Dentro del mundo del séptimo arte existe toda una cadena de producción que da vida a extraordinarias películas que han llegado a pasar a la historia. En México, el cine ha requerido de diversos organismos para su desarrollo, de los cuales el extinto Banco Nacional Cinematográfico (Bancine) constituye un ejemplo. Esta institución fue una de las principales organizaciones bancarias del siglo XX en financiar el cine nacional, aquí te contamos cómo surgió esta banca cinematográfica a través de los documentos del fondo Bancine que se resguardan en el Archivo General de la Nación (AGN).

Los orígenes de Bancine se remontan al 14 de enero de 1942,[1] cuando se estableció el antiguo Banco Cinematográfico S.A., el cual comenzó sus operaciones con un capital de un millón de pesos, monto que se incrementó año con año. Esta empresa bancaria era dirigida por un Consejo de Administración integrado por accionistas y comisionados.

Entre los principales objetivos iniciales de esta banca estuvo el establecerse como una empresa productora y distribuidora de películas, así como proporcionar los fondos para los diversos sectores de la industria cinematográfica de aquella época. Para lograr su primer objetivo y posicionarse como una de las mayores distribuidoras de películas, el Banco Cinematográfico se asoció con la empresa productora y distribuidora Grovas, S. A., se suscribió el 51% del capital social de dicha empresa, lo que ascendía a cerca de 600 000 pesos de entonces, mientras que el otro porcentaje fue proporcionado por Jesús y Adolfo Grovas, así como Juan Bustillo Oro y Fernando de Fuentes.

El negocio de la distribuidora Grovas, S. A. llegó a representar todo un desafío. A los pocos meses de operación los principales socios minoritarios decidieron separarse de la empresa, ya fuese mediante la renuncia a sus cargos o con la venta de sus acciones. Esta posición de los socios se debió en gran parte a la elevación de los costos de producción y adquisición de materias primas para llevar a cabo los procesos de distribución de películas nacionales, lo que ocasionaba bajas ganancias. Tan sólo en el primer año, el Banco Cinematográfico apenas pudo obtener una utilidad de 21 000 pesos de los más de medio millón de pesos que había inyectado a la empresa;[2] no obstante, logró mantenerse a flote gracias a la asociación con Cinematográfica Latina Americana, S.A. (Clasa), la cual dio un nuevo aire a la empresa con la creación de la compañía Clasa Films, S. A. de C. V.

En el caso del financiamiento de la industria cinematográfica nacional, el Banco Cinematográfico estableció como política no hacer préstamos mayores al 50% del costo de producción total de la película. Aunque esta regla no aplicó para la productora filial Grovas, pues obtuvo, en un inicio, préstamos por el 100% del costo de producción. Además, se determinó no llevar a cabo préstamos de alto riesgo, por lo que evitaron trabajar con estudios cinematográficos o productoras que no estuvieran consolidadas o sólidamente establecidas.

Una de las críticas con respecto al apoyo que proporcionaba el Bancine apuntaba que la institución favorecía únicamente a los intereses de los estudios Grovas y Clasa Films. Para acallar tales críticas, el Banco Cinematográfico señaló que durante su primer ejercicio había operado con la gran mayoría de productoras y casas fílmicas del sector de la industria cinematográfica nacional, salvo con dos o tres empresas.

A través de un informe de 1945 sobre préstamos y recuperaciones sabemos que el financiamiento del Banco Cinematográfico abarcó diversas casas fílmicas. De las 75 películas auspiciadas ese año, sólo 20 correspondían a la antigua compañía Clasa Films, S. A. de C. V., que llegó a recibir préstamos de hasta 600 000 pesos para filmes como El monje blanco y Vértigo, que fueron los más costosos de aquel año (imágenes 1, 2 y 3).

/cms/uploads/image/file/712810/2.jpg/cms/uploads/image/file/712811/1.jpg/cms/uploads/image/file/712812/3.jpgImágenes 1, 2 y 3. Lista de deudores al Banco Cinematográfico S.A. (1945).

 

 

[1]Antonio Espinosa de los Monteros, H. asamblea de Accionistas, Ciudad de México, 13 de mayo de 1943, en AGN, México Contemporáneo, Administración Pública Federal S. XX, Bancine, 1S. Gobierno, 1. Asambleas, caja 102, exp. 1063, f. 426.

[2] Ibidem, f. 2.

Esta información muestra que, efectivamente, esta banca privada llegó a colaborar con diversas productoras del país, aunque, también se puede señalar que llegó a favorecer los intereses económicos de su filial Clasa Films, S. A. de C. V. al proporcionarle un mayor presupuesto. Esto se traducía en una mejor producción y en la monopolización de las estrellas del cine mexicano. Las películas El monje blanco y Vértigo, mencionadas previamente, tuvieron como protagonista a la aclamada actriz mexicana María Félix. Su presencia podía convertirlas en películas taquilleras o, por lo menos, dotarlas de una mayor difusión o periodo de exhibición en las salas de cine.

Así fueron algunos de los momentos de los primeros años de operación del Banco Cinematográfico hasta 1947, año en que pasó a manos del Estado y se convirtió en el Banco Nacional Cinematográfico, lo que contribuyó al financiamiento de otras productoras pequeñas o independientes. Éstas ofrecían una mayor posibilidad de contar historias nuevas, alejadas de las fórmulas tradicionales y comerciales de la Época de Oro del cine mexicano. Sin embargo, esto trajo otros problemas como la selección y exclusión de algunas casas productoras desde las instituciones gubernamentales, pero esta situación amerita ser analizada en otro artículo.

Referencia de las imágenes:

Imágenes 1, 2 y 3[JRME1] . Bancine, Lista de préstamos y recuperaciones de 1945, marzo 1946, en AGN, México Contemporáneo, Administración Pública Federal S. XX, Bancine, 1S. Gobierno, 1. Asambleas, caja 102, exp. 1063, fs. 81, 82 y 83.