Una sexualidad saludable, elegida, placentera, sin riesgo y libre de coerción, discriminación o violencia es central para la salud física, fisiológica y mental de las personas y comunidades, asimismo, la salud sexual desde la perspectiva de derechos incluye el respeto a la igualdad y no discriminación, autonomía e integridad corporal y a la libertad de expresión.

En este sentido, las y los adolescentes y jóvenes deben gozar de sus derechos sexuales, así como de las garantías para su protección, sin distinciones motivadas por origen, género, edad, discapacidades, condición social, condiciones de salud, religión, opiniones, preferencia, orientación sexual, identidad de género, estado civil o cualquier otra circunstancia que atente contra la dignidad humana.

Para contribuir al ejercicio de la salud sexual, las personas tienen derecho al acceso a métodos anticonceptivos seguros y eficaces que les permitan evitar embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual. Por esta razón, es fundamental que durante la Nueva Normalidad se garantice la continuidad de los servicios de atención a la salud sexual y reproductiva.

Desde el Consejo Nacional de Población, se promueve el ejercicio responsable de una sexualidad informada, plena y libre de cualquier forma de violencia o discriminación para todas las personas independientemente de su orientación sexual e identidad de género. Además, en el marco de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), se divulga la Cartilla de Derechos Sexuales de Adolescentes y Jóvenes, en la que se enlistan y explican 14 derechos[1].

A continuación se presentan algunos datos sobre la salud sexual y reproductiva de la población mexicana con base en la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) [2]:

  • El porcentaje de mujeres en edad fértil sexualmente activas (MEFSA) entre 2014 y 2018 pasó de 53.6 por ciento a 59.6 por ciento.
  • De acuerdo a grupos quinquenales de edad de las mujeres en edad fértil se encontró en 2018 que, 18.1 por ciento de las adolescentes (15 a 19 años) eran sexualmente activas, este porcentaje se incrementa entre las mujeres de 20 a 24 y de 25 a 29 años, a 52.4 y 68.1 por ciento, respectivamente; y entre las mujeres de 30 a 34 y de 35 a 39 se observa el más alto porcentaje, con 75.3 y 75.2 por ciento, respectivamente. Finalmente, en el grupo de mujeres de 40 a 44 años fue de 72.8 por ciento y en las de 45 a 49 años de 66.6 por ciento.
  • Al analizar la prevalencia anticonceptiva por grupos de edad de las MEFSA, se observó que, aumenta conforme avanzaba la edad, ubicando a las adolescentes con el más bajo porcentaje (59.9%), seguidas de las jóvenes de 20 a 24 (67.5%). A partir del grupo de mujeres de 25 a 29 años, el porcentaje de mujeres que usaban métodos anticonceptivos aumentó considerablemente a 72.5 por ciento, entre las de 30 a 34 años a 76.3 por ciento, de 35 a 39 años de 80.1 por ciento, y de 40 a 44 años de 81.1 por ciento y en las de 45 a 49 años en 78.7 por ciento.
  • En 2018, la mayor proporción de hombres que participó en la práctica anticonceptiva de la MEFSA se ubicó entre las adolescentes con 26.6 por ciento, seguidas de las mujeres de 20 a 24 años con 22.6 por ciento. Dicho porcentaje comienza a disminuir a 19.3 por ciento entre las de 25 a 29 años y 16.7 por ciento en las de 30 a 34 años, y lo mismo ocurre entre las mujeres de 35 a 39 años cuya proporción es mucho más baja de 14.7 por ciento, y entre las de 40 a 44 años de 13.5 por ciento y finalmente en las de 45 a 49 años de 11.2 por ciento.

El uso de métodos anticonceptivos en la primera relación sexual es el primer paso para que mujeres y hombres tengan una relación sexual segura y placentera:

  • En ese sentido, en 2018, basado en la edad mediana, es decir,  la edad a la que la mitad de las mujeres experimentaron un evento, se obtiene que, la mitad de las mujeres de 25 a 34 años tuvo su primera relación sexual a los 17.5 años, casi año y medio antes de que la mitad de estas mujeres se unieron por primera vez (18.9 años), y para usar métodos anticonceptivos (edad mediana 19.6 años) pasaron 2.1 años respecto a la edad mediana del primer encuentro sexual, es decir, transitaron por un periodo más amplio sin protección, para planear el nacimiento del primer hijo o hija y de prevenir Infecciones de Transmisión Sexual (ITS).
  • Asimismo, se observa que entre 2014 y 2018, hubo un aumento en el porcentaje de MEF que usaron métodos anticonceptivos en la primera relación sexual al pasar de 34.3 a 40.2 por ciento.
  • En 2018, el porcentaje de uso de métodos anticonceptivos en la primera relación sexual por grupos de edad de las mujeres en edad fértil (MEF) fue de la siguiente forma: más de la mitad (60.4%) de las adolescentes (15 a 19 años) se protegieron en la primera relación sexual, seguidas por las mujeres de 20 a 24 años con 59.4 por ciento y las mujeres de 25 a 29 años con 53.3 por ciento.
  • Los grupos de edad en que las mujeres que menos previnieron un embarazo no deseado o planeado, así como de contraer una ITS en el primer encuentro sexual, corresponde a las de 30 a 49 años, con porcentajes por debajo del 50 por ciento, presentando el menor en las mujeres de 45 a 49 años con 21.3 por ciento, las de 40 a 44 años lo hicieron en una cuarta parte (25.2%), solo una tercera parte de las mujeres de 35 a 39 años tuvo precauciones en ese primer encuentro sexual y las mujeres de 30 a 34 años que no se protegieron de un embarazo no planeado o deseado fue de 42.1 por ciento.
  • Del total de MEF (59.8 por ciento) que no usó métodos anticonceptivos en la primera relación sexual, el 28.5 por ciento manifestó que el evento sucedió inesperadamente, pues no planeaba tener relaciones sexuales, como segunda causa expresaron el deseo de embarazarse (24.4%), la tercera fue porque no conocía o no sabía dónde obtener o cómo usar los métodos anticonceptivos (24.2%). No menos importante, poco más de una de cada diez mujeres, no creyó quedar embarazada (11.0%) y otra razón (10.5%), asimismo, todavía 1.5 por ciento de las MEF declaró la oposición de la pareja o que ella no estaba de acuerdo en usar anticonceptivos.
  • Entre las razones de no uso de métodos al iniciar la vida sexual en las adolescentes, se encontró que 36.5 por ciento no planeó el evento, el 17.3 por ciento desconoce los métodos o su uso; seguido por el deseo de embarazarse con 16.1 por ciento. El 15.8 por ciento de las adolescentes no creían que podían quedar embarazadas y el 2.5 por ciento manifestó el desacuerdo de ellas o de su pareja al usar métodos en la primera relación sexual, no menos importante es el 11.8 por ciento de las adolescentes que expresó que el no uso se debió a otra razón.