La leyenda refiere que la madrugada del 16 de septiembre de 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla tuvo la ocurrencia de tomar un cuadro de caballete con la imagen de la Virgen de Guadalupe para convocar al pueblo a la insurrección.

En el Museo Nacional de Historia “Castillo de Chapultepec”, se encuentran dos importantes piezas sobre los albores de la Independencia, la primera de ellas es una pintura al óleo con la imagen de la Guadalupana, cuya cédula anota que fue El estandarte de la Virgen de Guadalupe enarbolado por Miguel Hidalgo y Costilla el 16 de septiembre de 1810 en la iglesia de Atotonilco, actual Estado de Guanajuato.

La otra pieza, llamada Estandarte utilizado por las fuerzas insurgentes entre 1810 y 1813, por sus características sí es un blasón.

De acuerdo al libro "Pesquisas sobre un estandarte. Historia de un museo" de Jacinto Barrera Bassols, el óleo de la Virgen de Guadalupe considerado la imagen enarbolada por Miguel Hidalgo en su arenga “contra el mal gobierno”, corresponde a una pintura hecha por el pintor facultativo de la Academia de San Carlos, Andrés López, en 1805.

En boca de los propios insurgentes y de gente que estuvo en la hora y sitio exactos aquel 16 de septiembre de 1810, el hecho de tomar una imagen de la Guadalupana en Atotonilco (Guanajuato) fue demasiado fortuito, sin premeditación, alevosía y ventaja.

Fuente: INAH