El ingeniero alemán Carl Benz, quien diseñó en 1885 el primer automóvil impulsado por un motor de combustión interna, aseguró por aquellos años, que el mercado masivo de automotores sería limitado, no habría más de 1 millón de personas capacitadas para conducir en todo el mundo.

Es muy complicado siquiera imaginar cuántos millones de seres humanos han conducido un automóvil durante más de un siglo, pero al menos sabemos que durante el año 2021 alrededor de mil 420 millones de automotores transitaron por las calles y carreteras del orbe.

A diferencia de lo imaginado por el empresario alemán, la conducción de automóviles es una actividad habitual y sencilla para gran cantidad de personas. A pesar de ello, aún se carece de un modelo global satisfactorio de cómo aprender esa habilidad y persiste la duda respecto a varios aspectos específicos del comportamiento de la conducción.

Pero en contraparte a la habilidad y astucia desarrollada por quienes conducen, estadísticas advierten que alrededor del 90 % de los siniestros viales se relacionan con diferentes tipos de errores y fallas humanas. En este contexto, es fácil entender por qué buena parte de la psicología del tránsito se ha concentrado en conocer los factores comportamentales que afectan la seguridad, y en identificar y evaluar medidas de intervención focalizadas en las personas.

De acuerdo a un estudio de la American Drivers Association, durante el 2020, se comprobó que quienes hablan por teléfono al conducir, entran en periodos de distracción y tienen más probabilidades de sufrir accidentes, que quienes manejan en silencio.

En cuanto a la conexión entre la salud mental y la conducción, se ha observado cuan potencialmente peligrosas son las distracciones para la salud y seguridad en las carreteras; es siempre útil concentrarse en una tarea a la vez para mantener el mayor índice de seguridad posible.

Al respecto, especialistas del tema explican que la denominada “psicología del tránsito” es una ciencia que estudia cómo la conducción es una habilidad que ha evolucionado con el tiempo. Investigaciones sobre el tema permiten un mayor entendimiento sobre las formas de conducir de las personas, así como las capacidades para controlar lo que sucede a su alrededor y entorno.

Por ejemplo, las personas que están aprendiendo a conducir, por lo general, ponen toda su atención y concentración a lo que tienen que hacer: mirar los retrovisores, frenar, acelerar, cambiar las velocidades, poner las intermitentes, la ruta a seguir, la velocidad,  los giros, las señales, etc.

Por su parte, quienes ya tienen más experiencia al volante fluyen de forma más segura y hasta cierto punto  de forma “automática” pues estas acciones se realizan con mayor rapidez sin tener que prestar atención específica a cada una de ellas.

En este punto las personas que conducen no solo se concentran en la carretera fijamente, cuentan con la capacidad para evitar situaciones peligrosas al ser conscientes no solo del camino, también de sus alrededores. Sin embargo, el tipo de conducción puede variar por múltiples factores,  e incluso llegar a ser una conducción subconsciente. Al respecto la “psicología de la conducción”,  ha catalogado estas variantes de la siguiente manera:

 Conducción distraída: La persona al volante aparta la vista del camino; sueña despierto, usa celular, cambia la radio, busca objetos, hace dos cosas al mismo tiempo. Es una amenaza en la carretera, se estima que está involucrada en más del 30% de los accidentes.

Conducción inquieta: En este caso, quien conduce excede el límite de velocidad, cambia de carril bruscamente, maniobra e incluso colisiona.

Conducción emocional: Las personas muestran señales de enojo, nerviosismo y/o tristeza, sus sentimientos afectan sus decisiones racionales, tiende a la indecisión, abusa de los frenos, maneja por debajo de los límites de velocidad.

Conducción nueva: Las personas que comienzan a conducir pueden estar bastante confiadas o a veces asustadas.

Conducción con fatiga: A menudo se trata de personas que conducen camiones y transportes de carga, sin embargo cualquier persona está propensa a esta situación.

Conducción consciente: Es la manera de conducir de quienes están concentrados en su tarea y no prestan atención a lo que no sea importante para la conducción, ni se dedican a pensar en otras cosas.

Conducción subconsciente: Las personas, actúan con altos niveles de automatismo al realizar la conducción de un vehículo, es decir, sustraerse por lapsos de la conciencia plena, atenta y reflexiva a lo que sucede frente del vehículo.

Estas categorías pueden aplicar para todas las personas ya sea en diferentes periodos, o incluso presentar más de una en un mismo momento.

Si partimos del supuesto de que conducir un vehículo automotor es una actividad sencilla y habitual, pasamos por alto que el entorno y la subjetividad puede representar para cada persona que la conducción se convierta en un tipo de actividad compleja, que requiere capacidad para seleccionar, dividir y mantener plena atención durante el tiempo de permanencia al volante.

Es necesario tener en cuenta que el cerebro humano realiza muchas tareas sin la intervención de la atención consciente, simplemente la persona al volante sigue conduciendo pero sin activar todas las áreas cerebrales involucradas en la conducción consciente.

Las personas que conducen subconscientemente pueden dirigir el coche, hacer giros, cambiar de marcha y mirar a la carretera, prácticamente de forma automática. De hecho, se debe tener en cuenta que el cerebro humano realiza muchas tareas sin la participación dela atención consciente, sencillamente sigue conduciendo pero sin activar todas las áreas cerebrales que participan en la conducción consciente.

Si a esto le sumamos los otros tipos de conducción, manejar se puede convertir en una práctica bastante riesgosa. Como podemos observar, es un tema con muchas aristas que sin duda nos debe llevar a más reflexiones y análisis ya que surgen muchas incógnitas al respecto, en especial aquellas que tienen que ver con la seguridad vial al adoptar estas conductas mientras se maneja, preguntas que hasta el momento las y los especialistas en el tema no han podido dar una respuesta concreta.

Es por ello que en CAPUFE hacemos un llamado para realizar una conducción responsable, acatar las medidas de seguridad como lo son: respetar los límites de velocidad, usar cinturón de seguridad, respetar los señalamientos y evitar conducir en situaciones de cansancio, en aquellas que se puedan ver afectadas las emociones, o tras haber consumido bebidas alcohólicas u otras sustancias o medicamentos que puedan influir en este proceso. Asimismo, prestar siempre atención al camino.

 

 

FUENTES:

https://www.universitatcarlemany.com/actualidad/que-es-la-psicologia-aplicada-la-conduccion-y-seguridad-vial

https://www.um.es/docencia/agustinr/pca/textos/cogniconduc.pdf

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/b/benz.htm

https://www.redalyc.org/pdf/3331/333127105007.pdf

https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/viaje-cerebro-conductor-temerario_17391

https://www.researchgate.net/publication/335723883_La_influencia_de_la_conduccion_subconsciente_en_la_seguridad_vial