La celebración de el Día de Muertos nos identifican como mexicanos, es una tradición en la que se que convoca a la memoria de los que ya no estan y se les ofrendan alimentos y bebidas para dialogar y convivir con su recuerdo.

Esta celebración se realiza en diversos puntos del país; se cree que los difuntos tornan durante la noche de los dos primeros días del mes de noviembre para compartir los altares y sabores que sus parientes vivos les brindan.

Las ofrendas contienen varios elementos como papel picado, velas, copal, sal, agua, flores de cempasúchil, flor de terciopelo, calaveras de azúcar con el nombre del difunto y diferentes elementos cargados de simbolismos resultado de la mescla de la cultura prehispánica e hispana.

Sin embargo la comida es uno de los elemento más importante en los altares para recordar a los difuntos, los productos del campo se hacen presentes a través de bebidas, guisados tradicionales, frutas de temporada: jícamas, naranjas, mandarinas, cacahuates, plátanos, caña de azúcar, tejocote, sin olvidar el pan de muerto, la calabaza tacha y el camote no pueden faltar para honrar a aquellos que ya no están.

Antes de la llegada de los españoles, las ofrendas además de dedicarse a los muertos, eran relevantes en la agricultura ya que los nativos temían la perdida de la siembra y hacían ofrendas y sacrificios como retribución para sus dioses.

En la epoca prehíspanica se realizaban dos festividades, una para los muertitos y otra para los muertos grandes conocidas como Miccailhuitntli y Ueymacailhuitl; mientras que los españoles cebraban el Dia de todos los Santos y los Fieles Difuntos.

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