Por: Grupo de Monitoreo y Restauración del Parque Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc.

Ecosistemas centinela

Los arrecifes de coral constituyen uno de los ecosistemas más diversos y complejos del planeta. Poseen gran variedad de hábitats, con procesos biológicos y ecológicos altamente complejos. Sin embargo, su permanencia está amenazada, ya que se encuentran sometidos a diferentes presiones de origen climático y antrópico. Particularmente, el cambio climático ha modificado patrones de diversidad biológica y procesos ecológicos en todos los arrecifes de coral del mundo, ocasionando cambios en los ecosistemas y disminuyendo los beneficios que obtenemos de ellos (servicios ambientales).

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Los arrecifes de coral que se encuentran en el Parque Nacional Costa Occidental de Isla Mujeres, Punta Cancún y Punta Nizuc (PNCOIMPCPN) cuentan con datos de monitoreo biológico y ecológico de más de 23 años, motivo por el cual son considerados “centinelas del Caribe mexicano”, ya que al tener datos físicos y biológicos suficientemente robustos y continuos para detectar cambios globales, es posible estudiarlos a diferentes escalas de tiempo y espacio[1]. Esta información es sumamente importante, ya que permite avanzar en la comprensión de los procesos estructurales, funcionales y ecológicos de la correlación resiliencia-cambio climático.

[1] Yáñez-Arancibia, A., J. W. Day, R. R. Twilley y R. H. Day, 2014. Manglares: ecosistema centinela frente al cambio climático, Golfo de México. Madera y Bosque, 20: 39-75.

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Asimismo, el Programa de Adaptación al Cambio Climático (PACC) del Área Natural Protegida considera como una importante línea de acción el impulso del monitoreo y conservación participativa ante los efectos del cambio climático, a través de monitoreo participativo y la ciencia ciudadana.

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Los arrecifes del PNCOIMPCPN poseen una gran diversidad de especies, entre los que destacan los corales del género Acropora, catalogados como sujetos a protección especial en la NOM-059-SEMARNAT-2010. Para conocer más sobre las especies que habitan el parque, te invitamos a revisar su Guía de Especies Marinas.

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Monitoreo de arrecifes de coral

Desde 1997, con la finalidad de elaborar el Programa de Manejo del área natural protegida, se realizó una de las primeras caracterizaciones de los arrecifes de coral de Cancún. Esa primera caracterización incluyó registros de corales, algas, esponjas y peces. Un año después, se llevó a cabo la caracterización exclusiva del área de Punta Nizuc, adicionando un análisis de relación entre la condición coralina y el número de visitantes. En el año 2000, se iniciaron acciones de restauración en el arrecife Cuevones, en donde se trasplantaron fragmentos de coral de la especie Acropora prolifera.

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Para el año 2001, se realizó una segunda caracterización de todos los arrecifes del parque, complementándose la información con estudios socioeconómicos para la actualización del Programa de Manejo. A partir de 2005, se implementó un programa de monitoreo biológico permanente y después de los huracanes Iván (2004), Emily (2005) y Wilma (2005), se llevaron a cabo proyectos de restauración de corales con pescadores y prestadores de servicios turísticos de Cancún e Isla Mujeres. Desde el año 2006, el parque realiza anualmente monitoreo de datos físicos y biológicos, utilizando metodología estandarizada en transectos permanentes, en seis unidades arrecifales representativas (Figura 1).

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Figura 1. Ubicación de los sitios de monitoreo permanentes en el PNCOIMPCPN.

Principales hallazgos

Para evaluar la condición arrecifal, se seleccionaron indicadores que funcionan como señales de alerta temprana y constituyen una herramienta de diagnóstico para evaluar la efectividad de las medidas de manejo implementadas en parque.

El monitoreo realizado de 1997 a 2018, reveló que en el ecosistema ha ocurrido

un proceso conocido como “cambio de fase”, que consiste en el intercambio de dominancia de corales a algas. Esta alteración ocurrió en el año 2001, como resultado del impacto de la tormenta tropical Keith (2000), el huracán Isidoro (2002), el huracán Wilma (2005) y la tormenta tropical Dean (2007), ocasionando una fuerte disminución de la cobertura de corales y el incremento de algas (Figura 2).

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Figura 2. Cobertura de corales y algas durante el periodo de 1997 a 2018 en el PNCOIMPCPN.

Actualmente, la tendencia indica un ligero incremento en la cobertura de corales, lo que supondría un aumento en su resiliencia (natural), reforzada con el acompañamiento de las diferentes acciones de restauración que se han realizado en el Área Natural Protegida (viveros de coral y restauración de corales en sitios altamente degradados).

Con relación a la densidad de peces (individuos/m2), se observa que después del huracán Wilma (2005), éstos presentaron una buena capacidad para recuperarse de un impacto tan fuerte, lo cual muestra su alta resiliencia ante los efectos adversos del clima. No obstante, en los últimos años este grupo ha presentado una tendencia a la baja, con una considerable disminución a partir de 2010 (Figura 3).

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Figura 3. Densidad de peces (ind/m²) por sitio durante el periodo comprendido entre 1997 al 2018 en el PNCOIMPCPN.

Este descenso se debe a las condiciones biofísicas del mar Caribe, como los intensos periodos de estrés térmico, la arribazón atípica de sargazo, el blanqueamiento de corales, la intensas actividades de tormentas y huracanes y, muy recientemente, la pérdida de tejido vivo y la muerte masiva de corales en el Caribe mexicano, además de una caída en la producción pesquera de recursos bentónicos, como el camarón y langosta, en la zona del Caribe mexicano y en las zonas de captura de la Península de Yucatán.

Condición actual a 23 años de monitoreo

La condición de los arrecifes del parque es variable, aun cuando hay sitios que presentan una condición óptima, hay lugares en donde el estado es crítico. A pesar de ello, los datos reflejan que en los últimos años (2016 al 2018) la condición de los sitios, de manera general, se ha mantenido estable.

Estos resultados reflejan las estrategias de conservación que se han implementado en el parque, como la creación de sitios de descarga turística, acciones de restauración de corales, colocación de dispositivos agregadores de peces y una continua supervisión/control de actividades náutico-recreativas en el área, con lo que  se ha logrado el mantenimiento de los ecosistemas arrecifales coralinos del lugar, con la participación de los distintos sectores.

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No obstante, aun hace falta relacionar la condición arrecifal con los efectos que generan las actividades turísticas, específicamente el buceo libre y autónomo, por lo que es necesario llevar a cabo evaluaciones minuciosas y robustas de sus impactos en los sitios de monitoreo.

La contingencia ocasionada por el virus SARS-CoV2 (COVID-19) ha permitido que actualmente los arrecifes de coral se encuentren en una fase de “descanso”, favoreciendo que la fauna poco a poco vuelva a colonizar esos hábitats. Sin embargo, a pesar del beneficio ambiental observado, el panorama social y económico es complicado: se estiman pérdidas en el sector pesquero y de servicios náuticos-recreativos de Isla Mujeres y Cancún de hasta $64 millones de pesos mensuales.[1]

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La comprensión de estos resultados y de nuestra actual realidad es fundamental para un manejo exitoso ecosistémico integrado en el Área Natural Protegida. El monitoreo debe continuar en el parque, incluyendo la medición de variables físicas y biológicas para comprender mejor los procesos estructurales, funcionales y ecológicos de la correlación resiliencia-cambio climático. Asimismo, los sectores beneficiados de los servicios ambientales que brindan los arrecifes de coral deberán valorar y participar en la conservación de esos ecosistemas de una manera mucho más activa.

[1] Estimación realizada por el grupo de monitoreo y restauración del Área Natural Protegida con base a encuestas realizadas al sector pesquero y de servicios náutico-recreativos de Isla Mujeres.

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