Hoy, el acceso creciente a métodos de prevención, diagnóstico, atención y tratamientos eficaces, ha permitido una respuesta integral centrada en los derechos de todas las personas.
Aunque la epidemia por VIH está lejos de ser controlada, la disminución de nuevas infecciones es resultado de la aplicación eficaz de estrategias de prevención combinada. Dicha estrategia describe a un conjunto de programas comunitarios fundamentados en los derechos humanos y la evidencia científica, que promueve la implementación de intervenciones biomédicas, comportamentales y estructurales, diseñadas para satisfacer las necesidades de prevención de las comunidades y las poblaciones clave, como son: los hombres que tienen sexo con hombres, las personas trabajadoras sexuales, las personas trans, aquellas que se inyectan drogas y las personas privadas de la libertad.