mexicanos debemos fortalecer, ahora que empezamos una nueva era de transformación para nuestro país.

Una era caracterizada por una forma de gobernar, basada en el cumplimiento de la palabra empeñada.

Una nueva era, encabezada por el señor Presidente de la República, Enrique Peña Nieto.

Y así, como los Sentimientos de la Nación fueron el ideario que marcó profundamente el curso del movimiento independentista, ahora el Pacto por México, es nuestra nueva hoja de ruta para el México de éxito que todos, sin distingos partidistas, deseamos construir.

Un pacto que traza democráticamente los objetivos para la transformación del país. Un pacto que busca mejorar la vida de aquellos que más lo necesitan. Y contamos ya con la primer muestra clara y tangible de cómo este acuerdo delineará el rumbo del país para las generaciones venideras.

La Reforma Educativa que, a sólo 11 días de haber sido presentada, ya fue aprobada por el Honorable Congreso de la Unión.

Bien Morelos señaló, bien lo dijo Morelos: Que se eduque a los hijos del labrador y del barretero como a los hijos del más rico hacendado. Con la iniciativa de Reforma Educativa que usted presentó, señor Presidente, queda patente su compromiso con este ideal.

Es, éste, el primer paso para, como quiso Morelos, transformar la educación y, por la vía de los acuerdos y con su liderazgo, señor Presidente, estoy seguro que vamos a mover a México.

El Gobierno del Estado de México. Claro que lo vamos a mover con el liderazgo de Enrique Peña Nieto.

El gobierno estatal felicita ampliamente a los legisladores Federales por su determinación de impulsar esta gran reforma. Y hacemos votos para que estas adiciones a nuestra Carta Magna sean aprobadas, a la brevedad, por el Constituyente Permanente.

Y quiero aquí, también, agradecer públicamente a los legisladores locales, porque ya se generó el consenso a efecto de que los primeros días de enero, se sesione en forma extraordinaria y pueda el Congreso local aprobar esta reforma. Y, de esta manera, ser de los primeros estados que aprueben dicha reforma como Constituyente Permanente.

Gracias. Diputados locales.

Tenemos claro que es prioritario elevar los estándares de educación de nuestros niños y jóvenes para garantizarles un mejor futuro y, desde luego, contribuir en el desarrollo de México.

Morelos tenía la certeza que sin igualdad no sería posible construir una Nación fuerte. Esta visión es compartida por el Presidente Peña Nieto que ha dejado claro en sus primeros días de Gobierno, su objetivo de lograr un México incluyente, cerrando la brecha de la desigualdad social que, lamentablemente, aún nos divide.

Morelos luchó por la justicia, por la existencia de leyes y tribunales que atendieran y sancionaran cualquier acción, cualquier acción ilícita. Así, dirigiéndose a Andrés Quintana Roo, nos dijo: Que todo el que se queje con justicia tenga un tribunal que lo escuche, que lo ampare, lo defienda contra el fuerte y el arbitrario.

Sabemos que este sentir es compartido, también, por el titular del Ejecutivo Federal. Y así fue expresado en su propuesta de homologar los códigos penales y de procedimientos penales del país.

Y más recientemente, en la Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública, que celebramos esta semana, en la que, a propuesta del señor Presidente, todos los gobernadores, el Jefe de Gobierno, votamos diversos acuerdos encaminados a trabajar como un mismo equipo, por un México en paz.

En suma. José María Morelos y el Presidente Peña Nieto comparten la visión de un país libre, independiente, soberano, con instituciones autónomas y apoyadas por el pueblo.

Señoras y señores:

Hoy, que celebramos el legado de Morelos, es momento propicio para recordar que en México se respira un aire renovado, con un futuro promisorio para los ciudadanos, y el Estado de México, desde luego, que no es la excepción.

Nos llenan de esperanza las palabras que el señor Presidente pronunció cuando asumió su importante responsabilidad, y cuando dijo: México está listo para despuntar.

Tenga por seguro que en el Estado de México seguiremos trabajando codo con codo con usted para hacer este despunte, una realidad. Y lo haremos con entusiasmo, ya que nuestro compromiso es defender eficientemente las demandas de los ciudadanos, poniendo todo de nuestra parte en esta nueva era que comienza.

Una era en la que, con respeto, con concordia y unidad, habremos de sumar esfuerzos para el desarrollo de México. Una era en la que, coordinando los esfuerzos de los tres niveles de Gobierno, lograremos que los mexiquenses y los mexicanos tengan una mejor calidad de vida. Porque nos une un interés superior: nos une México.

Se cuenta, se dice, que Napoleón Bonaparte dijo alguna vez: Con cinco generales como Morelos, podría conquistar el mundo. Y hoy, decimos que, con la voluntad de mexicanos, inspirados en el ejemplo de Morelos, podemos conquistar el país más justo y equitativo al que todos aspiramos.

Hoy, desde Ecatepec de Morelos, y honrando la memoria del Generalísimo, convocamos a todos los Poderes públicos, a las fuerzas políticas y sociales, a las mexicanas, a los mexicanos, a los medios de comunicación, para que, al igual que el Siervo de la Nación, pongamos de nuestra parte para superar, juntos, nuestros retos.

Honremos a Morelos predicando con el ejemplo. Busquemos que las coincidencias prevalezcan sobre las diferencias. Honremos a Morelos haciendo realidad los ideales de este gran prócer de la Patria, acercándonos, día con día, al país que siempre soñó, al país por el que siempre luchó.

Viva México.

Viva el Estado de México y Ecatepec de Morelos.

-MODERADOR: Pronuncia el Mensaje Oficial de esta ceremonia, la maestra Rosario Robles Berlanga, Secretaria de Desarrollo Social del Gobierno de la República.

-SECRETARIA ROSARIO ROBLES BERLANGA: Buenos días.

Señor Presidente de la República, licenciado Enrique Peña Nieto; señor Gobernador del Estado de México, doctor Eruviel Ávila Villegas; Diputado Gilberto Marrón Agustín, Presidente de la Diputación Permanente; y Diputado Aarón Urbina Bedolla, Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado de México.

Magistrado Baruch Delgado Carbajal, Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México; licenciado Indalecio Ríos Velázquez, Presidente Municipal de Ecatepec; maestro Pablo Bedolla López, Presidente Municipal Constitucional de Ecatepec para el periodo 2013-2015; integrantes de los Gabinetes Federal y local; señoras y señores.

Hoy, conmemoramos el CXCVII Aniversario de la muerte de un patriota, de un estadista, del estratega militar, pero, también, del constructor de las bases de lo que sería el Estado y la Nación; del hombre que sacrificó su vida por resguardar y salvar las instituciones que, como el Congreso, corría el riesgo de caer en manos realistas y frenar, con ello, la emancipación de todo un pueblo.

Cuando Nicolás Bravo le pidió quedarse a su lado para enfrentar a las tropas realistas, el Generalísimo le contestó tajante: Vaya usted a escoltar al Congreso, que el que yo muera, importa poco.

De ese tamaño, de esa altura de miras, era José María Morelos y Pavón. Su amor por una Patria independiente estuvo por encima de su propia vida. Y fue aquí, en esta tierra, en Ecatepec, hoy de Morelos, que manos desesperadas quisieron acallar su grito de independencia y libertad, sin comprender que, al derramar su sangre, más fuerte sería su presencia.

Sin entender que, con su acción cobarde, el eco de su pensamiento y su legado trascenderían hasta nuestros días.

Si alguna faceta hay que destacar de este maravilloso hombre es, precisamente, su vocación social y su visión republicana y de estadista.

Seguramente, porque en sus primeros años vivió a flor de piel la desigualdad, Morelos siempre entendió que el sentido de la revolución popular era acabar con la injusticia, la esclavitud y la opresión de todo un pueblo.

En el alegato moral e ideológico que desarrolló en varios textos para legitimar al movimiento de la Independencia, nos enseña que la República, sólo puede serlo si es de iguales.

Por su origen, por sus circunstancias familiares, por su convivencia con la gente, Morelos elevó el ideal de la igualdad, al mismo nivel en que Hidalgo había elevado el ideal de libertad.

En un país tan desigual, a su juicio, no podía ser de otro modo. Su grito no era una invocación a la lucha entre las clases, sino un proyecto de construcción y concordia entre todos los habitantes del país.

Le dijo a don Andrés Quintana Roo, una noche antes de abrir las sesiones del Congreso de Chilpancingo, en 1813: Quiero que hagamos la declaración de que no hay otra nobleza que la de la virtud, el saber, el patriotismo, la caridad. Que todos somos iguales, pues del mismo origen procedemos. Que no haya privilegios, ni abolengos. Que no es racional, ni humano, ni debido que haya esclavos, pues el color de la cara no cambia, el del corazón, ni el del pensamiento.

Que se eduque a los hijos del labrador y del barretero, como a los del más rico hacendado.

Fuertes resuenan esas palabras, casi 200 años después, pues el anhelo igualitario de Morelos sigue siendo una asignatura pendiente en esta, nuestra Patria de hoy, lastimada por la pobreza, la desigualdad y la injusticia.

El Generalísimo Morelos entendió, mejor que nadie, la necesidad de una verdadera independencia y su carácter absoluto. Su pensamiento, sólo comparable con el de Bolívar, alcanzó a vislumbrar una América para los americanos liberada del yugo español.

En síntesis, su idea de que el América mexicana era una Nación individual con derecho a gobernarse de manera soberana, constituyó un salto gigantesco con relación a la proclama inicial del Cura Hidalgo, convirtiendo a la Guerra de la Independencia en una Revolución Nacional.

En esta perspectiva, Morelos no sólo pensó en la necesidad de ganar batallas en el terreno militar, sino, también, en la de construir una nueva Nación, darle orden e instituciones.

Era fundamental liberar a la Patria, sí, pero, al mismo tiempo, era imprescindible dotarla de los instrumentos que le hicieran viable y perdurable.

En ningún documento se expresa tan claramente su pensamiento, como en Los Sentimientos de la Nación. Lo ahí enunciado nos invita, todavía, a la reflexión por su profundo sentido social y de igualdad, por su visión republicana y soberana.

Es en ese documento, que sigue siendo guía y expresión del sentido más profundo de la Nación, donde se establece, entre otros aspectos, la División de Poderes y se señala que la buena ley es superior a todo hombre.

Se consigna que la soberanía radica en el pueblo, dando sustento, con ello, a un principio fundamental, elemental, que sólo podía emanar de quien se había negado a todo título que no fuera el de Siervo de la Nación; porque la Nación asume la más grande, legítima e inviolable de las soberanías, la única, la del pueblo.

Es en los Sentimientos de la Nación, donde se plasman los ideales de igualdad y de justicia, que eran fuerza y motor de la revolución popular que le tocó encabezar.

Este histórico documento, que el año que viene habrá de cumplir 200 años, es el reflejo de la influencia liberal que quedó plenamente plasmada en la Constitución de Apatzingán, un año después.

CXCVII años después de su muerte, su pensamiento sigue vigente. Nos toca, a esta generación de mexicanos, abrazar sus ideales igualitarios y libertarios. Hoy, es cierto, el anhelo de la soberanía popular es un hecho, porque la fuente del poder y su legitimidad, radica en el voto ciudadano.

Sin embargo, no es suficiente con esto. Ninguna soberanía puede ser plena, si casi la mitad de los mexicanos vive en la pobreza, si millones viven en el olvido y muchos tienen hambre. Ninguna democracia puede sostenerse sobre el frágil cimiento de la pobreza.

Como lo dijo el Presidente Enrique Peña: Necesitamos pasar de una democracia meramente electoral a una democracia de derechos plenos. Porque la aspiración de un México de iguales sigue siendo una tarea que estamos obligados a emprender.

No se puede hablar, en el México actual, de que se ha modulado la opulencia y la indigencia, si 52 millones de mexicanos viven en la pobreza, y de ellos, casi 12 millones en una condición de pobreza extrema.

No se puede hablar de que a los pueblos originarios se les hizo justicia, si las tres cuartas partes de los indígenas del país viven en 300 municipios considerados de alta y muy alta marginación; si en pleno Siglo XXI, el color de la piel, sigue siendo pretexto para la humillación y la discriminación.

No se puede hablar de igualad si más de la mitad de la población, que son las mujeres, es objeto de prácticas discriminatorias y, muchas de ellas, víctimas de una violencia que duele, lastima, que genera otras violencias, y que es inaceptable.

No se puede hablar de que el hijo del labrador tiene las mismas oportunidades que el del hacendado, si millones de jóvenes en el país no tienen acceso al empleo, a la educación, a la salud y no pueden ejercer plenamente sus derechos, precisamente, por su condición económica y social.

Nuestro país necesita, entonces, reencontrar el camino y volver a abrevar de la tradición liberal que nos heredó Morelos y la generación de la Independencia.

Es tiempo, como lo ha dicho el Presidente Peña Nieto, de mover a México. Es tiempo de una nueva independencia, de un gran movimiento pacífico y constructivo, que encabezado por el Presidente de la República, desate toda la energía, toda la pasión de un pueblo que siempre ha sido solidario y que sabe dar la mano.

Es el momento de romper las cadenas que aún nos sujetan, que impiden un desarrollo humano pleno, que oprimen tanto como lo hacían las de aquella época.

Es tiempo de acabar con los flagelos de la ignorancia, el hambre y la desigualdad. De ahí, la importancia de las tareas que el Presidente Enrique Peña Nieto ha establecido como prioritarias. Entre ellas, la de emprender una gran Cruzada Nacional Contra el Hambre para que toda la energía del Gobierno en alianza con la sociedad, se vuelque hacia los que menos tienen, hacia los pobres de México que durante años han vivido en el olvido, y que hoy, son la prioridad del Gobierno de Enrique Peña Nieto.

No hay mejor homenaje, mejor tributo a Morelos que levantar la mira y asumir la causa por la igualdad. CXCVII años después de la muerte del Generalísimo, la tarea de esta nueva generación es de una gran trascendencia.

No es fácil, porque como en aquellos tiempos, México está dolido en muchos sentidos. Pero hay que soñar como Morelos, lo hizo y asumir que no hay imposibles.

Su valentía nos heredó una Patria independiente. Toca ahora, tomar la estafeta igualitaria y libertaria y, con ese mismo arrojo, convertir en realidad el anhelo por el que lucharon aquellos patriotas, y que no es otro, que la felicidad de todo un pueblo; la felicidad del pueblo de México.

Viva Morelos.

Muchas gracias.