Considerado uno de los creadores escénicos más importantes de México de la segunda mitad del siglo XX, Conaculta recuerda al dramaturgo, poeta y director de teatro Óscar Liera en el 66 aniversario de su natalicio (24 de diciembre de 1946 - 5 de enero de 1990).

Con la realización de 36 obras de teatro, Liera se caracterizó por su crítica y sentido del humor hacia la Iglesia y el gobierno, además de la inclusión de las costumbres y el habla popular de su natal Sinaloa.

Cursó estudios de Arte Dramático en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la Universidad de La Sorbona, Francia; la Universidad de Vicennes “Stages du Théatre”; en la Universitá degli Studi di Siena y la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Entre sus obras destacan El camino rojo a SabaibaEl jinete de la divina providenciaLos negros pájaros del adiós y Los camaleones, además de ser el fundador del Taller de Teatro de la Universidad Autónoma de Sinaloa (Tatuas), en donde montó piezas con una abierta crítica hacia el abuso del poder.

Óscar Liera fue considerado el enfant terrible de la generación de 1984, sus obras tocaron temas polémicos tal es el caso de Cúcara y Mácara, farsa representada por la compañía Infantería Teatral, la cual causó revuelo la primera vez que fue presentada debido al tema anticlerical que manejaba. Incluso los actores que participaron en esta representación fueron agredidos por grupos religiosos. En tanto que en El Jinete de la Divina Providencia se acercó a la figura de Jesús Malverde, uno de los personajes más controvertidos por representar una especie de Chucho El Roto.

Además de presentar críticas sociales en sus obras, Liera también desarrolló temas como la soledad del individuo y su necesidad de establecer relaciones a pesar de poner en riesgo su vida, tal es el caso de la puesta Dulces compañías.

Raúl Olvera en su ensayo El accidentado viaje de Óscar Liera, publicado en La Jornada Semanal en 2011, asegura que, junto con Elena Garro, Liera es uno de los poetas dramáticos que alcanzó mayor altura en cuanto a la expresión:

“La poesía, desde luego, no sólo está en el lenguaje, sino principalmente en las situaciones que rompen con el realismo casi asfixiante del teatro nacional; con todas las actualizaciones y puestas al día que se quiera, enfocado hacia una realidad social –de ahí que siempre linde con el costumbrismo– y no una realidad individual, más bien liminar”.

Por su parte, el crítico literario Geney Beltrán, en su texto Teatro escogido de Óscar Liera, publicado en la revista Letras Libres, consigue identificar tres etapas a lo largo de su labor creativa.

“El primer Liera –de Las Ubárry (1975) a La piña y la manzana (1979)– es fársico: los personajes buscan huir a una esfera soñada, merced al dinero, la descendencia o un estilo diferente de vida, pero, con la complicidad de su tendencia a los declives, terminan traicionándose, deglutiéndose entre sí con escarnio…”

En el segundo núcleo destaca un hiperrealismo al que califica como brutal ante una extrema violencia verbal y física como ocurre en Repaso de indulgencias (1984) o casos en los que un protagonista se eleva de la mediocridad para dar paso a un vengador como se presenta en Bajo el silencio (1985) y Un misterioso pacto(1987).

“Existe un tercer Liera, el brillante dramaturgo de una forma nueva de la épica regional. Éste daría sus primeras señales en el conflicto endogámico de Las juramentaciones (1983) e incluiría la tríada de El oro de la revolución mexicana (1984), El jinete de la divina providencia (1985) y Los caminos solos (1987). La geografía y el habla son las del estado de Sinaloa, pero ambas se ven trascendidas por la construcción onírica y lírica que viene de lo legendario…”

La vigencia de Óscar Liera está presente en compañías teatrales no sólo en México sino también en el extranjero, es el caso de Artistas y Punto que bajo la dirección del mexicano Lidio Sánchez presentó en mayo de este año en Madrid, España, la obra El camino rojo a Sabaiba, en la que Liera combina el realismo mágico con una historia de venganza, poder, miedo y pasión, además de contar con un lenguaje lleno de poesía y crítica social.

El trabajo de uno de los máximos representantes de la Nueva Dramaturgia Mexicana ha influenciado de tal manera a la compañía que previamente montó Dulces compañías, en la que se indagan las tensiones provocadas por el aislamiento social y el rechazo.

Información: CGP

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